Crítica de Resistencia

1941. Cuatro hermanos judíos escapan de Polonia tras la ocupación nazi y se adentran en los bosques de Bielorrusia. Una vez allí, los Bielski consuman su venganza por la muerte de sus seres queridos, al tiempo que se organizan para sobrevivir sin ser atrapados. Poco a poco, su leyenda adquiere volumen, llamando la atención de otros supervivientes que se irán uniendo a ellos, así como de la resistencia rusa, que no dudará en hacerse con sus servicios…

Tan impresionante argumento es el que cuenta (o más bien echa por tierra) «Resistencia» («Defiance»), nueva oportunidad para ver a Daniel Craig alejado de su papel estrella como 007 y para confirmar lo que se viene oliendo con cada una de sus películas: que Edward Zwick debería dejar de hacer cine.
Él solito se encarga de condenar irremediablemente un film seguramente oscarizable en cualquier otra circunstancia, escribiendo un guión de nada más y nada menos que dos interminables horas y cuarto en las que todo lo que sucede (que tampoco es tanto) es previsible, simplón, efectista y lo que es peor, no desprende más emoción que la simple y llana apatía.

Los únicos puntos a favor del film se centran por tanto en la historia real que se esconde tras su adaptación cinematográfica, una suerte de revisión del mito de Moisés con aires de Robin Hood, y en los escasos momentos en que ésta (supuestamente) la respeta o como mínimo se limita a exponerla sin (demasiadas) florituras dramáticas de tres al cuarto.
Así, algunos pasajes referentes a las incursiones del grupo de los hermanos Bielski en territorio enemigo, o la evolución de sus campamentos en pleno invierno, son de lo poco que puede resaltarse de una película que jamás ahonda en ellos para centrarse en cambio en los affaires de cada hermano con algún miembro femenino de su grupo, el endiosamiento del protagonista absoluto (un pobre mártir que deberá superar diversas y tremendamente manidas pruebas de superación física o anímica), o en la evolución de personajes secundarios de insultante banalidad que en lugar de profundizar en el dramatismo de la situación, le restan totalmente su credibilidad convirtiéndose en momentos risibles y/o enervantes por su ridiculez. Valga como ejemplo el consabido personaje fuertote y bobalicón que se emborracha de poder exigiendo más comida que el resto de sus camaradas porque, a su juicio, su labor es más importante…

Como ya hiciera con la no menos insoportable «El Último Samurai», además de las tascas de guión Zwick se encarga también de la dirección (y producción) de «Resistencia», algo que también pasa factura a un film con un excesivo aire a televisión de no ser por los correctos efectos especiales y por la labor de Eduardo Serra, director de fotografía que ya había colaborado con el cineasta en «Diamante de Sangre».
Así, la película se muestra bella pero excesivamente pobre y acartonada, con infinidad de planos carentes de toda personalidad cuando no resultan directamente ridículos tanto por su planificación como por su ejecución. No hace falta saber demasiado de cine, simplemente basta con comparar ésta con cualquier otra cinta del mismo género (sin que sean necesariamente «La Delgada Línea Roja» o «Salvar al Soldado Ryan») para darse cuenta de cómo no deben rodarse escenas de acción bélica.

Con semejante panorama, poco pueden hacer los esforzados actores principales, que se muestran (salvo en el caso de un Jamie Bell al que tampoco se le echaría de menos si abandonara la actuación) más que correctos llevando el peso de la película a sus espaldas, con mención especial para un Daniel Craig especialmente inspirado.

En resumidas cuentas, «Resistencia» es un film decepcionante se mire por donde se mire, siendo su principal y (casi) único causante de males un director que se cree tan capaz como Spielberg estando sus virtudes a la altura de un Uwe Boll cualquiera (y no exagero). Y si digo casi, es porque otro que parece empeñado en adormecer al espectador es un James Newton Howard insoportable que a saber por qué cuenta con una nominación a los Globos de Oro por su composición para la banda sonora.
Con todo, puntuales momentos que remiten a los espíritus más gamers del público (esos ataques a lo «Commandos»), así como la voluntad de los dos protagonistas principales (Craig y un renacido Liev Schreiber) y los aspectos puramente visuales a cargo de Serra, acaban salvando de la total quema a un film cuyo título no podía ser mejor, pues se trata de toda una prueba de resistencia aguantarlo hasta el final sin marcharse de la sala.
3,5/10

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. ¡Vaya! Yo que quería empezar el año con esta. Bueno, como no me anime aún soy capaz de repetir Cuarentena.

  2. jajaja, bueno, tampoco sé qué va a ser peor eh? que Cuarentena me da una mala espina…

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