Crítica de Salidos de cuentas
Y luego están las que actúan a la inversa. Que de entrada se ven y se rechazan un poquitín por hacer gala de recursos resecos, trucos gastados hasta la saciedad y movimientos de guión burdos por esquemáticos. Pero que, no sé si a pesar o precisamente por eso, gustan y se disfrutan como enanos retozando en el guilty pleasure.
Y no deja de haber cierta magia en todas estas películas, ¿no?
Con «Resacón en Las Vegas«, lo anterior del director Todd Phillips, no ocurría exactamente: reciclaba mucho, sí, pero también se lanzaba a la piscina desde un trampolín carcomido y caía con un tirabuzón perfecto: usaba unos elementos ya sobados, pero, boom, se sacaba del bajoforro una elipsis brutal que le daba todo el sentido a la broma. Y de premio la colocaba medio escalón por debajo de «Tropic Thunder» como Mejor Comedia Americana de los dosmiles.
Con «Salidos de cuentas», Phillips ha intentado repetir la gesta, solo que esta vez prescindiendo de la osadía; a la antigua usanza y asegurando el tiro. Confiando toda la matraca humorística al potencial cómico de su pareja protagonista y del propio planteamiento inicial, ya un conocido de la familia: a Peter se le pone la esposa de parto en la otra punta del país y debe llegar a tiempo. Por culpa de Ethan, un impresentable aspirante a actor que se le cruza por delante, pierde el avión y se ve obligado a compartir coche con él. Lo cuál será el inicio de una serie de catastróficos despropósitos.
Y ya está. Un personaje que debe llegar del punto A al punto B en el menor tiempo posible de tiempo y todos los elementos en su contra, empezando por un compañero conflictivo, fuente de todos los problemas. Una nueva visita al ítem «extraña pareja», esta vez concretado en unos enormes Zach Galifianakis y Robert Downey jr. que destilan una innegable química juntos y un tremendo potencial por separado: Galifianakis venía así desde «Resacón en Las Vegas». Downey jr. ya había mostrado sus capacidades para la comedia macarra con su Tony Stark («Iron Man«). Feliz mártir-monio para una de esas comedias, y a eso iba hace un rato, que pese a no contar nada nuevo contienen una serie de elementos que la incrustan directamente en la parte emotiva del cerebelo.
Principalmente uno: la amistad entre tíos. De unos años a esta parte, y principalmente gracias a la engrasada maquinaria industrial del señorito Appatow, han ido surgiendo una serie de productos que, infectados por el espíritu de los ochenta, tenían la relación no homoerótica como principal y única materia de transmisión sentimental. Las tías están ahí, por supuesto. Se las trata con respeto y hasta se las diviniza como poste impenitente ante las ventiscas del gilipollismo masculina. Que es abundante. Pero aquí lo que cuenta, tíos, esto va por vosotros, es la amistad, el I love you, man.
En virtud de eso, como digo, se construyen algunos de los más destacados ejemplos recientes («Te quiero, tío«, «Hazme reír» y la citada «Resacón en Las Vegas», quizá los más brillantes). Y «Salidos de cuentas» no es excepción. Parte de ahí para colocarse en una especie de punto intermedio entre la stoner comedy (o «comedia de drogotas») a lo «Superfumados» y la road movie en plan «Viaje de pirados», un viaje iniciático por carretera hacia la (eeeeew…) paternidad, una suerte de despedida de soltero forzada, última parada de la juventud antes de la definitiva vida familiar. Con una relación de por medio contaminada del mismo virus que impregnaba «El rey de la comedia», y más aún «Un loco a domicilio»: la desesperación de un tipo eminentemente irritante por ser alguien. Más concretamente por tener un amigo. Y cómo ese tipo arrolla sin piedad y con la barra de estado de la mala suerte al máximo al primer candidato que se le cruza por delante.
Y el esquema a seguir es el previsto en «Salidos de cuentas»: el pistoletazo se da en cuanto las dos personalidades se cruzan y se confirma que el desastre planea en una secuencia dentro de un avión, jocoso retrato de la paranoia generalizada relacionada con la seguridad nacional en América (ojo, y no se salva ni la generación Obama). Y la madeja se empieza a liar en cuanto Peter sienta su trasero en el asiento del copiloto.
No voy a desvelar nada del argumento de «Salidos de cuentas». Ya es suficientemente previsible. Pero sólo apuntar que no por eso la cosa deja de tener resultados hilarantes. Si tiene algo «Salidos de cuentas» es que resulta condenadamente divertida, entretenida hasta decir basta y hace gala de un timing humorístico afinadísimo. Contiene algunas apariciones estelares (se dejan ver, con éxito, Michelle Monaghan, Juliette Lewis o Jamie Foxx) mas una banda sonora estupenda. Y confirma a Galifianakis como un experto en figuras trágicas disfrazadas de lamentables payasos: el hombre está tintando progresivamente de tragedia a sus personajes a medida que va avanzando en su carrera en un admirable ejercicio de profundidad interpretativa disfrazada de ligereza idiótica.
Y cuidado, que a «Salidos de cuentas» se le puede reprochar un ligero bajón en la parte central, una cierta dulcificación en su mensaje final, una pequeña falta de desmadre (lo siento chicos, «Granujas a todo ritmo» instaló un listón estratosférico) y que cite a «Dos hombres y medio». Pero no se le puede negar que resulte una comedia despendolada, gamberra (perros, mexicanos y niños reciben lo suyo) y trepidante. Y hasta, joder, ingeniosa en algún momento.
En realidad es la antítesis de la comedia sofisticada y no deja de ser una reedición de la reciente «Todo sobre mi desmadre«, pero qué placer de hora y media, oigan, qué placer…
¿Capricho personal? Si queréis…
7/10
Tengo ganas de verla por la apreja protagonista, y si ya dices que es buena, mejor que mejor. Eso si, "Resacón en las Vegas" no me resultó tan divertida como esperaba.
Saludos !!
Anda, pues si "Resacón" no te convenció, no sé yo si decirte que te mantengas alejado de esta…
Luego no digas que no te aviso… ;)
Saludos
Hombre, volver a disfrutar con mi admirado Downey Jr. creo que es una buena garantía. Si no me gusta, tranquilo, que no te echaré la culpa, jaja.
Saludos !!! (y gracias por la advertencia)