Crítica de Moon
Presentado por todo lo alto en el 42º certamen del festival de cine fantástico de Sitges, Moon es el primer trabajo de Duncan –Bowie Jr.- Jones tras las cámaras, y con él no sólo ha llegado el que, hasta la fecha, se convierte en el primer estreno esperado que no decepciona, sino que supone el primer rival serio para arrebatarle a Canino el premio a la mejor película de la presente edición.
Con un magnífico Sam Rockwell como protagonista absoluto (si se obvia a Kevin Spacey, quien tan sólo presta su voz), la película parte de una idea del propio Jones según la cual un astronauta está a punto de cumplir sus tres años de trabajo en la Luna, nueva fuente de energía para la humanidad, donde ha podido relacionarse únicamente con GERTY, una suerte de HAL 9000 con emoticones encargado de ayudar al humano en sus tareas.
A punto de ver realizado su sueño de volver a casa tras tanto tiempo aislado, la irrupción de un extraño no del todo desconocido trastoca sus planes.
Con 2001: Una Odisea del Espacio como principal y obvio referente, Moon es, ante todo, una película necesaria.
Necesaria porque, salvo algún que otro atrevido (léase Danny Boyle), muchos parecían haber confundido la ciencia-ficción con un conglomerado de otros géneros ambientados, eso sí, en el espacio/futuro. De este modo, todo apasionado del scifi debía conformarse con tristes blasfemias como la reciente Pandorum (que no es más que un Resident Evil en una nave) o con repasar, directamente, algún clásico de culto. Ahora, por primera vez en mucho tiempo, aparece un proyecto arriesgado y honesto, verdadero apasionado del género y, por consiguiente, dedicado principalmente a sus devotos. Quien espere en ella terroríficos alienígenas, efectismos de cualquier tipo o montajes acelerados, quedará hondamente decepcionado ante un director seguro de sí mismo y consciente de su potencial (y sus limitaciones): Moon es una película gestada desde la elegancia y el clasicismo, con bellísimos planos exteriores, ágiles secuencias de considerable duración y tiempo de sobras para degustar todo lo que aparece en pantalla.
De hecho, ni siquiera busca maquillar escasez de recursos (evidentemente, se nota la diferencia entre los 5 millones de dólares invertidos en ella y los más de 200 de Transformers 2) ya que, a fin de cuentas, no resulta necesario ante el buen hacer de su director. En conjunto, al final todo fluye con armonía técnica y artística, resaltando la originalidad por encima de la limitación.
Moon también se hace necesaria por su argumento de obligado esfuerzo por parte del espectador. No se trata de cine de palomitas, no se puede asistir a su proyección sin prestar la atención necesaria, y no porque sea complicada de seguir (nada más lejos) sino porque se trata de un film que va mucho más allá de su principal entramado, buscando reacciones en el público ante temáticas como la clonación o la energía alternativa. Aparece aquí, por tanto, la que es una constante en la película: una grata sensación de dimorfismo temporal que ubica a la opera prima de Duncan Jones tanto en el cine más actual como en el de hace unas décadas, cuando a parte de ingresar dinero, la ciencia ficción buscaba decir algo a su público.
Por último, se hace imprescindible para mantener la esperanza en un cine de calidad. Jones y Rockwell (Moon no habría sido posible sin alguno de los dos) han creado una película perteneciente a un género costoso, con un presupuesto ínfimo (el propio Duncan Jones bromeaba en la rueda de prensa diciendo que si no había ninguna canción de David Bowie era porque sus derechos resultaban demasiado caros) y por tanto dando protagonismo a la originalidad y el propio argumento. Se convierte en una propuesta sumamente ingeniosa e inteligente, que huye de superproducciones tanto en el fondo como en la forma.
Se trata de un drama íntimo y minimalista, de pequeñas proporciones pero enormes objetivos, a los que alcanza con tranquilidad.
Quizás no sea una película perfecta en todos sus sentidos, pero desde luego, “Moon” significa el descubrimiento de un director con gran potencial (¡se trata de su debut!), la confirmación de un actor tremendo como es Sam Rockwell, y el feliz rendez-vous con un género que parecía, en su esencia, olvidado.
Interesante propuesta para todo cinéfilo, y totalmente imprescindible para el aficionado a la ciencia-ficción.
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Propuestas como Moon demuestran que el cine no entiende de presupuestos cuando priman las ideas, ya sean argumentales (no es el caso habida cuenta de sus referencias) como narrativas. O cuando lo hace la voluntad. Una película estimulante como pocas.
A mi me ha parecido una de las películas más interesantes de este año entre otras cosas por recuperar ese espíritu de la ciencia ficción más pura y como tu dices huir de convertir la ciencia ficción en un cajón desastre donde cabía el terror o la acción descerebrada…
Los referentes sin duda magníficos y la profundidad del viaje interior/exterior prodigiosa…
Una de las pelis salvables del festival…y que además me ha servido para descubrir a su actor y a su director…qué grande Duncan Jones!!! Espero que gane! saludetes desde el centro de operaciones, mi capitan!
pues sí, gran película, sin duda, que incluso mejora cuando más se piensa en ella.
Ojalá el amigo Duncan siga por esta senda y explote su potencial "fantástico"!
EME, sigo diciéndote que a la que podamos disfrutamos de "Confesiones de una mente peligrosa". Magnífico Rockwell… Duncan,a ver qué sale de él! Saludos desde el segundo centro de operaciones, en St Just…ju!
Saludos a los dos!
Una gran pelicula, lo que más me agradó fue el aroma a añejo que desprende, parece hecha entre Alien y Atmosfera cero. Un gran guión y grandes también la interpretación y la dirección.
pues sí, película de ciencia ficción que realmente homenajea a los clásicos desde el conocimiento de quien debe de haber visto todas y cada una de las cintas de género existentes!!
salud, rocknrolla