Crítica de Piraña II: Los Vampiros del Mar

Venga, digámoslo todos bien alto: ¡Qué mala es «Piraña II: Los Vampiros del Mal»!
Muy bien, es verdad. Vista a día de hoy, la secuela de «Piraña» (Joe Dante, 1978) puede resultar ridícula por muchos motivos.

Con unos efectos especiales que recuerdan a los peores momentos de Roger Corman, los peces voladores (sí, sí) no asustan a nadie -como tampoco lo hacían los peces a secas de la primera parte, y hay que echarle algo de imaginación para aceptar que sus víctimas sean incapaces de huir de semejantes bestias marinas, más lentas que un zombie cojo y que, supongo que por miedo a que se entrecruzaran los cables que las sostenían, se aproximan a sus presas de frente y en línea recta. Vamos, que recuerda: si te encuentras ante una situación similar, sólo con echar a correr en otra dirección ya estás salvado, ¿vale? Que luego no se diga que no avisé.

Para más inri, a la ridiculez de su punto de partida y de su realización tecnológica cabe añadir unas actuaciones de película porno (sálvese a Lance Henriksen, por su mito más que otra cosa) perfectamente acordes a la banda sonora, que si se cierran los ojos durante la proyección podría transportar al espectador a un ascensor de hotel.
Y ahí no acaba la cosa. El guión es una fotocopia de «Tiburón», «Piraña» y demás películas con bicho (acuático o no), por lo que a nadie le interesa lo más mínimo ni cualquier información sobre los personajes (la familia dividida, las putarronas borrachas, los afroamericanos mártires, el típico dueño de resort/hotel/camping más preocupado por sus ganancias que por la seguridad de su clientela…), ni las excusas que van llevando el argumento a su inevitable enfrentamiento entre ‘hordas’ de peces y humanos desprotegidos.
Y si todo ello se presenta con un montaje denunciable cargado de errores de continuidad y bruscos cortes que incluso cercenan la banda sonora en pleno auge, ya tenemos la excusa perfecta para que todo listillo que se precie se ensañe con la película cual piraña hambrienta.
Cierto es que este último punto trae cola, pues según se dice los productores -italianos- de la película no estaban contentos con el trabajo de su primerizo y desconocido director, un tal James Cameron, por lo que la remontaron a su gusto, con el futuro padre de «Terminator» colándose en el estudio para re-remontar lo que podía. Chapuza al canto, y excusa para alabar el trabajo de uno de los grandes del cine y despotricar aún más sobre su ópera prima.


Ahora bien, ¿qué pasa si se ve la película a sabiendas de todo este background informativo? ¿Si se ajustan las expectativas y se intenta ver no como una obra maestra frustrada (!), sino como una serie Z casposa y cutre como cualquier otra y digna de ver entre amigos, con alguna copa de más o en una noche de verbena?
Si realmente se consigue, si se inserta el DVD en su correspondiente aparato reproductor pensando en lo bochornoso que va a ser el espectáculo… la verdad, la cosa no está tan mal, ni mucho menos.
Porque «Los Vampiros del Mar» es honesta desde sus primeros compases. Un prólogo previo a los títulos de crédito (que son lo mejor de a película) pone en situación al espectador anunciando mediante su previsibilidad, cliché y torpeza artística lo que le deparan los siguientes 90 minutos: mar, muerte, cutrez, peces, sangre y tetas.

A partir de ahí se hilvana una película previsible y simplona pero de total regocijo pasados sus primeros compases, algo lentos e intrascendentes (todos queremos ver a las pirañas en acción, y nos la repanfinfla quién es quién).
Y es que a diferencia de su sobrevalorada antecesora, «Piraña II: Los Vampiros del Mar» aumenta sus dosis de acción y terror (y tetas), con escenas gore mucho más explícitas, sustos ridículos en su concepto pero logrados en su resolución (atención al bicho saliendo de las entrañas de una víctima: ¿ya sabía Cameron por dónde iba a ir su carrera?), y en definitiva da lo que una película así promete, efectos especiales chuscos incluidos.
De este modo, rara vez se antoja aburrida -aunque su interés pueda provenir de la risa que causa alguno de sus momentos- y la verdad, nada tiene que envidiar a otras propuestas de serie B mucho mejor consideradas.
Porque, ¿qué más da que la piraña esté mal hecha, sujeta por cables o directamente por extras fuera de plano, si atacará directa a la yugular con grandes chorros de sangre inundando todo?


Que quede claro que no estoy justificando, ni mucho menos, sus grandes fallos, su torpeza o pobreza general. Del mismo modo, no recomiendo a nadie su visionado, a no ser que se interese por las películas de estas características, de tipo fantástico, terrorífico, ochentero, cutre o como se quiera definir.
Lo que sí hago es colocarla a la altura del resto de producciones del estilo, siendo peor en algunas cosas pero mejor en muchas otras, siendo la generosa cantidad de escenas de muertes y ataques la más importante (otra cosa es cómo estén hechas).
Así, el verdadero motivo de la ardua condena que ha sufrido «Piraña II: Los Vampiros del Mar», película maldita, reside en el dolor que puede provocar pensar que un tipo como James Cameron haya empezado su carrera como un Joe Dante cualquiera. De buen seguro, si la hubiera filmado cualquier otro director hubiera pasado que su antecesora, como un mero entretenimiento B con, incluso, la osadía de mejorar algunas de las (pocas) virtudes de aquella.
5,5/10 (empate técnico aunque ésta es mucho, mucho más divertida que la primera)

En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

Te puede interesar...

Comentarios

  1. Eso es tener buena voluntad y lo demás son tonterías,si señor.
    Todo director que crea una historia,es que tiene algo que decir y no todo el mundo se molesta en buscar el mensaje que se ha querido transmitir.
    Sólo la vi una vez y no me han quedado ganas de repetir,aún siento escalofríos pensando en esas pirañas voladoras y por lo que tú comentas parece ser un trabajo bastante chapucero,como hablas en sentido técnico lo podemos atribuir a un presupuesto muy limitado,aunque no hemos de olvidar que con producciones muy limitadas se han hecho filigranas,no lo digo yo,lo he leído.
    Podemos decir que es mala,si quieres,pero,a los que les haya podido gustar les podría saber mal,aunque por no haberse aventurado nadie antes que yo a comentar,es fácilmente deducible que un gran éxito de público no fue.
    La primera si que me gustó,a pesar de que he descubierto que las críticas la dejan fatal,aún así,no ha cambiado mi visión.

Escríbenos algo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *