Crítica de Nine

Cineccittà, Roma, 1965. Guido Contini, director italiano de éxito, planea rodar su novena película en medio de una gran expectación mediática y con todos los ojos del mundillo puestos en él… pero ya se sabe, la fama is a bitch y la cosa no va a resultar demasiado fácil. Una crisis personal y creativa no le deja levantar cabeza, a lo que la presencia de varias de «las mujeres de su vida» no ayuda precisamente: su mujer, su amante, su musa, su madre, han vuelto para atormentarlo, confortarlo o pasarle factura. Y a través de ellas, Contini intenta exorcizar sus demonios y encontrar su inspiración para rodar lo que tiene que ser la cumbre de su carrera.
Supongo que a todos os sonará, y a los que no ya lo habrán leído por ahí. «Nine», lo nuevo de Rob Marshall («Chicago», «Memorias de una Geisha»), es la adaptación de un musical de Broadway de los 80, que a su vez tomaba como referente nada menos que el «8 ½» de Fellini.
Así que Marshall y sus guionistas, Michael Tolkin y el desaparecido Anthony Minghella, dan una cierta pirueta y devuelven el material a su terreno original, la gran pantalla. Fellini reencontrado y marco perfecto para la obra: a homenajear el cine italiano tocan.
Y todo en la película respira italianismo: los escenarios pretenden aprovechar lo icónico de Roma, los actores hablan con un inexplicable (y, ejem, ridículo) acento y las canciones gastan nombres como «Be Italian», «Cinema Italiano» o «A Call from the Vatican». Sin contar que Contini planea titular a su próximo evento cinematográfico con el sutil título de «Italia». Y de modo algo menos explícito, por supuesto, podemos encontrar diversos homenajes al cine italiano, sin ir más lejos en forma de flashbacks en blanco y negro que evocan un cierto neorrealismo, por lo menos en su forma.
Pero todo queda en buenas intenciones. Fellini parece el referente más claro de Marshall, o por lo menos el más inevitable. Es muy difícil no comparar «Nine» con «8 ½» mientras se va viendo, y de hecho el propio director potencia esa identificación felliniana sembrando homenajes aquí y allá atreviéndose hasta a evocar «La dolce vita».
Bien en intenciones. Regular o mal en resultados. Porque Marshall no es Fellini, y además, a los que nos habíamos quedado con la copla de «Chicago», decir(nos) que Marshall ni siquiera es Marshall. Maldita sea, «Nine» tenía que confirmar al director como un futuro talento tras el traspiés de «Memorias de una Geisha» y como nuevo orfebre del musical postmodernete (ese que vuelve a lo más hondo del género) pero, desgracia, tendremos que volverlo a poner en cuarentena y le daremos una última oportunidad.
Porque «Nine» no cuenta como tal. Decía que las intenciones son buenas, pero los resultados están tocados de muerte por una falta de transgresión, de atrevimiento, de tripas y de corazón… justo, justo, lo contrario que caracterizaba a los referentes con los que bucea. Fellini abría camino plano a plano. Marshall intenta volver a transitar el mismo camino y ni siquiera lo consigue: en lo «narrativo» copia forma pero no hace evolucionar su fondo. Y en lo «musical», por su lado, dice cuatro cosas pero nos suenan a ya oídas.
De modo que maneja un guión demasiado poco sugerente para lo simple que se permite ser. Como Guido-Mastroianni, Guido-Day-Lewis está condicionado por obsesiones, traumas, elementos que marcaron su infancia (la pérfida Iglesia, la influyente mamma, la fresca del pueblo). Debe reencontrarse a sí mismo y reencontrar su lugar [cuidadín con el SPOILER], que al final resulta ser junto a su mujer, aunque se dé cuenta demasiado tarde [fin del SPOILER]. Pero sobrevuela todo ello, provocando finalmente, y esto es gordo, que el relato que nos creamos en nuestra imaginación tenga más fuerza que lo que se nos está contando.
Y que nadie pida a socorro a Day-Lewis, que el actor de culto que está de moda reinvindicar no mueve el dedo meñique del pie por salvar la papeleta. Triste, no es que actúe mal, es que parece hacerlo sin ganas, lejos o muy lejos de sus memorables papeles en «Pozos de ambición» o «Gangs of New York». Llana y simplemente: la vida del maldito Guido Contini nos la trae al fresco. Pero claro, lleva la cara de Daniel Day-Lewis, y el nombre hace mucho.
Y esa es la tónica que adopta la película: convocar a un reparto de paro cardíaco, ponerlos a cantar delante de una cámara y con eso ya vale. Y para ser sinceros, aciertan. Todas las componentes femeninas están Divinas De La Muerte: Nicole Kidman, Penélope Cruz, Marion Cotillard, Kate Hudson, Fergie y hasta la más talludita Judi Dench, por no mencionar a la divissima (o algo) Sophia Loren, todas tienen su momento de gloria. Todas su número musical diseñado para ellas y para que demuestren sus habilidades como actrices todoterreno, esto es, capaces de actuar, cantar y bailar (un poco) al mismo tiempo.

