Crítica de Partir

 
Vista en la presente edición del Festival de Sevilla (donde compite en la sección oficial), «Partir» es la última película de la directora y guionista Catherine Corsini, quien afirma haber querido hacerle, con ella, un regalo a la mujer de 40 años, tratando una historia de amor ubicada en la actualidad y caracterizada por el realismo propio de la posición que ocupa la mujer en la sociedad. Pues vaya un regalo.
Escondido bajo esa etiqueta de cine romántico se esconde un seco drama sobre el imposible triángulo sentimental en que se inmiscuye, de manera casi natural, Suzanne (Kristin Scott Thomas), mujer del doctor Samuel (Yvan Attal) y madre de dos hijos que sin embargo acaba enamorándose perdidamente del albañil que le repara la casa, Iván (Sergi López). Ante tan apasionados sentimientos, Suzanne lo deja todo en favor del catalán, decidida a emprender una nueva vida pese a los impedimentos que pueda provocar su marido.
Así de sencillo y sobradamente consabido es el argumento «Partir», simplicidad que se ve remarcada tanto por su escueta duración (85 minutos contando créditos) como por el propio estilo de la directora, íntimo y natural, alejado de los manierismos propios del lenguaje cinematográfico en que suelen ubicarse las películas de índole sentimental. Por supuesto, eso también implica una ausencia casi total de estallidos de emoción, condición que, digámoslo ya, acaba pasando factura en un espectador que no tardará en sumirse en la apatía general que rezuma el conjunto.
Y es que más bien poco llega a interesar o, menos aún, sorprender en esta historia de adulterios y amoríos a flor de piel. A parte de un prólogo, a seis meses vista de lo que está a punto de desarrollarse en el film, en que la curiosidad se dispara como consecuencia del sonido de, valga la redundancia, un enigmático disparo, «Partir» no deja de ser un refrito de tantas otras tramas similares, que además cojea de una de sus patas principales: luna química entre Kristin Scott Thomas y Sergi López que brilla por su ausencia.
 
Ciertamente, el trabajo de la actriz de «El Paciente Inglés» resulta encomiable, en especial teniendo en cuenta que el ojo de la Corsini se sitúa prácticamente sobre su hombro y la convierte en el epicentro de toda su película. Así, en los numerosos momentos de monólogo interpretativo se muerta soberbia, reflejando en sus duras facciones el amor y el dolor por los que su personaje se mueve continuamente.
Del mismo modo, la relación con su familia (en especial con sus hijos) se torna sumamente verosímil, y la pasión que demuestra al fundirse en un abrazo con su primogénito en un determinado momento del film demuestra las dotes para la actuación, sobradamente conocidas, de una Scott Thomas para la que fue expresamente escrito el guión.
Por su parte, tampoco se puede criticar la labor del amante catalán, tan en su línea como siempre y por tanto dando argumentos a partes iguales tanto para sus defensores como para sus detractores.
Simplemente, la pasional relación que surge entre tan dispares personajes (la mujer rica y noble y el albañil extranjero y ex-convicto) jamás acaba de hacerse creíble ni mucho menos, justamente, apasionada: los actores se muestran incómodos y acartonados, y sus tan miradas frías y distantes como los difíciles momentos de cama que protagonizan, de un inesperado aunque bienvenido nivel de explicitud.
 
Entre una y otra lacra, se hace muy difícil que el espectador acepte las nobles intenciones de la cineasta francesa, que buscan tratar la difícil situación en que se ve metida la protagonista única y exclusivamente desde su punto de vista, motivo por el cual su presencia en pantalla es omnipresente.
Del mismo modo, deben reconocérsle a  «Partir» sus diversos discursos, pudiendo ser interpretada como una dura lección sobre el enfrentamiento entre una situación idílica, de amor puro y príncipe azul, y el despertar gris y deprimente de la misma, cayendo de bruces en una realidad de la que renegar. Es justamente por ello que, tras una escuetísima primera parte de la relación entre albañil y mujer que casi podría pintarse de rosa, el guión comienza a oscurecerse y la situación económica y vital de la flamante pareja emprende un descenso a los infiernos por una espiral cada vez más virulenta.
No deja de resultar curioso el paralelismo que puede establecerse entre su condición, provocada por ellos mismos, y la crisis actual por la que pasa gran parte de la sociedad (de la que justamente Francia parece empezar a asomar la cabeza); identidad que queda patente en la desesperada búsqueda de trabajo y, en general, dinero necesario para poder emprender la nueva vida ansiada.
 
En otro orden de cosas, es justo reconocerle a Catherine Corsini un estilo frío, apático y desnudo, pero a la vez sobrio y puntualmente estimulante, que se ve redondeado, por una parte, con una inteligente alternancia de silencios y temas musicales (extraídos, según leo, de diversos trabajos de Truffaut), y por otra, por ciertas gotas de cínico humor tan mordaces como saludables.
 
De este modo, «Partir» se descubre como una propuesta irregular y más bien tediosa (cada uno de sus 85 minutos pesan como si fueran el doble), pero no por ello carente de interés. Y si se ha vivido alguna experiencia similar, la experiencia puede vivirse con mayor intensidad. Eso sí, en ese caso, avanzo que su último tercio resulta totalmente demoledor.
6/10
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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. MADREEEEE DE DIOSSS!!! QUE BUENA LA PÁGINA!!! Te ha quedado genial. Congratulations!!!

    P.s
    Que no comente no significa que no os lea eh?
    Saludines

  2. Ue! muchas gracias nona… y ya daba por hecho que te seguías pasando por aquí, nadamásfaltaría!

    A quien molaría leer de vez en cuando es a ti… qué se sabe de tú a Londres y yo al cine?

    Besetes!

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