Crítica de Noche de miedo (1985)

Van tantos que ya no los podemos ni contar. Nuevo remake de clásico ochentero en el horizonte y en La Casa ponemos en marcha, una vez más, toda la maquinaria nostálgica para rescatar del fondo de nuestros baúles de los recuerdos «Noche de miedo». La original. La de toda la vida.
Lo primero conseguir la película. Hecho. Lo segundo preparar en el microondas las palomitas y en el horno las pizzas. Hecho. Lo tercero verla. Hecho. Lo cuarto, constatar que ha envejecido fatal y que en el fondo siempre ha sido una mierda. ¿Hecho? Oh, esperad…
Sorpresa, «Noche de miedo» sigue molando. Que sí que ha envejecido, claro. Como que la película cumple ya su cuarto de siglo este año. Pero oye, que la cosa sigue teniendo su gracia, tanto en su vertiente (dudosamente) cómica, como en su parte de aventura adolescente tan de la época, como en sus momentos de terror malrollero.
Todo empieza cuando Charlie (William Ragsdale), un jovencete de suburbio americano medio, amante de las películas de terror, descubre que sus nuevos vecinos (Chris Sarandon a la cabeza) son vampiros que se están merendando a las prostitutas del barrio. [Un día haremos un especial sobre vecinos siniestros e incluiremos esta junto a «No matarás… al vecino»]. Así que, ante la incredulidad de casi todos, decide tomar cartas en el asunto, meterse donde no le llaman e ir a combatirlos. Con ayuda de su novia Amy (Amanda Bearse), su mejor amigo Ed (Stephen Geoffreys) y un antiguo actor de películas de miedo venido a menos, Peter Vincent (Roddy McDowall), terminará enfrentándose a su vecino en una escalada terrorífica de primer orden.
La cosa es un destartalado homenaje a la encarnación más popular del Dracula clásico, con su fobia a las cruces, su alergia al ajo, su esquivo reflejo especular y su envidiable capacidad para seducir a todo personaje femenino que se le pase por delante. La sexualidad siempre implícita en la condición vampírica se hace carne aquí en la figura de un Chris Sarandon poderoso y elegante (por lo menos así debían verlo en aquellos entonces), interesado en reclutar para su causa a la carnurienta Amy.
Hay algo del «Dracula» de la Universal, el de Bela Lugosi, pero de todos modos, si hay que buscar referentes a «Noche de miedo», uno destaca sobre el resto. El tufillo Hammer se encuentra presente en toda la película, ya sea con referencias explícitas (alguna foto de Christopher Lee aparece por ahí), otras un poco menos (ya es sabido, ese trasunto de Van Helsing moderno interpretado por Roddy McDowall, Peter Vincent, toma su nombre como préstamo de Peter Cushing y Vincent Price) y un espíritu cercano al de aquellas, muy de serie B. Con clase o sin ella, pero siempre levantando la cabeza con caspa y orgullo, defendiendo el entretenimiento por encima de las virtudes artísticas.
Y eso que no le faltan. La verdad es que la película se pasa de fábula, y no sólo por su sana voluntad de entretener: el director y guionista Tom Holland, quien tres años más tarde hiciera debutar en pantalla a un tal Chucky, muñeco diabólico de vocación, se estrenaba como director con una historia realmente bien urdida. Más de lo que uno podría sospechar a priori. La historia está bien contada, la tensión bien administrada y los recursos seriebé-escos aplicados con ingenio. El CGI estaba aún a años vista, así que aquí todo efecto especial es old fashioned, artesanal, «tangible». Como a nosotros nos gusta, con metamorfosis de un plano a otro, con babas chorreantes, con engendros de látex. Un maquillaje monstruil del tipo «Thriller» que convierte los tradicionales colmillitos de los vampiros de toda la vida en auténticos choques de tren bucales, erección masiva para dentistas y ortodoncistas. Y a parte de todo, hay viscosidades verdes. No podríamos pedir más.
Con todo, «Noche de miedo» se inscribe en esas películas de terror juveniles de la época, más fiesteras que terroríficas. Un poco más siniestra que «Una pandilla alucinante» pero más petarda que las múltiples «Viernes 13» y «Halloween», «Noche de miedo» es un producto cien por cien eighties. Por ello no le faltan sus ambientaciones discotequeras, su música sintética, su vestuario y ese espíritu «Porky’s» que aún hoy perdura en comedias yankis (y no) de todo pelaje y en virtud del cuál la desvirgación debe ser el principal objetivo vital de uno. Muchos lo estáis esperando: sí, hay destete. Poco pero lo hay.
Lo dicho, revisitar esta «Noche de miedo» supone una gran sorpresa. Despejado definitivamente todo trauma residual, queda una escalada dramática bastante lograda -a pesar de la tendencia de la época de «hacerse esperar»- que se remata en un clímax casi tan pasado de rosca como el de «Poltergeist». Y queda un trabajo técnico (la ambientación del caserón es estupenda) y artístico de lo más destacable y que en cuanto a las interpretaciones se balancea entre la clase (Sarandon, McDowall), los estándares de la época (la pareja adolescente protagonista) y lo directamente lisérgico (Geoffreys. Por cierto, buscad en imdb a qué consagró su vida años después de esto, buscad).
Pero sobre todo queda una noche de cine vampírico aceitoso, estroboscópicamente ochentero, de diversión descoyuntante y notables niveles de burrismo.
Y como de River Phoenix, Will Wheaton y Corey Feldman, de «Las revisiones de la Casa» os podéis fiar.
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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. La vi en el cine hace taaaaaaaaanto tiempo que ya sólo recuerdo una escena vagamente con unos gusanos o algo así. O era la 2?
    Me queda pendiente el revisionado y os comento.