Sin embargo (y perdonad la constante comparación, pero es que él se lo ha buscado) lo que en Fellini era una amor por las actrices, una complicidad personal que trascendía la bidimensionalidad de pantalla, aquí la cosa no pinta mucho más que de vulgar estrategia de márketing que, bueno, vale, como tal termina saliendo bien.
El caso es que, para tormento de Marshall, casi tenemos que rendirnos a la evidencia de que «Nine» es mucho continente y poco contenido.
Por lo que a este respecto, cabría esperar unos números musicales apabullantes, incontestables, gigantescos… y la cosa se queda a medias. Dejémoslo sólo en «correctos». Bien cantados e interpretados, más o menos bien rodados, con una puesta en escena cuidada pero no deslumbrante (la fotografía crea atmósferas realmente logradas, y la escenografía es resultona… pero poco más). Y con una coreografía, de personajes y de cámara, más o menos bien orquestrada.
Pero que no puede evitar caer en la vulgaridad más de una vez… e incluso en el kitsch. El síndrome «anuncio de Martini» (qué contentos estarán los italianos con el tópico de marras) termina por aparecer en más de un momento y la cosa acaba convirtiéndose -durante el «momento Fergie» por ejemplo- en un videoclip de chicha y nabo destinado a terminar en un sobre acolchado con el nombre del programador de la MTV escrito en él.

Una pena, vamos. Tanto por el material de partida, que prometía lo suyo, como por el despliegue de estrellitas, como por las esperanzas depositadas en la película y en su director. Nada de eso al final se ha concretado en una película sólida con la que alegrar una noche de esas de «me apetece un chute de glamur». Más bien en un saco roto en el que cae este quiero y no puedo de vocación italiana pero resultado 100% Hollywood.
Ouch.

4/10

Sending
User Review
0 (0 votes)
Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

Te puede interesar...

Comentarios

  1. ¡¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!!!!

    estaba esperando ansiosamente vuestra crítica porque quería comprobar si había sido la única mortal a quien no le había interesado la película lo más mínimo! yo iba a buscar un "Chicago"..pero me encontré con un tostonazo!
    "Llana y simplemente: la vida del maldito Guido Contini nos la trae al fresco." <– esta frase resume perfectamente lo que estaba sintiendo mientras veía la película. Quizás es porque estaba demasiado clara toda la historia, demasiado predecible todo el argumento. Y quizás no fui capaz de meterme tanto en la historia como para comprender los cambios entre la realidad y la "mente de Guido". Cada numerito musical me parecía forzadísimo. Además, ninguna canción consiguió engancharme, no me parecieron "chulas", ni siquiera los bailecitos… (igual es pq no me mola casi-verle-el-chirri a Penélope Cruz. Igual si hubiera sido todo tíos mazados, la peli me hubiera encantado) Podría ser también porque todo el tema de "italia" por todos los lados me estaba pareciendo un peloteo tan cutre que me daba hasta vergüenza ajena presenciarlo.

