Crítica de Nada personal (Nothing Personal)
Una joven holandesa errante con una mochila cargada de problemas emocionales del tipo «me lo como todo y lo exteriorizo siendo una lunática intratable» se encuentra en plena escapada, nunca sabemos por qué, por la campiña encapotada de Irlanda. Un paraje escaso en contacto humano pero sobrado de extensiones campestres, vientos antipáticos, carreteras solitarias y un brutal peso melancólico.
Tras algún intercambio humano fallido, la joven -figura anónima de la que no se nos concede ni el nombre- irá a parar a una casa donde vive medio recluido un hombre maduro, Martin, casi tanto o más huraño que ella misma. Tan avinagrado, pero mucho más vivido que la joven. A cambio de cobijo, ella empezará a realizarle algunos trabajillos en el jardín y poco a poco irán intensificando su relación.
Tras algún intercambio humano fallido, la joven -figura anónima de la que no se nos concede ni el nombre- irá a parar a una casa donde vive medio recluido un hombre maduro, Martin, casi tanto o más huraño que ella misma. Tan avinagrado, pero mucho más vivido que la joven. A cambio de cobijo, ella empezará a realizarle algunos trabajillos en el jardín y poco a poco irán intensificando su relación.
Si recientemente hablábamos de «Entre nosotros» como un estupendo drama de pareja cocido a fuego lento, esta «Nada personal» no se queda corta a la hora de ofrecer un retrato «a contracorriente» de una de las fases sentimentales de todo núcleo afectivo a dos bandas. Pero si en el primer caso lo que importaba era la desintegración, en este la atención está centrada en la construcción de la pareja.
El quid está en cuáles son las bases sobre las que se cimienta esa pareja. Y aquí es donde la directora y guionista Urszula Antoniak juega sus cartas con astucia.
Los dos personajes que centran casi la totalidad del relato en duración, también lo hacen en peso específico. De modo que esta es una historia condicionada por estos dos y sus comportamientos recelosos y taciturnos. «Nada personal» es la historia de Martin (un Stephen Rea estupendo) y «ella» (más que correcta Lotte Verbeek), y de nadie más. De los dos como únicos protagonistas.
De modo que la primera parte de la película es una constante pelea emocional entre ellos dos, par de pigmeos sentimentales esgrimiendo comportamientos hostiles a cada momento. Y Antoniak, muy lista la mujer, deja el pasado de sus dos protagonistas deliberadamente desdibujado, para que sus motivaciones y traumas más profundos queden en penumbra y de modo que puedan comenzar a construirse desde el momento que empieza la película.
Los dos personajes que centran casi la totalidad del relato en duración, también lo hacen en peso específico. De modo que esta es una historia condicionada por estos dos y sus comportamientos recelosos y taciturnos. «Nada personal» es la historia de Martin (un Stephen Rea estupendo) y «ella» (más que correcta Lotte Verbeek), y de nadie más. De los dos como únicos protagonistas.
De modo que la primera parte de la película es una constante pelea emocional entre ellos dos, par de pigmeos sentimentales esgrimiendo comportamientos hostiles a cada momento. Y Antoniak, muy lista la mujer, deja el pasado de sus dos protagonistas deliberadamente desdibujado, para que sus motivaciones y traumas más profundos queden en penumbra y de modo que puedan comenzar a construirse desde el momento que empieza la película.
Mientras que extrañados, como espectadores nos preguntamos qué hemos hecho nosotros a ese par para caerles tan mal. Y por qué actúan como actúan: qué la lleva a ella a gritar como un animal al mínimo indicio de peligro; qué a dejar un cabello en una cama ajena. O por qué él vive solo y apartado y qué le ha granjeado un carácter tan irónico y desencantado.
Pero el caso es que al poco ambos se adueñan del relato y las cosas van tomando forma. Los dos van cediendo paulatinamente, van transigiendo y sin dejar su pose de criaturas heridas van adquiriendo unas reglas de compromiso invisibles que pasan por una serie de pactos de silencio. De modo que se establece un juego de convivencia à la «calma tensa» en la que el respeto va ganando terreno progresivamente. Sí, una especie de juego de matrimonio, pero con un soterrado miedo al compromiso. Porque «ella» y Martin al fin y al cabo son una de esas parejas que se construyen desde la cautela y la desconfianza de quien ha recibido abundancia de palos durante su vida.
Pero como digo, a medida que avanza la película, todo se va suavizando. Sus respectivos caracteres se des-crispan, sus mutuas confianzas se van entrelazando y, en consecuencia, la realización de Antoniak se va destensando.
Pero el caso es que al poco ambos se adueñan del relato y las cosas van tomando forma. Los dos van cediendo paulatinamente, van transigiendo y sin dejar su pose de criaturas heridas van adquiriendo unas reglas de compromiso invisibles que pasan por una serie de pactos de silencio. De modo que se establece un juego de convivencia à la «calma tensa» en la que el respeto va ganando terreno progresivamente. Sí, una especie de juego de matrimonio, pero con un soterrado miedo al compromiso. Porque «ella» y Martin al fin y al cabo son una de esas parejas que se construyen desde la cautela y la desconfianza de quien ha recibido abundancia de palos durante su vida.
Pero como digo, a medida que avanza la película, todo se va suavizando. Sus respectivos caracteres se des-crispan, sus mutuas confianzas se van entrelazando y, en consecuencia, la realización de Antoniak se va destensando.
