Crítica de Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!

«Ha vuelto a ocurrir». A modo de pistoletazo de salida, es esta una de las primeras frases de «Resacón 2». Es esta una de las frases que todos esperábamos oír y una de las frases que captura la esencia, no sólo del díptico «Resacón», sino -vamos a ponernos maximalistas, venga- de gran parte de la narración clásica de comedia de toda la vida. Esto es, la institucionalización de la estupidez humana (preferiblemente de la parte de población que usa pene), especialmente del haiku «el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra». Es el ver a tres tarados joderla una y otra vez, no habiendo aprendido de los errores del pasado e incluso hundiéndose más en el fango, que una cosa es Nevada, y otra muy distinta (tráfico de órganos-distinta; turismo sexual-distinta; mafias internacionales-distinta), otra muy distinta es Bangkok.
Así que cabría esperar que el nivel de sordidez aumentara por esos lares sudesteasiáticos. Uno ya sabe que el Wolfpack (Cooper-Helms-Galifianakis at their best) difícilmente le reservará algún as escondido bajo la sobaquina; que lo que guarda el director Todd Phillips en la recámara es mierda mayor y más gloriosa, pero de la misma marca enlatada; que la estructura narrativa va a ser más o menos calcada, en virtud de la gloria del auto-rip-off caníbal (y eso incluye superar una elipsis de cojones que convertía la primera obra en maestra). Uno ya sabe que «Resacón 2» va a ser una reedición de «Resacón 1«, con lo que le cabe esperar que los responsables no hayan pisado el pedal del acelerador. No, que hayan puesto un adoquín encima y se hayan subido a surfear el capó mientras se fuman un petardo de la peor maría encontrada.

 

 

Porque los mensajes que se pueden extraer de todo esto (la preeminencia del hedonismo entre amigos varones sobre, básicamente, todo lo demás / el sentimiento de las juergas que van desapareciendo con la edad y la llegada de las responsabilidades «adultas»), esos mensajes ya estaban en la primera. Y también estaba la celebración de la comedia destructiva y auto-ídem de los ochenta y primeros noventa, con su talante generófago que tanto se alimentaba de comedia como de cine de gángsters o paridas de acción.
Así, que sí, sólo pedíamos caña, mucha caña. Y bueno, objetivo cumplido a medias. En «Resacón 2» hay más pollas y más travestis, más putadas a mindundis que no le han hecho nada al mundo (el «qué mal lo pasa Ed Helms» sigue vivo) y más cosas muertas o moribundas. Un ambiente más chungo, más calles mugrientas y más paredes churretosas, pringadas del sudor de alguien que ha dormido la turca amorrado en ellas. Hay chistes de monetes, que de eso le faltaba a la primera, algún cameo y algún reencuentro tirando a fofo; pero si uno se espera que se haya vitaminado la estructura ósea a nivel medular, puede ir abandonando esperanza.

 

 

Porque ese guión de manual (escuela «Jo, ¡qué noche!» llevada al paroxismo neocómico) necesita pequeñas victorias, culminaciones de las set pieces que lleven al delirio al respetable o por lo menos a su carcajada animal. Y no es que «Resacón 2» no sea una película divertida, es que debía ser gloriosa. Es que debía ser una montaña rusa donde el espectador tuviera el constante wao en los labios motivado por uno y otro y otro más orgasmos cómicos de carácter etílico. Porque el hecho de que tres tiparracos se lo beban todo, se lo esnifen todo y se lo follen todo tampoco garantiza el desmelene punki. Que para eso se necesita riesgo, arrojo y saber cultivar una sensación de descontrol en la que uno sospeche que literalmente todo pueda ocurrir. Esto es, un guión en escalada de tensión y taquicardia amigo del ventolín; y no un hilo dramático que rebaja demasiadas veces el ritmo y al que siempre le falta el fatality final que nos deje a todos con esguince maxilar. Eso es lo que hay en «Resacón 2», mucha mala hostia de base, pero raramente consumada.
O sea que no. Que «Resacón 2» es la mejor comedia comercial que podremos sorber este veranito, pero no cumple las expectativas de aquellos que se han tatuado la efigie de Galifianakis en un cachete después de ver la fundacional y «Salidos de cuentas«, pero antes de «Resacón 2». Y la verdad es que la película se pasa bien, en algunos momentos muy bien. Tiene un generoso puñado de gags antológicos (el del shiitake lo tengo ya enmarcado en el museo de mi mente), su factura visual es más que correcta y la comicidad de los intérpretes, incluidos los secundarios, está bien explotada. Pero la sensación de repetición es evidente, y el piloto automático termina por joder cualquier pretensión mega-putonverbenera.
Esta ha dolido.
6/10
Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. A mi me gusto mas esta que la primera parte y la primera es épica pero esta tiene más gracia y muchas más gamberradas lo unico que me pregunto..puede bradley cooper estar más bueno con el paso del tiempo??! madre mía este hombre es PERFECTO! *__*

  2. JUAS, te argumentaría un rato por qué me parece mejor la primera y tal. Pero oye, contra eso de Cooper no tengo nada que hacer, ninguno de mis argumentos va a resultar lo suficientemente poderoso ;)

    Saludos! :D

  3. Tolamente deacuerdo con usted, hombre perdió la novedad, te he escrito mi critica para el lector opina.

  4. Recibida! Editamos un poquete y publicamos. A ver si mañana tenemos ocasión ok? Muchas gracias, by the way!!

  5. ok estaré pendiente de todas formas en lo que las postes envía un correo diciéndome por favor tío…

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