    Por todos estos motivos: ppprrrrtttzzzzzzzzz!! pa la película :P

    PD: vale, los escenarios molaban, los coches, los vestidos.. pero no me compensa el suplicio del tiempo invertido sentada en la butaca.

  2. durante su visionado (y los primeros 30 minutos del mismo) estaba contentísimo: no había leído tu crítica pero sí tu puntuación final, y la cosa olía a contra-crítica. Qué comienzo más prometedor… más "Chicago alla italiana". Luego me he dado cuenta de que se iba haciendo pesada, de que su trama no me importaba lo más mínimo -y de hecho tampoco importa la del original "8 y 1/2", pero claro, esa es otra historia-, y de que sus canciones, salvo puntuales momentos, ídem.
    Luego ha saltado la imagen (indicando cambio de disco) y me han dado ganas de no seguir….
    Ahora he leído tu crítica, y estoy totalmente de acuerdo contigo, of course.

    Lo que mejor define esta película es la canción "Cinema italiano": es la mejor de la película, a la vez que la más ridícula y la menos importante de todas. Amos, un quiero y no puedo

  3. Amén a todo, hermano.

    Añado que Marshall se merece el paredón por haber sido el primer director en lustros de no sacar NINGÚN tipo de partido a Daniel Day-Lewis. De juzgado de guardia

  4. Ya ves… y eso que le intuyo, al actor, cierta voluntad de parecerse a Mastroianni…

  5. Unir a Marion, Penélope, Judi, Sofia, Kate, Nicole y Fegie con Daniel Day-Lewis para mi resultó un logro y le perdono lo mala, aburrida y pésimas canciones que tiene el musical cinematográfico. Al parecer la obra de teatro es mucho mejor. Una película insufriblemente vacía y carente de emociones, o por lo menos emociones que llamen la atención y puedan captar al público. Pero ver esas bellezas cantando y bailando me encantó barbaramente. Y el baile de Penélope, Marion y Kate… uuufff… me encantó, aunque las canciones eran pésimas y jamás compraría el disquito, al menos que caminando por la calle me lo encontrara. Realmente fue un inmenso desperdicio unir todo ese elenco y hacer una película tan mala, al salir del cine sales con el sabor en la boca (a parte de las palomitas de maíz) que pudo ser algo muy muy bueno y terminó siendo algo muy muy malo. Lástima.

  6. Jeje, pues fíjate que yo el disco me lo encontré el otro día bajo una piedra mientras paseaba por el campo y lo que hice fue coger la piedra y destrozar el disco a golpes.

    Es que para mí no tiene perdón convocar a semejante all star femenino y luego hacer un churro como el que es "Nine". Si tú conseguiste disfrutarlo igual, eso que te llevas y envidia que me das ;)

    Abrazos

  7. Sinceramente lo único que disfruté fue ver todas esa actrices, todas ellas mis favoritas, a excepción de Kate Hudson y Fergie pero tienen su algo que ver de vez en cuando y de cuando en vez. Me hubieses enviado el disco, yo le hubiese abierto un huequito y lo cuelgo en el espejo retrovisor del carro, como hacen los taxistas aquí, creo que sería el mejor uso que se le puede dar a semejante disco. Pero la película es M-A-L-A. Fue un total desperdicio de actrices, tiempo y dinero, pero repito, a Penélope y Marion se los perdono, je je je… ;-)

  8. JAJAJA… dicen que los cedés también sirven para espantar moscas, así, colgadicos de un cable…

  9. ¿En serio? Y este debe espantar hasta los mosquitos y las cucarachas, hasta los delincuentes los espanta. Debe ser un excelente repelente de alimañas (animales y humanas). Ahora si lo voy a comprar, ja ja ja…

Escríbenos algo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más en Comedia