Crítica de Primos
Tras un debut afortunado con la muy valorada «Azuloscurocasinegro», la carrera de Daniel Sánchez Arévalo se consolidó con envidiable estado de forma con «Gordos«, todo un fenómeno que añadió otro buen puñado de premios a su estantería, pero que sobre todo sirvió para confirmar lo que a la postre ha resultado ser la gran baza de su éxito, su faceta como guionista. Y es que si en ambas películas se había escudado en el drama y el retrato social para asegurar el buen funcionamiento de sus comedias, con «Primos» se adentra de lleno en la comedia pura (y romántica, para más inri), género mucho más arduo y exigente pues ya se sabe el dicho: más fácil es hacer llorar que hacer reír. Y de semejante prueba de fuego, Sánchez Arévalo sale airoso precisamente gracias a un libreto que seguramente no sea perfecto (pequeños tachones aquí y allá lo evitan) pero sí se muestra lo suficientemente sólido como para convertirse en el principal de los muchos factores determinantes para que su tercer largometraje dé en la diana. Diana que, por cierto, no se limita a convertir a «Primos» en una película divertida, sino que hace de su director la alternativa española al Judd Apatow de las grandes ocasiones, de su reparto uno de los mejores equipos cómicos del siglo XXI, y de la propia cinta un clásico instantáneo. Todo ello consigue esta historia sobre tres primos (tanto a nivel familiar como social) que viajan a su antiguo pueblo de verano después de que a uno de ellos le hayan dado plantón en el mismísimo altar el día de su boda.
Premisa poco novedosa, salta a la vista, y por consiguiente riesgo aún más elevado: habida cuenta de su previsibilidad no sería de extrañar que el interés del público se perdiera paulatinamente. De hecho, es lo que sucede en alguna que otra ocasión y por ello «Primos» no alcanza la excelencia absoluta; quizás algún recorte que otro no le hubiera sentado mal a su (excesivo) metraje, puesto que cuando el humor cede algo de terreno al desarrollo argumental, el conjunto se resiente. Especialmente teniendo en cuenta que cada uno de los tres primos tiene su respectiva línea argumental, con sus correspondientes problemas que superar y/o chicas que conquistar. Ahora bien, tales carencias suponen tan sólo pequeños borrones que se solventan rápidamente donde en cualquier otro lugar hubieran supuesto irremediable condena, y es por ahí que despunta tanto la brillantez del guión como el estado de gracia de su reparto. Y empezamos por lo segundo, porque lo que consiguen tanto Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo y Adrián Lastra (los tres protagonistas principales), como los secundarios Antonio de la Torre (pletórico), Inma Cuesta o Núria Gago, es pura canela en rama. Cada uno de ellos hace de los suyos alter egos tan entrañables como inolvidables, demostrando tenerles la medida cogida y otorgándoles ese plus de credibilidad que conlleva el ser los primeros en creérselos. Algo difícil de ver en el género, pero comprensible habida cuenta de la genial labor de Sánchez Arévalo como descriptor de personajes; porque “Primos” es justamente eso, una película de personajes. Entre pinceladas de folklore nacional, de “El gran Lebowski” o “La revancha de los novatos”, se van confirmando unas personalidades fuertes y reconocibles, claramente distinguibles entre ellas puesto que su único punto en común acaba siendo la apabullante humanidad que desprenden. En resumen, uno se hace con ellos desde el primer minuto y de forma irremediable.
Y con eso, una película ya tiene mucho ganado. Pero si además se le suma que de sus pasajes más endebles, “Primos” logra salir retomando el vuelo por todo lo alto con uno de los mejores gags que un servidor recuerda en años (cierto concierto del que nada añadiremos…); si se le suma que de los antes mencionados, dos o tres personajes resultan especialmente logrados, hasta el punto de convertirse en revulsivos constantes para el ritmo de la cinta; o se le añade el buen rollo que desprende por su historieta de amor pueblerino y su empaque audiovisual que es pura luminosidad… entonces el resultado es prácticamente redondo. No son demasiadas las ocasiones en que un espectador puede salir de una sala de cine con semejante sonrisa estampada en el rostro, y menos aún que la misma se deba no sólo al acierto de la vis cómica de la proyección en cuestión, sino a la sensación de no haber sido tomado por el pito del sereno. Porque sobre todo, lo que sí desprende “Primos” es una impresión de gusto cinematográfico, de una película buena, rigurosa y con chicha, que además resulta ser divertida. Con tanto a su favor, resulta muy difícil no olvidarse al instante de sus pequeños traspieses, no quedarse con la idea de que estamos ante una de las comedias del año, y qué demonios, no tener ganas de repetir su visionado.
7,5/10
No me gusta nada este director, pero bueno, le daremos una ojeada cuando se estrene.
hombr,e yo creo que la primera es como para que te caiga mal, cierto, pero Gordos ya la encuentro más "amigable", y con esta ya… yo le tengo a la altura de Cobeaga. No te digo nada y te lo digo todo ;)
Gordos le aportó un puñado de goyas??
"Incorrecto"
cierto, 8 nominaciones pero tan sólo un premio. Curioso… corregido queda, gracias!
me ha encantado la película, de hecho ya la he visto otro par de veces. Da muy buen rollo la peli: humana, divertida, entrañable…
qué gracia, creí dejar un comentario a la misma hora a la que lo hizo el anónimo de arriba, sólo que mi comentario era otro.
el caso es, que la he visto esta tarde y me ha parecido muy divertida y muy bien hecha, sí sí
caray, se nota que ha salido en DVD(rip)! Me alegra que os haya gustado, la verdad es que yo guardo un muy buen recuerdo de ella. Tanto, que a la que baje de precio, me la compro y la pongo junto a Pagafantas y No controles. Viva la (nueva) comedia española!
Que chorrada de pelicula, no tiene ni puta gracia y los personajes parecen tontos, admás actuan imitando a Alberto San Juan el uno a Willy Toledo, el otro, el tercero que hace de meningitico por lo menos resulta original. Las actrices están buenisimas, pero no se creen el papel y eso se les nota,probablemente le resulte una noñeria, en fin, muy flojita…. mucho mejor la anterior, Gordos.
caray, pues a mí me pasó eso con Gordos. Ni me creí yo a los personajes, ni me pareció que se los creyeran ellos. Se me hizo muy incómoda por ese motivo.
En cambio, Primos me la creí. Y bueno, no sé, quién no ha vuelto al pueblo de la infancia un verano, hecho el tonto recordando aquellos tiempos, etc. Yo me sentí muy identificado, y las tonterías que hacen… bueno, por una chica lo que sea, dicen, no?
Saludos!