  2. Una de esas pelis q de peque no me atreví a ver x el cover =S
    Q mejor momento para verla q este find? ^^!

  3. Zack, gusanos??? Como en Dune??? Pa mí que era la 2, sí… Que por cierto no he visto. ¿Guardas un recuerdo muy muy malo, muy traumatizante y muy casposo? Porque si es así, entonces no voy a esperar más y me haré con ella.

    Y sí, Matias, es una peli muy de fin de semana. Juntaos unos amigos, os cardáis el pelo, os ponéis hombreras y a ochentear se ha dicho!

    Saludos a los dos!! :D

  4. Una de las pelis de mi infancia que recuerdo con especial cariño y que la gente no recuerda tanto,cosa que si que hace con "Jovenes ocultos".
    La tengo que volver a ver.

    Saludos

  5. Pues sí, tío… misterios de la nostalgia…

    De todos modos, aunque no todo el mundo la haya visto, casi todos recuerdan esa portada mítica con la Bearse enseñando piñata…

    Qué cosas

  6. Creo que hay carteles míticos por encima de algunas peliculas.No es que sea el caso,tanto el cartel como la peli me encantan.Pero muchas pelis de mi infancia "videoclubera" tenían un cartel alucinante y una vez vista la peli…no salía nada de lo que la caratula prometía o muy poco jeje.

    Saludos

  7. La vi en su estreno y en aquel tiempo,la encontré entretenida,no es más que una película de divertimiento juvenil que coincidió con el inicio de los videclips musicales,y dicha película,es en el fondo eso,como un videoclip.Por lo menos,los que éramos adolescentes en la época,nos dejó un buen recuerdo,aunque muchos,la encontremos actualmente,por otro lado,deplorable,representó una etapa de nuestra vida.

  8. Me vi el remake y esta en el mismo fin de semana…y encantado con las dos, esta es de mis películas 80´s preferidas…pasan los años pero sigue fresca, no tiene tantos vicios de la época como otras.

    Para mi Jóvenes Ocultos fue una gran decepción.

  9. Cierto. La original sigue siendo fresca y divertida.
    Y la nueva es dignísima sucesora.

    Así que sí, yo también estoy en el TEAMfrightnight

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