Crítica de Perdona pero quiero casarme contigo
Hace menos de un año nos tocaba hablar de la primera entrega del fenómeno Moccia en España con motivo del estreno de “Perdona si te llamo amor”, adaptación del bombazo por excelencia del autor italiano y primera ocasión en que nuestros cines recibían una de sus películas. A ella siguió la muy reciente “3 metros sobre el cielo”, remake español de la adaptación italiana de la novela homónima (¡Jesús!); y ahora le toca el turno a “Perdona pero quiero casarme contigo”, continuación del film antes citado, que a su vez se basa en el best-seller de igual título y que vuelve a contar con Federico Moccia versionándose a sí mismo tanto en faceta de guionista como en tareas de realizador. Vamos, poder absoluto para hacer lo que le venga en gana, que para algo es el Rey Midas de las jovencitas de medio mundo y de las no tan jóvenes de la otra mitad, además del guilty pleasure de muchos varones de aquellos que ‘van al cine para acompañar a sus parejas’. Sí, ya. Problema de dar plenas capacidades en un determinado campo de acción, a una persona que no sólo no es especialista en el mismo, sino que además se ha convertido en un man of the moment: ésta puede emborracharse de éxito, salirse de tiesto y dar rienda suelta a una miríada de manías que pueden funcionar en las páginas de un libro, pero no necesariamente en los fotogramas de una película. Y eso es lo que ocurre con la película que nos ocupa. Desgraciadamente.
Es una lástima, sí, porque pese al ataque diabético, al tinte rosáceo que le deja a uno y a su condición de película-osito de peluche, “Perdona si te llamo amor” tenía ciertos valores que la hacían resultar válida en su género, y por consiguiente poco insultante fuera de él. Sin embargo, su secuela se pasa de lista y de la raya, de lo sentimentaloide cae en lo grotesco y de la inocuidad en la ofensa, haciendo del suyo un visionado francamente difícil por irritante. Y gran parte de la culpa recae en su máximo responsable, un Moccia que riza el rizo hasta la extenuación y hace de “Perdona pero quiero casarme contigo” un producto pegajoso e indigesto, que desprende una muy molesta sensación de horterada general a la que se llega no sólo mediante un diseño de producción más cercano a la colección primavera verano de Hello Kitty que a un producto cinematográfico, sino (y sobre todo) a través de los ralentís que pueblan toda la cinta, a la banda sonora extraída de un todo éxitos en horas bajas, y en general a cada uno de sus empalagosos y casposos fotogramas. Un nauseabundo exceso que sin embargo va que ni pintado para que pululen por ahí unos personajes sonrojantes construidos igual que la trama: a base de reacciones subnormales e imposibles, de clichés absurdos y rancios, desfasados e impropios de una película que vaya a estrenarse en salas en pleno 2011. Y si a los ya conocidos alter egos de Michela Quattrociocche, Raoul Bova y compañía parece haberles pasado una apisonadora por el cerebro, peores son las nuevas incorporaciones, destacando por encima de todo la supuesta tentación que se cruza por el camino de la chica; algo así como un poeta patético emo-grunge hastiado pero romántico. Sic.
Con semejante bagaje, lógico, poco o nada funciona. Cuando Moccia pretende realizar un análisis actual y actualizado de las relaciones en pareja, se hunde en un ejercicio banal y no pasa de primero de pareja; cuando quiere investigar en las psiques de sus personajes, falla al ponerlos a hablar de sus respctivos pensamientos en off, o al hacerlos conversar directamente con el público; y cuando quiere divertir, tan sólo logra encontrar aquí y allá algún chiste que funcione, siendo el resto de ellos una sucesión de gags imbéciles y de vergüenza ajena, cuando no directamente de mal gusto. Cómo debe de haberle salido el tiro por la culata, que ni siquiera cuando manda a su pareja protagonista a París logra hacer que la película se torne atractiva, ostentando el premio al primer largometraje que hace de la ciudad más bella del mundo un paraje aburrido y carente de magia (dudoso honor el suyo).
Ahora bien, sí que es cierto que alguna cosilla funciona; hay que hacer un gran esfuerzo por encontrarlas, pero pueden desenterrarse momentos como esas clases pre-matrimoniales, desaprovechadísimas pero aun así curiosas, o puntuales décimas de segundo en que parece que el argumento vaya a tomar un giro inesperado. Pero al final, todo ello sucumbe ante un argumento trillado hasta la saciedad, igual que sus personajes y las interpretaciones de sus intérpretes. Los momentos videoclip, el humor tan fallido que incomoda, lo hortera de su producción… y ese clímax en Ibiza (donde por cierto, todos hablan un italiano perfecto); todo ello da ganas de armarse hasta los dientes e ir a Roma a pedir explicaciones a todo el que haya tenido algo que ver con semejante despropósito. Eso, o tratar hacer como que nunca ha ocurrido y que todo esto ha sido una pesadilla fruto de la saturación romanticoide a la que Hollywood nos tiene acostumbrados. Porque la alternativa es renegar de la industria cinematográfica italiana, oigan. Qué cruz.
2,5/10
¿Esta peli también está producida por Berlusconi? Porque digo yo que sería más entretenida si se basasen en la vida amorosa del cavaliere, ¿no? Claro que pelis con esa temática ya hay un puñao….
Juas, no sé, no sé, pero podría ser que también contara con sus fondos… Y oyes, una peli basada en su vida amorosa puede ser genial, una especie de biopic a lo Hugh Heffner pero con los problemas de impotencia del Cavaliere (que seguro que los tiene), la degeneración física y mental del tipo… ne fin, nos lanzamos a por el guión??
Vamos a esperar a ver lo que ocurre con su amigo Gadaffi, que es un secundario imprescindible (lo de las 30 vírgenes que viajan con él pùede ser un filón, con el cavaliere tratando de que vuelvan a Libia un poco menos vírgenes).
De todas formas, como el buen hombre no va a ser eterno, me temo, ya verás como con eñl tiempo acaban haciéndole un biopic…a la italiana, eso sí ;)
jejeje, bueno, hoy en día en Italia le sacan un biopic a cualquier político. La cosa es que luego salen Vincere e Il Divo. Aquí en España hubiera salido, pues no sé, Torrente 5
Buah! Menudo pastel!
¿Cuál va a ser la tercera parte: "Perdona, pero quiero potar contigo"?
jejeje, creo que directamente saldrán los creadores de semejante cosa a pedir perdón. Por todo, en general.