Crítica de Robin Hood

Por un aquello de las casualidades comerciales resulta que coinciden en cartelera, con poco tiempo de diferencia en las fechas de sus respectivos estrenos, las últimas obras de dos de los más populares directores de los últimos años. Y se da también la circunstancia de que ambos han tomado como punto de partida para expresar sus propias obsesiones cinéfilas sendos personajes icónicos de la tradición literaria y/o legendaria anglosajona.

Hablo, cómo no, de Tim Burton y su «Alicia en el País de las Maravillas» y de Ridley Scott y este «Robin Hood». Y el motivo por el cual pongo en paralelo las dos películas no deja de ser curioso: ambos directores han decidido partir de ese material preexistente, pero los dos han optado por desplazar varios años en el tiempo su mirada, siendo la de Burton una especie de «secuela» de «A través del espejo», mientras que la de Scott podría considerarse, verbigracia (no me hagáis mucho caso, es una manera de hablar), una «precuela» de la historia conocida y mil veces relatada.
De este modo ambos pueden partir de un material de sobras conocido para contar algo nuevo sobre él. En el caso que nos ocupa: los origenes del legendario arquero de Sherwood y sus avatares fueralegales: cómo estuvo al servicio del Rey Ricardo «Corazón de León» y qué le llevo a ser un outlaw. Pero, y de nuevo aparece la coincidencia, si lo que en un principio podría parecer una mirada renovadora al mito, al final, como en ese dichoso País de las Maravillas, en «Robin Hood» todo termina siendo un nuevo retorno a las costumbres y las constantes de la versión del director que ha ido emergiendo en los últimos años, por lo menos de su parte épico-aventurera. No tiene demasiado sentido que hablemos del Scott de «Los duelistas», de «Alien, el octavo pasajero», de «Blade Runner». Ni siquiera del de «Tormenta blanca» o «La teniente O’Neal», y menos de sus recientes experimentos en el terreno de la comedia con «Los impostores» o «Un buen año»), pero sí que retomemos la vertiente épico histórica del realizador.
Así, la visión que tiene Scott de «el ladrón que robaba a los ricos, etcétera» al final no termina distanciándose tanto de la del gladiador rebelado aquél, o de la de las cruzadas, ni siquiera del bélico con helicópteros abatidos. Pero seamos justos, Scott es un artesano superdotado, un genio de la imagen, y por eso su Robin Hood tiene tanto de repetición de esquemas, de caminos ya transitados y de épica desgastada como, cuando quiere, de un contundente oficio, una gran fuerza visual y una innegable garra narrativa.
Y atención, que he dicho «cuando quiere». Porque en «Robin Hood» hay tiempo para las grandes batallas marca de la casa (especialmente un vigoroso inicio y una grandilocuente coda final en lo que podría ser un personal «desembarco de Normandía» medieval), la peleas crudas, a puñetazo, a mendoblazo o a flechazo. Pero también para el reposo del guerrero, para la intriga palaciega y para el culebrón de diversa índole, desde el familiar, hasta el romántico, pasando por el político.

Pero aquí parece que Scott no consigue medir sus palabras, y al final termina por crearse un abismo demasiado insalvable entre las partes reposadas y las trepidantes; anodinas e incluso apagadas las primeras, ultravitaminadas las segundas, en una masa que no termina de cuajar. Especialmente teniendo en cuenta las opciones temáticas que toma en sus partes menos, digamos, viscerales. Repito, nada que objetar a la parte de «acción»: como he dicho, del pulso salvaje y grandilocuente que se gasta Scott pocos pueden presumir hoy día. Pocos pueden vendernos una vez más esas imágenes crudas marcadas por un obturador funcionando a todo trapo y una fotografía seca, descarnada y cortante, y salir airosos, con la energía y la fuerza de quien está inventando una nueva manera de filmar.

Pero, seamos sinceros, los vericuetos cómicos que obliga a pasar al machote Crowe (gags de lo más tontorrones algunos) no le sientan nada bien al resultado. Y cuando, en algún momento, termina casi escorando hacia la comedia romántica, la cosa se pone casi ridícula. ¿Comedia romántica? Pues sí, oigan: la secuencia de la llegada de Robin a Loxley contiene más elementos de la romanticada clásica que lo último de Jennifer López. Madre.

