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Crítica de Mr. Right

Qué suerte ha tenido Paco Cabezas. Tras dirigir la notable Carne de neón, el sevillano dio el salto y se pasó a la industria hollywoodiense, pero arrancó con un paso en falso con forma de Tokarev, cinta de acción protagonizada por Nicolas Cage. Ahora bien, algo raro había en ella: la crítica la puso a caer de un burro, como todo lo que toca el protagonista de El ladrón de orquídeas… pero habló de su mejor interpretación en años; como lo había sido la de Mario Casas en la recién citada película española, emulación sin complejos del cine de Guy Ritchie. Bien, pues en Mr. Right prácticamente todo sale mal, a excepción de un elemento lo suficientemente atinado como para salvar el asunto y no sólo: después de ella, Cabezas ha firmado un contrato para encargarse de algunos episodios de Penny Dreadful, así que si acaso, le ha hecho más bien que mal. El elemento, claro, es su tándem de protagonistas, una pareja formada por Anna Kendrick y Sam Rockwell de química lo suficientemente intensa como para de la castaña que podíamos habernos dado, acabemos disfrutando como enanos con la película.

Su argumento es una excusa de corte totalmente clásico, puesta al día de una screwball que bien podrían haber interpretado hace lustros Cary Grant y Katherine Hepburn: una chica pilla la infidelidad de su novio, se hunde en la miseria, y se aferra a un flamante conocido de quien se enamora perdidamente tomándose a guasa las historias que le cuenta… de su vida como asesino en serie. Él derrocha encanto por los cuatro costados, su belleza quizá no sea clásica pero sí su caballerosidad hacia ella. De no ser porque mata a gente, sería el tío perfecto. Enredos a tutiplén de arranque aterrador (ella puede sacar de quicio a más de uno por su enervante crisis emocional), pero devenir algo más pacífico, y no porque la cinta haga especiales méritos. Cabezas, que promociona Mr. Right tildándola de la mezcla entre Taxi Driver y Cantando bajo la lluvia, sigue demostrándose hábil tras la cámara, pero impersonal. Ahora satura cada fotograma como si de una fábula se tratara, y busca con la ayuda de su ágil montaje un discurso ligero que se confunde rápidamente con un capítulo televisivo de la mid season alargado. Pero ahí está Rockwell con una mueca que se salga de lo establecido, Kendrick con una inocente sonrisa abrumadora.

Es la fórmula que nunca le falla. ¿Que la banda sonora tampoco mata, y la cámara tampoco es que se mueva a las mil maravillas para recoger una coreografía? Ahí estará el actor sacándose unos pasos de baile (literalmente: baila mientras ejecuta) para provocar carcajadas. ¿Que los exabruptos de violencia visual, que el film pide a gritos, se quedan en timoratos chorretones de sangre? Ahí estará Kendrick con ojos de alucinada soltando un chascarrillo. Juntos, su personalidad desborda la pantalla, y al final a uno ya le da igual la decepcionante vulgaridad del conjunto, sólo quiere seguir a esta inesperada pareja en su inesperado cuento de hadas. La prueba está en los minutos en que ella se ve obligada a permanecer callada, y él desaparece de la pantalla: el ritmo cae en picado, se nos saca de un mamporro de la ilusión para mostrarnos la dura realidad de Mr. Right, viéndonos obligados a seguir un argumento que no nos interesa, porque ni nos sorprende ni nos lo han contado con convencimiento. Pero es igual, porque luego ya vuelven ellos a darse besitos, decirse chistecitos, matar a alguien entre risitas o bailar un poquito. Endorfina en vena.

No sé hasta qué punto sea lícito que el director, voluntariamente o no, haya limitado todo a la carta de su reparto. Pero la realidad es que con todos sus males, Mr. Right acaba funcionando, si lo que se espera de una película es que entretenga al espectador. Benditos actores…

 

Trailer de Mr. Right

 

 

Valoración de La Casa
  • Carlos Giacomelli
2.5

En pocas palabras

Una comedia de acción francamente tonta y decepcionante, pero salvada in extremis por un dúo protagónico de muy buen nivel.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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