Revisión de Operación Dragón

Ejercicio de simplificación. Hay películas buenas, hay películas malas y luego están las películas que molan. Esas que más nos da si son buenas o malas. Las que impulsan una revisión como esta porque sí, porque nos apetece revisitarlas aunque no haya excusa de actualidad de por medio.
Porque eminentemente nos lo hacen pasar teta y punto. Viva la diversión pura en formato hora y media, viva el hedonismo y viva Bruce Lee. Porque «Operación Dragón» es lo más cercano a la película molona total que puede echarse uno a la cara. Sólo le falta el mono amarillo de «Game of Death» y con eso ya podríamos morirnos tranquilos.
Y es que todo lo demás lo tiene: hostias como panes, misiones arriesgadas, guapas agentes infiltradas, malosos como para parar el Transiberiano y una delirada combinación de filosofía oriental y estética funky.
«Operación Dragón» es todo un clasicazo, subterráneo o no, en muchos géneros (las películas de kung fu, el thriller de acción circa 1970, las de espionaje, el videoclubeo en general), con lo que contar su argumento probablemente sea redundar un poquitín. Pero allá voy, que habrá quien no la haya visto: Contratado por las autoridades hongkonesas, Bruce Lee se infiltra en una isla donde Han, un antiguo miembro de su dojo y causante de la muerte de su padre y su hermana, ha decidido tomarse la injusticia por su mano, traicionando todos los mandamientos posibles del arte marcial para organizar un torneo a muerte. Para más inri, una agente ya ha sido infiltrada y no se sabe nada de ella. El caso es que haciéndose pasar por participante del torneo, Lee descubre un imperio del mal destinado a enrolar guerreros en el plan de dominación mundial del pérfido Han. Bien.
A partir de ahí, leña.

Supongo que sobra decir quién gana el torneo, quién desmantela el tinglado maquiavélico y quién obtiene su venganza luciendo torso desnudo y a golpe de patos mareados y monos borrachos.
Premio.

Los habituales de los salones recreativos y los encargados de gimnasio lo saben bien: en términos de culto kung fu Bruce Lee era, simple y llanamente, el puto amo. Un tipo capaz de sostener sobre sus hombros una filmografía (corta, eso sí) a base de carisma y entretenimiento puro y duro mezclando los ingredientes más resultones del momento y sin abandonar nunca cierta disciplina oriental. Filosofía del jeet kune do para las masas. Pero filosofía al fin y al cabo. Siempre presentes los preceptos marciales y el honor, Lee se rige por esa reverencia a los códigos y las normas (ya sabéis, aquello de «ser agua» y de «luchar sin luchar»). Y de hecho el villano es el que usa las artes marciales para su propio interés y beneficio. Un villano que, seamos sinceros, casi mola tanto como nuestro protagonista. Atended: el big boss en cuestión es un genio del mal à la Fumanchú, gasta el nombre de Han y posee una mano metálica intercambiable, con sus repuestos mortíferos tales como una garra letal al más puro estilo Lobezno. Momento memorable #1: una vitrina guarda los restos de una mano amputada, su propia mano. Más cool imposible.
Pero no olvidemos que aquí la clave es Lee. Y el chico no ahorra momentos de lucimiento: peleas a cascoporro aderezadas con todo tipo de técnicas de kung fu, ceños fruncidos y exhibiciones de nunchakos. Como de costumbre, supliendo sus carencias interpretativas con toneladas de carisma o en su defecto, pues eso, repartiendo toñas a diestro y siniestro. Que al fin y al cabo es lo que pedía el público de aquellos entrañables setenta.
Unos setenta inflamados no sólo de peleas entre gente de ojos rasgados, sino también de spy operas tipo Bond (el personaje de John Saxon es puro Connery, la base secreta desde donde opera el genio del mal parece reciclada de una de Roger Moore) o groove afro urbano, con la inclusión del personaje de Jim Kelly, puro soul, directamente sacado de un tiroteo al lado del Shaft de «Las noches rojas de Harlem». Momento memorable #2: tras la llegada a la isla, Han ofrece una variada selección de furcias a los participantes, para relajarse antes del incio del torneo. Cada uno de ellos escoge a una de las chicas. Bien, Kelly, afroamericano, hace honor a la leyenda étnica y se queda con tres.

Un tipo listo, el director Robert Clouse. Echando mano de la batidora urdió un divertido producto partiendo de las películas de artes marciales (las «pelis de chinos” de toda la vida) y llevándolo hasta los terrenos que ahora los apologetas de la serie B, esos capitaneados por Tarantino, besan con fruición. Se agenció un músico de campanillas (Lalo Schifrin, lo más en la época), usó todos los recursos más de moda que estaban a su alcance (zooms imposibles que terminan en los ojos del personaje, efectos sonoros hiperbólicos, ralentizaciones), un acto final de auténtica AN-TO-LO-GÍA (momento memorable #3 en una «casa de los espejos») y logró con todo ello La Película, así con mayúsulas, de kung fu.

A recuperarla todos.

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Jajajaja no he visto la peli pero con el análisis que le has propinado me han entrado ganas de verla, me encantan las pelis que de malas son buenas. Y si a eso le sumamos que practiqué kung fu durante tres años y que me encantan las peleas dramatizadas y con ralentizaciones, esta va directa al cajón de "pelis para ver con mi hermano".

    Be water, my friend.

  2. Jeje, yo también soy mucho de "es bueno de puro malo". Pero este no es el caso! De verdad "Operación Dragón" me parece un peazo película. Dale una oportunidad, que es muy divertida…

    Si la ves con tu hermano, luego marcaos una buena pelea de kung fu (el nivel de realismo corre por vuestra propia cuenta) a mi salud

  3. me encaaaaaaaaanta esta peli

  4. Obra maestra. Lógicamente solo para fans de Bruce. Qué noches aquellas viendo Cinturón Negro en A3 con Coral Bistuer!!! y luego probando mis nuevas técnicas de la muerte recién aprendidas sobre mi hermano mayor, santa paciencia.

  5. No sé tío. Yo no me considero fans de Bruce y aún así la peli me tira un montón.

    Será porque soy fans de Coral Bistuer… ay, tenía ese aire como a starlett de las de antes… como de las grandes divas… Ella y Norma Duval, top notch.

    Y luego llegó Loreto y lo mandó todo a la mierda. Dios, ¡la habéis fastidiado! ¡¡Es Chinatown!!

  6. Si te mola es que eres fan, en mayor o menor medida, o de Bruce o de la pelis malas de Kung Fu. A mi me mola un montón, pero hay que reconocer que era peor actor incluso que el Seagal.

  7. No, si ya te digo que eres un maestro de la palabra. Ahora lo que has conseguido colar en una misma frase es "Seagal" y "actor". Jo, si es que eres un fiera…

  8. Pues ahora si que vas a flipar, mira las virguerías que puedo hacer:
    Me gustan (de verdad) 5 pelis de Seagal, como mínimo.
    Eh, cómo te quedas?

  9. Pues me quedo pícuet. A mí sólo me gusta media… Y ya me parecen demasiadas…

  10. ¿A qué doy miedo?

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