Planeta prohibido (1956)
La noche pasada mi yo superhéroe se reunió con otros dos exponentes del mismo gen mutante, y juntos nos dedicamos a poner en marcha nuestro común superpoder. Vimos tres películas, una detrás de otra, así, sin más tregua que la del proceso de carga del Lector de Dvd. Nuestra intención era hacer un ciclo monotemático, que luego debido a varios problemas técnicos resultó imposible. Se trataba de dedicar una noche entera, al menos, al visionado de las grandes películas de ciencia ficción de antes, de los años 50. Me refiero a Ultimátum a la Tierra, La Tierra contra los platillos volantes, La invasión de los ultracuerpos, y la que acabó siendo la única que al final logramos ver de este género: Planeta prohibido (para los curiosos, las otras dos películas que acabamos viendo fueron Los Hermanos Marx en el Oeste -¡traed maderaaaa!-, y Nueva York bajo el terror de los zombies, de la que hablaré más adelante).
Al lío. Allá por el año 1956, un tal Irvin Block, currante de la Metro-Goldwyn-Mayer se encaprichó con la idea de ubicar La tempestad de Shakespeare en el futuro. Así, y junto con Allen Adler y Cyril Hume, poco a poco se fue hilando el guión de lo que acabaría siendo uno de los pilares más importantes de la ciencia ficción posterior (si no el que más).
Contando con un presupuesto muy elevado para lo que se dedicaba por aquel entonces al género, Forbidden Planet cobró forma a través de las manos de un director del que no conozco ninguna otra película, Fred McLeod Wilcox, y contó con un reparto encabezado por Frank Drebin… quiero decir Leslie Nielsen (pese a tener solo 30 años cuando rodó Planeta prohibido, ya tenía los rasgos tan cascados como en Agárralo como puedas, lo cual no deja de ser bastante perturbador), Anne Francis, y Walter Pidgeon.
La película va de una expedición militar que tiene órdenes de descubrir qué ocurre con el planeta Altair-4, donde años atrás fue enviado un equipo de colonos de quien nunca más se supo…
Tras un viaje de casi un año de duración, a una velocidad mucho más rápida que la de la luz (claro, estamos en el año 2257, y a estas alturas, la humanidad está conquistando todo el Universo: ¡la velocidad de la luz es un juego de niños!), y a bordo de una nave espacial con forma de platillo volante, la tripulación del capitán J.J. Adams (Nielsen) llega a su destino, donde se encontrarán con el excéntrico Doctor Morbius, único superviviente del equipo anterior, su hija Altaira (la Francis), y Robby the Robot, todo un icono del cine (ha aparecido en mil y un películas después de esta, como invitado especial, por ejemplo en «Gremlins», y hasta se le ha dedicado una película entera, que aún no he visto, The Invisible Boy). Total, que poco a poco el capitán irá descubriendo los misteriosos secretos que oculta el planeta, hasta dar con el motivo de la desaparición de todo ser humano a excepción de Morbius…
Pese a tener cincuenta y un años de antigüedad, esta joya sigue gozando de una originalidad muy por encima de innumerables cosas vistas posteriormente, no solo a nivel técnico. El delicioso uso del Technicolor, los extraordinarios decorados y platós, y el aprovechamiento de sorprendentes efectos especiales (véase la secuencia en que un ser enorme e invisible queda atrapado en unas vallas de protección ultra modernas, cuyos rayos láser rebotan contra el cuerpo de dicha bestia, permitiendo así contemplar su volumen mediante fugaces destellos), van acompañados de una dirección sobria, digna, elegante, y sobretodo personal (resulta divertido ir fijándose en cada plano, para ver cómo otras películas han llegado a plagiarlos). Pero lo que realmente destaca es la base del relato, la explicación del porqué de las misteriosas muertes de la antigua tripulación. Obviamente, no la expondré, pues os insto, a todos, a ver la película, pero dejadme decir que aún ahora hay películas de ciencia ficción que se basan en el mismo tema, tratándolo además de manera muy parecida a lo visto en Planeta prohibido.
Además, el ritmo de la película en sí, algo pausado, «atemporal» es como llegamos a describirlo ayer mis amigos mutantes y yo (si es que existe esa palabra), no hace si no reafirmar el espíritu imperecedero (vamos, que no le pesan los años) de la misma, y sirve además como potenciador del clímax de inseguridad y mal rollete constante a lo largo de todo el film.
Mención a parte tiene el robot «asimoviano» Robby, entrañable y bastante cachondete, además de ser la principal inspiración de C-3PO, y cualquier otro robotijo posterior.
Si ya lo dice la portada: «Amazing!»
