Crítica de Operación E
Una vez más, con la Historia hemos topado. Y así cualquiera, claro, porque a ver quién es el guapo que le dice a Miguel Courtois, experto en dramatizar situaciones de la vida sociopolítica contemporánea, que su historia no tiene peso específico. Y es que -retrospectiva relámpago- si el parisino debutaba en España con aquel retrato del etarra Mikel Lejarza (El lobo) y tenía en GAL su second coming, ahora ha fijado su mira telescópica en el conflicto colombiano, centrándose en un padre coraje que ha ido a recalar a plena línea de fuego, justo en medio de las reyertas entre gobierno militar y guerrillas. Esto es, las FARC. Porque si hubo una época en que día sí día también aparecían en los papeles de todo el mundo noticias sangrantes relacionadas con la guerrilla, entonces es que todo el mundo sabe de lo que se habla y, de nuevo, una película al respecto parte de un punto de salida aventajado.
Lo que ocurre es que hay que ponerse un poco cínicos y obviar la necesidad que tiene la historia per se de ser narrada. Está claro que el conflicto humano es potente, intenso y pide a gritos una película, pero eso no es suficiente. No necesitamos una película, necesitamos una buena película, y la de Courtois no las tiene todas consigo para llegar a serlo. Por lo menos no para ser un producto cinematográfico sin tacha y con suficiente entidad como para que al final nos importe un rábano si todo eso ocurrió o no: la película, en otras palabras debería aguantarse por su propio pie.
Y eso no pasa precisamente por sepultar todas sus pretensiones bajo el peso elefantiásico de un único personaje. Está claro que Luis Tosar es un auténtico animal interpretativo, un actor todoterreno que a fuerza de carácter ha ido puliendo sus registros para terminar personificando al dedillo cualquier papel que se le presente. Tampoco es menos cierto que Operación E se sustenta sobre la aventura/calvario de un padre de familia que para mantener a su familia se ve obligado a enfrentarse a ambos bandos con dudosas garantías de éxito. Y que termina en el ojo del huracán de un conflicto concreto (no diremos cuál para no desvelar demasiados detalles del argumento) sobre el que terminará orbitando todo el interés moral del relato.
Pero ello no justifica el lastimoso descuido que reciben los demás elementos dramáticos: mientras Tosar vence y convence suplantando a un campesino colombiano (asombroso acento), todo el resto de personajes chapucean irremediablemente en la vacuidad: las interpretaciones no han recibido trabajo de dirección -intuimos que incluso Tosar ha sido dejado a la intemperie y ha tenido que echar mano de sus propias cualidades-; los diálogos están construidos a partir de clichés; las situaciones no son más que lugares comunes, algunas de ellas tendentes al terreno del puro culebrón; las soluciones argumentales son caprichosas y gratuitas, incluso maniqueas en diversos momentos clave; y su estructura de thriller condiciona el desarrollo del drama humano sin, por otro lado, nadar abierta y desprejuiciadamente en el cine de género.
Tampoco la realización, segura y profesional, aporta grandes logros. Sí, formalmente Operación E es sólida y tiene bonitos acabados. Su fotografía contrastada, gruesa, granulada, le aporta una factura visual considerable, y la inmersión del personaje en su entorno podría llegar a recordar en algunos momentos a las primeras películas de Lisandro Alonso. Pero empecinado en el -presunto- realismo, Courtois parece olvidarse de aportar buenas ideas y de ofrecer un plus de personalidad. Una cojera narrativa que, para colmo, se ve acrecentada con la sensación, demasiado persistente, de que aquí falta tijera. Sobra metraje en general y falta pulido en concreto en algunas secuencias en que la coordinación de planos y contraplanos termina siendo bastante arrítmica, poco fluida, definitivamente tropezada.
Al final, un epílogo desastroso, muy grueso, fuera de tono, termina de fijar el mal sabor en la boca de un espectador al que se le demanda demasiada inversión de fe en el proyecto. Al que se pretende convencer con la contundencia de lo narrado, y que, a decir verdad, probablemente se dejará llevar si lo único que quiere es ser conducido de la mano por un campo de minas delicado que al cabo de poco olvidará de nuevo.
Pero en ninguna situación puede ser ello positivo: un tema así necesitaba una película concienciada, pero sobre todo concienzuda. Un producto que estrellara su puño en la mesa y estableciera algunas ground rules al respecto del conflicto y de lo que todo el mundo debería saber sobre cómo fueron las cosas. Una película seria, segura, poderosa y perdurable.
Pero Operación E no lo es.
4/10
He tenido ocasión de ver la película y en la presente crítica estoy bastante de acuerdo en que la película podría haber sido mejor, destacando la fuerza de Luis Tosar en todo el relato, mas cuando terminé de verla el resultado global de la película termina de ser impactante por la historia (por ejemplo: la miseria en la que vive más de un colombiano) pero le fallaba alguna cosa por la que debería haber sido una obra importante. Aún así no estoy muy de acuerdo en ofrecer un 4/10. Me parece que un suspenso para una película así no se la merece, por lo menos un suficiente habría estado bien porque ¿si hubiera sido una película estadounidense habría sido mayor la nota por tener unos actores más reconocidos? Aún así la recomiendo por el gran trabajo de Tosar.
Bueno, es normal no coincidir en algunas apreciaciones. Y tus opiniones, que explicas con toda claridad, me parecen totalmente respetables.
De todos modos, dos matizaciones. Primero, que al fin y al cabo, la nota sobre 10 es un método un tanto absurdo y reduccionista. Una manera rápida de calificación de la película que no debería imponerse al resto de la crítica.
Y segundo, que te equivocas al preguntarte eso de qué ocurriría si la película fuera americana. Si la película fuera americana, pero exactamente igual de mala (o buena, lo que sea), se le dispensaría la misma valoración. No tienes más que darte un garbeo por la página para comprobar que por aquí valoramos las películas siguiendo unos criterios concretos que jamás tienen absolutamente nada que ver con su nacionalidad. Es más, si hago un repaso, de mis doce películas preferidas de este año que termina sólo tres son americanas. Tres de doce. El resto son de otros países…
Por lo demás, gracias por participar y expresar una opinión distinta a la expuesta en la crítica, y por hacerlo con educación y corrección (te aseguro que es más raro de lo que te piensas)
Un saludo!