Todo ello, adulterios de género a parte, no obstante contribuye a dotar a los personajes de humanidad, alejándolos del icono, de su imagen ideal, y apegándolos más a la realidad. Lógicamente superada ya la figura naïf de Errol Flynn («Robin de los bosques»), y la imagen algo camp de Sean Connery («Robin y Marian»), Kevin Costner fue quien representó un Robin sucio, realista y violento, corriente a la que se adscribe este Robin Hood 2010. Algo que se ve reforzado por la clara voluntad de su director de (presuntamente) ajustarse a la Historia, a los hechos reales y a la imagen de una hipotética Inglaterra del Siglo XIII más cercana al tiquismiquismo de los los historiadores que al pan y circo hollywoodiense. No deja de ser chocante ver a los mismos personajes de siempre en un contexto aún inédito, con unas circunstancias distintas, determinadas por la vocación de «puesta de precedentes» de la historia y por ese pretendido verismo histórico.
Es más, de tan «versión definitiva con la que uno no sólo se entretiene, sino que además se instruye», Scott huye incluso del aroma bizarro-fantástico de «Robin Hood, príncipe de los ladrones» (aquí no hay brujas ni supercherías, ni climas fantaterroríficos) para apuntarse a la desmitificación general, presentando a un príncipe/rey Juan ambiguo, un Ricardo «Corazón de León» rechoncho [SPOILER] y con una preocupante tendencia a morirse antes de tiempo [fin del SPOILER] una Lady Marian (ajustada Cate Blanchett) lejos de la habitual imagen frágil y virginal (y de raíces machistas), un fraile Tuck algo amoral y unos amigos, liderados por little John, de cierta vertiente homoerótica.
Todo imposible, faltaría más, sin un diseño de producción realmente impecable, un placer para la vista de reconstrucción al detalle. Como es habitual en este tipo de producciones, vamos. Tampoco es que inventen nada, pero el cuidado puesto en todo ello es patente.
En «Robin Hood» algunas constantes scottianas aparecen acentuadas: una excesiva enfatización de las sensaciones y los mecanismos dramáticos, las emociones demasiado teledirigidas, un gran repertorio técnico de ópticas (objetivos) utilizadas –grandes angulares, «teles», un eficaz uso del «macro»-, y así. Y aunque otras están más suavizadas (la violencia es muy, muy discreta, casi de aventura familiar; las habituales escapadas «pseudopoéticas» no resultan tan solemnes –y de rebote huecas- como de costumbre), esto es un producto inequívocamente de su director. Para lo bueno y para lo malo: la ya clásica Fórmula Scott Para Producciones Épicas, al final no aporta casi nada al mito, ni a la carrera del realizador británico, ni al panorama blockbusterero, más que una nueva muestra de orfebrería cinematográfica, sin terceras dimensiones y sin despliegues digitales demasiado evidentes. A la antigua usanza, como las aventuras de toda la vida, pero sin perder con ello los ingredientes del gusto del público actual, las triquiñuelas que le aseguren el taquillazo de alcance pornográfico.
Una serie de virtudes de peso que sin embargo, y esta es la sensación que persiste cuando uno hace balance, quedan dolorosamente minimizadas por culpa de una descompensación en su ritmo excesivamente exagerada y la sensación de estar viendo otra vez lo mismo.
Una pena.
6’5/10
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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Sólo por putear, ¿No estaba prohibido hablar de la peli hasta pasado mañana?

  2. No no, en el comunicado ponía a partir del 12, así que apenas arrancó el 12 subimos la crítica, escrita desde el día 10, eso sí ;)

  3. El comunicado decía después del estreno en Cannes que es esta noche, viciosillo.

  4. Bueno, como no especifican nada de la hora… jejeje, a nosotros que nos registren.
    No sé, en Sitges, por ejemplo, hay estrenos de películas a partir de las 12 de la noche, o sea que, todo puede ser!

  5. Al diablo estos de Hollywood y su idea de vendernos siempre pan con lo mismo, ya no hay ideas y nos empujan a huevo ver que si remakes, pre- o post-, adaptaciones vistas un mil de veces, reinicios de sagas, remasterizaciones y ahora con el boom del 3D no quiero ni imaginar la de peliculas que vendran con un rayo laser mas y 2 que 3 escenas en dizque 3 dimenciones… ya basta! que coraje por Dios! esta gente nos creen estupidoz o que? de mi parte ni loco ire a verla, para que? la misma historia si ya se como terminara carajo! son pocas, realmente pocas las peliculas que me atraen para este año, que hacen que me muera de ganas por verla ya, de ahi en fuera las demas, nunca pense que llegaria al punto de ya no gustarme ir al cine por que es lo mismo de siempre… aay Nolan apurate por favor! que al ritmo que van mejor ire al centro al tianguis a comprarmelas piratas con calidad dvd y sin gastar la lana que me gastaria en el cine… he dicho!

