Crítica de Muertos para mí (Primera temporada)
Digámoslo ya: la baza para el éxito de Muertos para mí es el dúo protagonista. Que sea una comedia, un drama, un musical o un documental sobre tipologías de ladrillos, da lo mismo. Christina Applegate y Linda Cardellini nunca han tenido excesiva suerte en su carrera como actrices. Y para esta ocasión, han puesto toda la carne en el asador para que su serie conjunta tirase para delante: protagonizan, claro, pero también producen junto a la ayuda de amiguetes de la talla de Will Ferrell. Es, en definitiva, un esfuerzo por darse el gustazo.
Y es que ahora que ya ha pasado su gran oportunidad porque, sic, han rebasado la barrera de los 40, se han hecho con sendos roles principales para la serie que Liz Feldman (escritora para Ellen DeGeneres, las ceremonias de los Oscars o diversos episodios de Dos chicas sin blanca) ha creado para Netflix pero, la verdad, se diría que pensando más en el tándem Applegate-Cardellini que otra cosa. Las dos actrices tienen una vis cómica incuestionable, al margen de que hayan llegado a explotarse o no; pero también son de aquellas intérpretes que consiguen conectar emocionalmente con el espectador. Y en Muertos para mí la clave está justamente ahí: en divertir, pero también empatizar, por vía de una dramedia que versa sobre el nacimiento de una curiosa amistad entre dos mujeres que asisten a un grupo de ayuda a personas que acaban de perder a un ser querido. Por delante quedan diez episodios de menos de media hora, con momentos para la risa, la emoción, la intriga y los mil y un líos; pero sobre todo, con campo abierto para que el reparto demuestre su valía actoral, muy especialmente cuando a las dos les toca además compartir plano. Ahí se pegan el gustazo, sí… pero también nos lo pegamos nosotros.
No es que Muertos para mí sea la obra definitiva. Al contrario, se trata de una serie bastante del montón, que propone un batiburrillo emocional demasiado dispar como para acabar cuajando. Feldman ha compuesto un híbrido entre Better Things y Mujeres desesperadas donde si bien prime un espíritu distendido, se salta del gag al drama, luego al thriller, y luego al gag otra vez, no siempre con perfecta armonía. Un thriller que tiene mucha más relevancia de lo esperado: como ocurriera con las amas de casa de Wysteria Lane, en la serie que nos ocupa hay secretos y mentiras, dimes y diretes, concatenados a velocidad de vértigo y con un cliffhanger tras otro. La serie agota su fórmula antes de llegar a los episodios finales, pero hasta que eso ocurre, hasta que empieza a repetir demasiado alguno de sus trucos, se consume a base de alegres atracones. Netflix style.
Pero lo decía antes: todo esto da igual. Ritmo picado, thriller (de cuyo argumento nada podemos desvelar, por cierto), interés menguante… como si fuera una disertación sobre las costumbres del ornitorrinco. Aquí se viene a ver a Cardellini y Applegate. Cuando están juntas en pantalla, la serie gana enteros permitiéndonos formar parte de una relación la mar de maja y natural… al margen de todo lo que la rodea a nivel argumental, claro. Personajes sin pelos en la lengua, interpretaciones sutiles no exentas de carga emocional, en ocasiones, más allá de la ficción (se tocan algunos temas que tocan muy de cerca, en concreto, a Christina Applegate), restan importancia al agotamiento de sus vueltas de tuerca argumentales o al hecho de que, por separado, ambos arcos de personaje importen menos que de manera conjunta.
Al final queda un producto apañado, que es lo que cuenta: Muertos para mí no innova ni reinventa nada, es otra de las tantas series de consumo inmediato (olvido ídem) de la cadena de la gran N, sin capacidad alguna para remover a nadie en la comodidad de su sofá. Pero es también un producto hecho para disfrutar de un par de actrices que siempre han estado ahí, pero se las ha ido ignorando injustamente. Lo saben, se la resbala lo que podamos pensar a estas alturas de sus carreras, y eso se nota. Y se agradece. Si siguen así, que sigan llegando temporadas.
Trailer de Muertos para mí (Netflix)
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Netflix se saca de la chistera otra de sus series de piloto automático con una diferencia: Christina Applegate y Linda Cardellini consiguen que alce el vuelo cada vez que coinciden en pantalla. Y no son pocas veces.
Muy disfrutada y muy de acuerdo con la crítica. No es una gran serie. Pero ellas dos son tan buenas que le dan profundidad, significado, ironía…. Te enfrentan a un montón de sentimientos. Y el tono de dramedia funciona muy bien, te vas riendo y en el fondo tod@s dan mucha penita. Por mi también, que sigan.
Creo que han confirmado segunda temporada, no? Encantado estaré de verla, por mucho que ya haya olvidado todo de ella xD. Pero eso, celebro que estemos alineados!! (Ganas de saber tu opinión sobre The Dead Don’t Die)
Muchas ganas de verla. Esta semana cae. El otro día al leerte la crítica recordé que el último Jarmusch lo vi contigo, Paterson, we both hard enjoyed it. Ya le tenía ganas a The Dead Don’t Lie pero post-leerte, más. Creo que me gustará todavía más que a ti.
Ehey! Creo que este comentario no está en la entrada correcta, eh? ;) Y de hecho sí, Paterson es quizá de lo mejor que ha hecho este hombre en los últimos años… pero Los muertos no mueren tiene un 5 peladillo… a ver si la ves y te gusta más, yo lo intenté y durante un rato me reí, pero creo que la broma dura 20 minutos…