Crítica de La pesca del salmón en Yemen (Salmon Fishing in the Yemen)
Me niego a pensar que en el cine, el éxito se reduzca a saber engañar mejor que tu rival. Por lo que atribuiré el fenómeno de La pesca del salmón en Yemen a haber sabido conectar con su público (¡y su crítica!) a la perfección, sabiéndose vender y dando con exactitud suiza lo que prometía, o lo que se esperaba de ella, o algo que se me escapa. Prefiero pensar así, que es más lícito, porque de lo contrario me estaría metiendo en un berenjenal de cuidado que, por encima de todo, repercutiría en la ¿idealizada? imagen que aún mantengo de este mundillo. Y es que la verdad, casos como el de lo último de Lasse Hallström hacen que la llama de la esperanza se apague. Aun acordando a priori que nos encontramos en el turbulento género de la comedia romántica, que el empacho de azúcar se prevé de órdago, y que por tanto toca esconder el hacha de guerra y relajar el ánimo (y ojo, un servidor no tiene ningún problema en declararse fan devoto de Historias de Filadelfia o Love Actually), la decepción es descomunal. Y ya no es por la mediocridad supina que exuda cada uno de los fotogramas del dichoso salmón: cada película tiene unos objetivos, unos horizontes y una limitaciones asumidas, y quien quiera entrar en su juego bien (y quien no, también). El problema llega cuando se ensalza algo así a la categoría de los grandes. Entonces, es cuando las dudas se acrecientan. Y cuando el juego deja de ser inofensivo para acercarse a ese engaño en el que prefiero no pensar.
Porque esta es la realidad de La pesca del salmón en Yemen: un producto de consumo rápido y olvido que ídem o más, de domingo por la tarde y de un rango de movimientos muy pequeño y perfectamente acotado. Cine romántico (ni siquiera creo que se la deba considerar comedia, en verdad) de premisa curiosa pero devenir absolutamente típico, del tipo chica emparejada conoce chico emparejado, y con una excusa profesional van acercando posturas para alegría de un espectador deseoso por que llegue el momento chica se enamora de chico. Ese punto de partida es el que tan alegremente desflora su texto. Un magnate quiere introducir la pesca del salmón en Yemen. Daría pie a un buen puñado de variantes a cuál más cómica o directamente absurda, pero en manos de Hallström, claro, todo acaba en el Chocolat de turno. Tan pronto como se descubre el gato encerrado, adiós a la originalidad; el espectador ya puede relajarse y empezar a adivinar todo lo que va a suceder en un film rápidamente vulgarizado hasta ser la enésima acumulación de clichés a cuál más burdo. Ahí va un botón de muestra (ojo a los spoilers): la pareja de la protagonista femenina es un soldado. Sorpresa, le llaman a fila. Sorpresa, su equipo es declarado missing in action. Sorpresa, es el único superviviente y regresa justo, justo cuando chica y chico están a punto de caramelo. (Fin de los spoilers) No sé, imagino que eso es lo que espera el espectador-objetivo a quien se dirige La pesca del salmón en Yemen: que no haya sorpresas, que todo marche según lo esperado y ¿riesgo? no gracias.
Lo mejor de todo es que aun con semejante acumulación de clichés, se hubiese podido arbolar una película en condiciones. Pero hay más leña que echar al fuego. Enervantes, cuanto menos, resultan las continuas comparaciones de la pesca y el amor con la religión: todo es posible si se cree lo suficiente (o así). Peor aún es el estilo pasteloso, oportunista y en definitiva nada sorprendente de un Hallström que desprecia casi cualquier atisbo de diversión (queriendo decir con ello algún plano original, una concatenación de secuencias frescas o un tono más picante o surrealista; apenas un par de segundos de falso documental son todo lo que tiene por ofrecer el cineasta), en pos de una fórmula trasnochada y casposa, un empacho de azúcar más propio de la década de los 90 que de los tiempos que corren. Hasta Pretty Woman, en comparación, es una dechado en originalidad y atrevimiento. Pero claro, buscar algo así hubiera significado la potencial pérdida del espectador que al abandonar la sala, dice «qué bonita» como único comentario crítico de lo que acaba de ver.