  6. Bien, después de tocar las pelotillas debo decir que estoy muy indiganda porque yo pensaba que estabais enseñados y no hay nadie que diga que se le ve el torso a Russell Crowe que es lo verdaderamente importante de esta peli…. ¡¡¡¡Amos!!!!

  7. Leonel, más razón que un santo. De 18975 remakes que aparecen a la semana, tan sólo uno o dos pueden tener algún sentido, aportar algo o suponer algo distinto a la pérdida de dinero. Esto ya cansa!!

    ANA, es que no lo tengo bien entrenado, al John… ;)

  8. si… ya cansa…

  9. Anda, pues no contesté yo ayer a lo del torso desnudo y se borró la cosa… Acabo de darme cuenta…

    Decía que sí, se le ve el torso al Crowe, pero que es un torso algo fondoncillo. Claro, el tipo es un actor del método y etcétera, así que su Robin Hood, gran comedor de cerdo asado y contumaz bebedor de cerveza gasta un cuerpo como bastante ajamonado.

    Pero en fin, sabemos que el sector femenino de los lectores caseros nunca hacen asco al centímetro cuadrado de piel masculina (lo llamáis "la belleza está en el interior", pero en realidad es "abdominal… mí gusta"), así que me disculpo por mi insensibilidad de no haberlo citado en la crítica

    Jeh…

    Salud

  10. Pues a mí no me interesa para nada el torso de Rusell Crow, es más, no me interesa nada de él en general. Es uno de esos actores que verlo me produce uricaria. En cuanto a la peli… buf. Si me dijerais que han cogido la novela anonima del 1500 y han hecho un guión original basado en ella, en lugar de hacer una adaptacion de una adaptacion de una adaptacion de una adaptacion de la peli de Errol Flynn, pues a lo mejor iría a verla. Mientras tanto, prefiero las mallas del susodicho.

  11. bah, me resultó bastante insípida, normalita normalita. los gags como dices, son bastante chorras, pero con alguno te ries, otros son para niños. una peli para toda la familia, pero yo no me esperaba otra cosa.

    Sobre la "tendencia" de Ricardo, yo apostaría a que es un truquito y en la segunda resultará que era una "trampilla" para engañar a sabesnoopy quién…

  12. Holas a todos. Un placer leerte Bluto. Pues yo vi la peli ayer y no me pareció del todo mala. Y sólo por reseñarlo pero la visión de la realidad de Robin Hood, la más parecida fue la de Sean Connery y Audrey Hepburn. Porque Robin Hood fue un canalla de narices. Además Juan Sin Tierra fue un mágnifico rey. O sea, me hubiera gustado verlo desde esa perspectiva a ver que hubieran hecho. Entonces sí que habría aportado algo como remake. Sólo espero que la semana que viene la peli POP: The Sands of Time, pa los que hablan español la del videojuego del príncipe, esté algo mejor que esta. Aunque repito que esta me gustó bastante.
    Un Saludo.
    Fernando Carrión.

  13. Nita, cuando esté viendo la segunda parte (cosa que difícilmente haré, pero bueno), si se revela que "eaquello" es un truquito, me levantaré en la sala y me pondré a aplaudir. Ale.

    Carpenter, a mí precisamente lo que me gustó de la de Scott fue eso (ya lo comento en la crítica): que no parte de una concepción de los personajes idealizada. Robin Hood no es el típico truhán encantador, el Rey Ricardo no es el incorruptible, todopoderoso y bondadoso monarca sin tacha ni Juan el clásico mezquino sanguinario. Un poco de ello sí tienen, pero todos están algo más matizados…

    Y miedo me da "POP"… Ya veremos, ya

    Saludos!

  14. En mi opinión, muy poco inspirada. Falta sentido del humor y de la aventura y en su lugar, Scott apuesta por una épica descafeinada. Saludos desde Especialista Mike !

  15. Eres más de la opinión de Capi, pues. No, si ya sabía yo que lo suyo iba a cosechar más adeptos, jejeje…

    Por cierto, no creo que a la peli le falte sentido del humor. El problema es que este es demasiado pedestre…

    Saludos!

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