Crítica de La oveja Shaun 2: Granjaguedón
Ha querido el destino que coincidan en pantalla dos películas prácticamente idénticas sobre el papel: a un lado del ring está Abominable, con toda la vistosa parafernalia habitual de DreamWorks a sus espaldas. Y al otro lado La oveja Shaun: Granjaguedón, nueva propuesta en claymation por parte de los estudios Aardman.
En ambos casos, un ser sobrenatural aparece fuera de tiesto y es responsabilidad del protagonista hacer que vuelva a donde le corresponde, antes de que el organismo oficial de turno lo atrape. Vale, en una es el Yeti y en otra un alien, pero en esencia son dos gotas de agua. Claro que mientras el primer ejemplo es una rutinaria película de acción hecha por piloto automático, La oveja Shaun 2 sigue fiel a su credo: 90 minutos de espectáculo prácticamente mudo, en el que se apuesta por el humor más blanco, se toma la sencillez por bandera… se prima la inocencia, si se quiere. Caldo de cultivo, en definitiva, para las ideas. Y así, de una propuesta que de entrada suena tan poco estimulante (¿cuántas criaturas extraviadas tienen que seguir llegando a nuestras latitudes antes que demos oficialmente por finiquitado el Fenómeno ET?) se pasa a un entretenimiento redondo para mayores y pequeños. Simplicidad, bendita simplicidad.
La oveja Shaun: Granjaguedón hace del “menos es más” su paradigma (otra vez) y triunfa con una aventurilla para todos los gustos, que no pretende esconder sus cartas en ningún momento, dedicándose en su lugar a cuidarlas, y jugarlas, con total acierto. Gags deudores del slapstick más puro se entremezclan con una miríada de referentes a los grandes de la ciencia ficción, y por el camino se va enarbolando una trama simple pero narrada con soltura y despreocupación, que conforme avanza depara incluso algún pasaje inesperado. Cierto es que el ritmo es algo desigual, que sobran algunos números musicales y que algunos chistes (en comparación a otros más puñeteros) son para un público muy, muy joven. Pero, de nuevo, todo el mundo es consciente de las normas del juego.
Y así las cosas, no hay virguería técnica, pirotecnia estrafalaria ni estrategia mercadotecnia que valga: La oveja Shaun: Granjaguedón se acaba llevando el gato al agua desde sus ovejas de plastilina, su humor de tortazo limpio y su brutal honestidad emocional. Pero sobre todo, por ser capaz de generar genuinas risotadas entre grandes y pequeños por igual.
Trailer de La oveja Shaun 2: Granjaguedón
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Nueva prueba de lo necesaria que es la presencia de los estudios Aardman para ennoblecer el cine de animación, con el enésimo alarde de ideas y despiporre a base de claymotion.