Inexplicable, la verdad, que un producto tan poco esforzado por dejar huella opte a los máximos galardones de la industria cinematográfica. Sorprende que se recompense (al margen de que finalmente obtenga o no algún premio: la sola nominación a los Globos de Oro ya es un premio) tan descarada búsqueda del efecto fácil e inmediato de un público del que se sabe poseedor. Tanto como que sus tres actores más afamados se muestren tan esforzados por componer personajes dignos, creíbles y hasta encantadores, cuando lo más fácil hubiera sido recoger el cheque lo antes posible y santas pascuas. Pero no, Kristin Scott Thomas está de vicio en su anecdótico rol de jefa de prensa, y Emily Blunt e Ewan McGregor se convierten en una pareja ideal, perfecta para la comedia romántica con clase que en teoría debería haber sido La pesca del salmón en Yemen. En teoría. Y es que con todo lo «monísima» que se pueda antojar a los ojos de su target, a esto sólo lo salvan sus actores y si acaso algún momento moderadamente emocionante del clímax final. Pero que no nos engañen, que estamos ante el típico, habitual, repetitivo y mediocre empacho romántico de siempre.
5/10
Estupenda crítica, as usual…
Pero en mi opinión esta no es la peor dramedia romántica del año destinada a burgueses de mediana edad con bajas expectativas cinéfilas. Ese honor dudoso se lo lleva la muy mediocre "Si de verdad quieres…". Yikes.
uo, la viste al final? yo la tenía para esta mañana prevista, pero he preferido dormir… es peor?! Ecs, pues ya sabes: a poco que tengas ganas quédate a gusto con ella!
Vale Caps, te dejo reirte de mí toda la vida because el salmón en Yemen. Tienes razón en todo lo que dices en la estupenda crítca, pero yo me lo pasé bien viéndola, no me enfadé como tú. Nada (nada nada nada) nuevo bajo el sol pero ell@s dos me encantan y el paisaje de Yemen tb. Y las muchas escenas WTF, como eran previsibles y todo llevaba ese tono tan light que ya se veía que no habría (ni se buscaba) más, pues tampoco me irritaban de tirar p'atr'as (McGregor y Blunt me enfriaban el hígado, les amo a ambosdós). La ví hace meses y tampoco es que la recuerde demasiado pero sé que no me enfadó, me lo pasé bien viéndola. Ahora, tampoco le pondría más de un 5, en eso, estamos de acuerdo.
Venga: cogote despejado & ready for the zasca
A mi me agrado bastante, ya desde el titulo de la propia pelicula ya me hacia gracia y al mismo tiempo me preguntaba si era posible.. supongo que tiene sus puntos, no le pondria ninguna nota, es de esas peliculas que tienes que ver cuando estas a gusto en tu casa y no tienes nada que hacer….
Jojojojo, Sid, esto demuestra dos cosas: que no era mi gusto el que fallaba "entonces", y que al final, oh sí, cedes a tu condición de mujer. Cine pa tías? Syd fan. Y nosotros que te creíamos por encima de estas cosas :P (jejeje, perdona, perdona, pero es que la venganza sienta tan bien…)
Ronin, yo fui con ese ánimo. Me pilló un día de Navidad. Si no recuerdo mal fue el 24 antes de las cenas varias. Ocasión perfecta para comedia endulzada, y además con el gancho de una propuesta rara, extravagante. ¿Salmones en Yemen? Qué curioso.
Pero acabé que me importaba menos que cero que hubiesen salmones en el desierto o vacas en Marte. Quería que acabara el suplicio (o que la Blunt sacara pechotes, pero ya sabía que eso no………)
jejeje teneis a la Blunt un poco por las nubes, a mi no me va mucho(eso no quiere decir que si por casualidad nos encontramos por MAdrid no le pediria salir a tomar algo…)soy mas de Charlize Theron…
ah, bueno, ya puestos, yo de Sasha Greeesto…. que la Blunt es buena actriz, y tal. De eso hablábamos, no?