Visión obligada: Cómo se hizo Planeta prohibido
Mi muy estimado congénere en el tristemente sobrepoblado mundo del gen-x:
Detecto en tu basuresco texto (ojo, basuresco en el mejor de los sentidos: larga vida a
todo lo pop) un comprensible error de forma. Y es que confundes «La invasión de los
ultracuerpos» con «La invasión de los ladrones de cadáveres». Si bien el título original es
el mismo, «Invasion of the Body Snatchers», la traducción a la lengua de Cervantes cambió
alegremente tan sonoro enunciado (arriba todas las películas que contengan la palabra
«cadáver» en su título, excepto la churriguresca «La novia ídem»). Aunque en honor a la
verdad también hay que agradecer a esos guionistas frustrados autodenominados «traductores
de títulos» el haber introducido en nuestras vidas tan sonoro vocablo como «ultracuerpos».
Aún no acabo de saber qué significa, pero siempre quedas bien cuando lo pronuncias en una
conversación con un usuario de camisetas de Expediente X.
Pero a lo que iba. «La invasión de los ladrones de cadáveres» es efectivamente una película
de los años 50 (rompamos otra lanza a favor del miedo atómico y los títulos con «!!!» al
final). Fue dirigida por Don «teestáspreguntandosihehecho5o6disparos» Siegel en 1956 y
protagonizada no se sabe muy bien por quién. La música corría a cargo de Carmen Dragon, que
tampoco sé quién es pero tiene un nombre digno de mención.
Por lo que respecta a «La invasión de los ultracuerpos», se trata de una película de 1978
dirigida por un tal Philip Kaufman (de los Philip de toda la vida) y protagonizada por
Donald «Mash» Sutherland, también conocido como el papá de Jack Bauer.
Un error lógico este pues, sobretodo en un mundo el nuestro en que tenemos que lidiar
constantemente con los desaguisados de tan despreciables seres (por si no ha quedado claro,
los traductores), auténticos «ultracuerpos» culturales, ladrones de cadáveres fílmicos y
gente despreciable todos ellos
Qué cruz
Saludos 10.000 pársecs de grandes
Gordon Shumway
Muy querido camarada de combate. Confirmo que tienes razón en cuanto a lo del título (¿alguna vez no la tienes? empieza a dar rabia que tus poderes sean superiores a los míos…), aunque a mi favor déjame decir que mi confusión, aunque terrible, no deja de ser lógica, pues como ya repasamos el otro día, existen por lo menos cinco (!!) versiones de la misma película, y al tener yo el título en inglés en mi disco duro (qué fantástico cedé me trajiste), creí que la habrían llamado igual que las posteriores. Gracias por la notificación, pero sobretodo, ¡muchas gracias por estrenar la sección de comentarios!
Ah, ya corregí lo del registro: ahora puedes escribir cualquier cosa sin necesidad de ello, y como me temo que vas a ser mi único lector, te insto a que sigas postenado tus impresiones, ideas y/o correcciones.
Namasté, querido Weiss…
Temo me que de cultura tanta cine sobre carezco, pero cambio en conocimientos algunos cerca a blogs tus tengo de. Ante nuevo este tuyo blog recien casi inaugurado pedir solo puedo que mas un poco dure que resto el, miel porque con la siempre labios en los dejas nos lectores tus a. Preguntándome sigo que por cine critico haces te no de, pero motivos supongo tus tendras que. Pedire te comentes que pelicula alguna macabra menos que comentado las que hasta has ahora, que para expertas personas menos gozar podamos cultura de tu.
Mas sin rodeos, despidome animote y a record batir tu duracion de blog actualizado tu manteniendo.
Sobe un pronto y hasta!! Nimosa!! (-;
ROBBY TELETRANSPORTAME!!! Mira que me ha gustado…que pensando estoy en ponérmelo de avatar…que gozada de película. Me encantan los paisajes marcianos estos de carton-piedra. Y he disfrutado como un enano con el climax.
Los efectos muy visuales para la época, la criatura se parece a la de Scott Pilgrim en la batalla con los DJ´s gemelos.
Encantado he terminado oyes…que vengan más como esta.
Ei, esta cónver habría que ponerla en un marquipo en el salón de LC… entrañéibol entrañéibol… XDD
¿Mas como esta? Tengo preparada La Fuga de Logan…pero no conozco muchas mas del estilo…¿Barbarella?
Pelín más antiguas (b/n, my fried) pero ultra míticas: La Tierra contra los platillos volantes, Ultiḿatum a la Tierra. Gloria Sci-fi pura, tío…
Ejem, el de arriba soy yo… paso tan poco por La Casa últimamente que ya ni recuerdo cómo se hacen las cosas…