Crítica de Península (Train to Busan 2)
Hace cuatro años, el cine de terror vivió una pequeña revolución: desde Corea de Sur llegaba Train to Busan y parecía que fuese la primera vez en la historia que la gente (y la prensa en concreto) veía una de zombies (no son zombies, son infectados, mimimi). ¡Hasta se estrenó en Cannes! Alegría al canto, nada más faltaría… pero al resto de mortales, quienes conservábamos un poco de memoria cinematográfica, no se nos escapó que tras su explosivo espíritu, había poco en la propuesta de Yeon Sang-ho que no se hubiera visto, tal cual, en infinidad de títulos del género. Exactamente igual hacía no demasiado tiempo, para mayor inri. Pero en fin, en otra originalísima estrategia mercadotécnica, en plena época de pandemia, Cannes estrena (de aquella manera: el festival ha sido cancelado pero se han anunciado películas que hubieran compuesto su selección oficial) Península, una secuela que hace lo mismo que la anterior… pero peor. Algo de esperar, si se piensa que sólo el nervio llevó a Train to Busan al éxito.
Que el estreno de Train to Busan presents: Peninsula (casi nada) haya coincidido con la segunda ola de Covid-19 lo ponía todo de cara para el disfrute. Lo que necesitaba era bien poco: pulsaciones por las nubes (como en su predecesora), efectos especiales vistosos, y el resto ya vendría dado por el entorno. Y de hecho, de todo ello se beneficia el prólogo de esta nueva incursión al género de infectados de Sang-ho: que si contagios, rápida expansión del virus, lockdowns y cuarentenas… Y como broche, escenita de acción para ir abriendo boca. Bien, sólo que ya se intuye que algo no va bien: como si le hubiera faltado la última capa de pintura, el último filtro, Península se antoja pobre y poco cuidada. Lo mejor de la saga, la acumulación de gente corriendo por todas partes, está ahí, pero parece que hayan se hayan bajado las revoluciones. Algo huele mal, y esta vez no son los cuerpos de los infectados.
Tales sensaciones se confirman cuando se da paso ya a la película en sí. Un guion plagado de decisiones estúpidas y lugares comunes se limita a calcar secuelas de películas postapocalípticas sin nada (¿un plano, una idea?) que aportar: Península es Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno y El día de los muertos, otra vez. Es un homo homini lupus, un la amenaza real sigue siendo la codicia, el capitalismo, el hombre. Otra vez. Y lo dicho, sin nada nuevo que decir y sí mucho que desaprovechar: se pueden repetir temáticas, pero se podrían al menos refrescar y actualizar un poquito. El discurso de Península copia de pe a pa el de Romero en el año 1985 o incluso antes, el de la segunda entrega de sus muertos vivientes, Zombi, en 1978.
Y la cosa tendría un pase si, al menos, la propuesta fuera un dechado en espectacularidad. Que, asumámoslo, nadie está aquí por el guion. Lamentablemente, Train to Busan 2 tampoco convence en este apartado, con un planteamiento formal descaradamente deudor de Last of Us y Guerra mundial Z… con la excepción de estar bastante peor hecho. Escenas oscuras, efectos digitales que cantan como una almeja, montaje precipitado y lioso en el que la confusión reina por encima de todo… me reafirmo en pensar que, aprovechando las circunstancias globales, esta película ha sido acabada deprisa y corriendo cuando aún le quedaban unas horas en el horno.
Afortunadamente, los destellos del espíritu original no desaparecen del todo. Península consigue encadenar un par de pasajes con humor logrado, o set pieces de acción por encima de la media. Y su infinito clímax acaba consiguiendo cierto enganche, ni que sea por puro agotamiento. Pero es muy, muy poco, para lo que cabría esperar. Y lo que se esperaba, dejando de lado el hype de Cannes (en serio, entiendo que quieran abrirse a otros géneros y cines, pero que hayan puesto su loguito en este subproducto es para hacérselo mirar) era un espectáculo entretenido y dinámico, como lo fue la anterior entrega y como lo son la mayoría de propuestas de género que llegan desde geografías similares pero no reciben el revuelo que se merecerían con más creces que esta innecesaria, desaprovechada, y en general muy justita Península.
Trailer de Train to Busan 2: Península
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Aprobado y gracias, para una inflada secuela que llega con la sensación de haber sido acabada deprisa y corriendo para aprovechar la situación de pandemia actual. Y claro, se nota.