Y si hasta el momento el retrato del paisaje era adusto, seco y hostil, el tono va tendiendo hacia una especie de calidez, arropada por una fotografía más luminosa, menos rugosa. Más, no sé, «hogareña».
En este momento, la cámara, siempre inquieta por los detalles, se fija más en los pequeños gestos de tranquilidad (un dedo que roza al dedo del otro) que en los objetos amenazadores (el reloj del camionero que recogía a «ella» al principio de la película). Y parece que empieza a acompañar a los personajes más que enfrentarnos a ellos.
Al final, un desenlace algo abrupto termina por dinamitar el carácter de «historia mínima» y de retrato intimista. Pero ello no quita de que en el fondo resulte en una puntilla tremendamente emotiva para un producto más que decente sobre la soledad buscada y la inesperada necesidad de romperla.
En este momento, la cámara, siempre inquieta por los detalles, se fija más en los pequeños gestos de tranquilidad (un dedo que roza al dedo del otro) que en los objetos amenazadores (el reloj del camionero que recogía a «ella» al principio de la película). Y parece que empieza a acompañar a los personajes más que enfrentarnos a ellos.
Al final, un desenlace algo abrupto termina por dinamitar el carácter de «historia mínima» y de retrato intimista. Pero ello no quita de que en el fondo resulte en una puntilla tremendamente emotiva para un producto más que decente sobre la soledad buscada y la inesperada necesidad de romperla.
7/10
es una de las mejores peliculas k he visto en toda mi vida, la vi en el festival de cine de sevilla y estaba esperando su estreno para poder volverla a ver.
No, mira, la película deja mucho que desear. Está llena de buenas intenciones, eso sí, pero le falta lucidez, originalidad y talento. Los actores protagonistas no son los más indicados para hacerle remontar el vuelo. Ella no consigue hacer a su personaje atractivo, más bien lo hace antipático. Él es desesperantemente inexpresivo. Los dos tienen una falta de gracia que se corresponde muy bien con la falta de gracia de la película en general. Pues ya sabemos que hasta en los mayores tragedias hace falta el sentido del humor. Esta película no hace gracia ni cuando se propone hacer gracia. La idea de la directora está clara. Se propone construir una historia del modo más clásico (aunque pueda parecer lo contrario): hombre y mujer que en un principio no se caen bien y terminan enamorándose. La novedad que introduce es el final trágico, en vez del happy end habitual. Ella, la protagonista, en teoría encarna a un ser solitario; pero lo que transmite, más que soledad, es antipatía y mala educación. Las personas solitarias no son así; no parece que la directora tenga mucho conocimiento de causa. Una buena película está irremisiblemente condenada a hacer posible una aproximación entre el espectador y la soledad real. Lo que nos encontramos en esta película, en cambio, es una soledad falsa, antinatural. Una chica que contesta de mala manera cuando se le ofrece ayuda; que acampa con su tienda de campaña en los sitios más incómodos e inverosímiles, que se comporta de un modo permanentemente antipático. La directora confunde la soledad con el mal humor. No cabe duda de que la directora piensa en otros personajes cinematográficos que actúan de la misma manera, sólo que los personajes cinematográficos que actúan de esa manera, en los mejores casos, lo hacen con encanto, y en este caso lo hace al revés, con desencanto. Este es el gran fallo del personaje protagonista femenino y de la película en general, pues la película se apoya principalmente en este personaje.
En fin, es tu opinión, y como la que más, totalmente respetable.
Sólo matizaría una cosa: ¿por qué supones que la directora quiere dar una visión naturalista? ¿Por qué no que opta por presentar a dos personajes extremos para crear una situación, pues eso, desnaturalizada? ¿Quién dice que el cine deba emular a la perfección la realidad?
¿Que los personajes se hacen antipáticos? Sí, opr supuesto. ¿Que el espectador los rechazará automáticamente por ello? Bueno, eso ya depende de cada uno, ¿no?
Saludos y gracias por participar!
cuaquieraaaaaa
barbaritaaaaaaaaaa
Sssssssss…í?
Gabriel:
Dios nos libre de personajes como Tú.
Personajes encerrados en una nube de pedo.
Saludos a todos menos a tí.
Je, irónico que esto lo digas en un post sobre "Nada personal".
Neh, es coña, gracias por pasarte y por comentar.
(y muy fan de lo de los personajes encerrados en una nube de pedo)
Habria que aclarar algunas cuestiones. La antipatia de la chica se explica en la escena inicial donde hay un primer plano de su mano con un anillo de compromiso en su dedo indice. Esta claro que ha roto su compromiso o la han dejado plantada y ese es el motivo de su irritacion hacia los hombres- Es una hembra herida.
Y su nombre si que lo conocemos por el carnet de conducir que el hombre descubre entre sus pertenencias:Anne Dijksen, de Amsterdam
Gracias por tus puntualizaciones, jon. Si debo ser sincero, hace tiempo que vi la película y no recuerdo tanto detalle al respecto. Pero quede constancia de tus apuntes.
Muchas gracias!
Salud
Pues a mi me ha encantado
Yo debo confesar que la he olvidado un poco… Pero recuerdo que me gustó, como creo que refleja la crítica. Celebro que no fuera el único! ;)
Un saludo