Crítica de Saw VI
Mientras nuestro Ministerio de Cultura sigue con sus enajenaciones mentales, el estreno español de «Saw VI» se va posponiendo (curiosamente, los mismos que vetan la aparición de este film sí permiten o directamente crean espectáculos mucho más extremos, como es el caso de «Mentiras y Gordas»), lo que no hace sino aumentar de manera proporcional el interés general por tan maldito film que, además, supone la sexta de una serie de la que nos hartamos en la tercera parte.
Viéndonos obligados a sacarnos las castañas del fuego, por fin le hemos echado un guante a la que, según Ángeles González-Sinde y compañía, es la película más violenta de los últimos años. Nuestra única motivación, por supuesto, el morbo. El resultado: tan por debajo de lo esperado como para echarse a llorar si realmente es este el nivel de mojigatería y censura al que se ha llegado en tan libre y progresista país.
Ciertamente, este es el «Saw» con las escenas de contenido más violento de toda la saga. Pero ¿qué quiere decir esto exactamente? Poniéndonos en situación, nos encontramos ante una película de terror con palomitas, para cerebros prácticamente carentes de actividad neuronal y, por lo tanto, de espíritu comercial y centrado únicamente en cumplir con los deseos del público. Y evidentemente, estos no van más allá de hora y media de sano gore guarnecido con un argumento que más o menos mantenga el interés, algo que sabe a la perfección Kevin Greutert, editor de todo el puzzle (desde la primera entrega) y por primera vez director de una de sus piezas. El californiano es perfectamente consciente de los límites que no debe rebasar para no caer en la ofensa, y se dedica a juguetear con ellos de la misma manera que lo viene haciendo todo el universo «Saw», con la única diferencia de que, en esta ocasión, ha salido lo suficientemente bien como para escandalizar a los más retrógrados: los genios de nuestra cultura.
Básicamente, por lo que Greutert opta es por tomar el 100% del total de violencia permitida en el cine comercial, y distribuirla en dos grandes bloques equitativamente (el prólogo y una secuencia conceptualmente terrorífica cerca del final), amén de un par de migajas que se desprenden durante el proceso para aparecer a lo largo del metraje, de manera tan fugaz como soft, y reavivar de paso la llama de una atención que a la mínima que ve una salida desaparece por completo del espectador. Pragmáticamente, esto significa que, aun siendo el más violento de la saga, estamos también ante uno de los «Saw» con menos escenas de terror de toda la hexalogy, tal es el empeño en, sorpresa, el guión.
Y es que para poder entender lo que ocurre a nivel argumental, el espectador no sólo tiene que haber visto necesariamente las anteriores cinco entregas, sino que debe recordarlas con detalle, tal es el nivel de exigencia de la pareja de guionistas, Marcus Dunstan y Patrick Melton (quienes llevan firmados los guiones de «Saw 4«, «5» y «6», y ya han empezado la composición de la próxima). De hecho, a un servidor no sólo le resultó imposible reconocer todas y cada una de las constantes remisiones a personajes y situaciones, sino que además se lo ocurrió que tal vez, en realidad sí que toda la saga está estructurada a modo de puzzle, y si hasta ahora hemos visto diversas piezas, todavía nos queda la última que de sentido a la big picture y, quien sabe, lo mismo hasta se descubra como una genialidad de la historia del cine.
Ahora bien, tales conjeturas pueden hacerse, tranquilamente, durante el visionado del film, por lo que no salten las alarmas todavía. Seguimos encontrándonos ante el sexto escalón de una saga que se olvidó de su interés artístico después de la primera parte, y eso incluye un guión que se limita a fotocopiar el esquema de sus hermanos mayores para convertirse en el habitual cúmulo de despropósitos, intrascendencia y demenciales twsit. Por lo tanto, flashes del pasado a parte, el espectador se ve en la obligación de no pararse a pensar ni una décima de segundo en la lógica de lo que está viendo, bajo riesgo de ahogarse en una funesta tempestad de ira contenida acrecentada por el resto de serias carencias que esconde el film. Y en este último saco, buffet libre: meta el lector todo ingrediente que se le ocurra y de seguro acertará. Actuaciones del peor porno, escenarios aún peores, dirección con piloto automático agravada tanto por un montaje de segunda como por la torpeza general propia de la serie… en fin, nada que no demostraran anteriormente James Wan (director del «Saw» original), Darren Lynn Bousman (segunda, tercera y cuarta parte) y, sobre todo, David Hackl (responsable de la más floja de todas, la quinta), y en todo caso elementos secundarios a la hora de atraer al público.
A fin de cuentas, no creo que quede nadie por saber de qué va todo este universo, por lo que ya sea como fan-total o a modo de guilty pleasure, todo el acude a las salas, cada año, a ver una nueva muestra del arte de Jigsaw sabe perfectamente a lo que se enfrenta. Bueno, todo no, ahí está nuestro Ministerio de Cultura Español que no ha entendido de qué va el (inocente) juego a estas alturas del partido.
Sí es cierto que, retomando el debate de la censura, cabría la posibilidad de partir una lanza en favor de González-Sinde alegando que, efectivamente, hacia el final se intuye cierto discurso apologético (aunque habitual en el género) sobre la venganza. Pero sinceramente, dudo de que el acusador ojo de la ministra haya pasado de la brutalidad de las dos escenas cumbres de «Saw VI», que sí es bastante elevada en relación al resto de la saga, pero desde luego no a varias de las películas de terror vistas en los últimos años tranquilamente en cines.
Lo mejor de todo es que semejante campaña no ha sido más que publicidad gratuita e inmejorable para el film por lo que, cuando finalmente pueda estrenarse, acudirá a su visionado una cantidad de público muy superior a la que habría ido en circunstancias normales, y muy superior a la que se merecería esta mediocre y totalmente intrascendente sexta parte de la saga, cuya única virtud es hacerse bastante más divertida que las anteriores.
4/10
Aquí se estrena la semana que viene. La verdad es que muy probablemente la vea, aunque sea para ver si, efectivamente, la historia queda cerrada o no. Lo curioso es que si estuviese viviendo en España ahora mismo y la hubiesen estrenado normalmente, lo más probable era que hubiese terminado esperando el DVD.
Ey, no te confundas, que esta no es la última… vamos, que de historia cerrada nada de nada!
Sobre lo que comentas del DVD, es lo que hice yo con la 4 y la 5, ya que me interesaban poquito, la verdad. Y como yo seguro que muchos, que sin embargo al haberse desatado la polémica sí irán al cine, para ver si es tan violenta.
Vamos, que nuestro Ministerio de Cultura ha conseguido el efecto contrario: que más gente vaya a ver una película que hace "apología de la violencia"…
Saludos!
Yo solo ví las dos primeras, pero leyendo tus palabras no me extraña: (1) su baja calidad y (2) la publicidad gratuita que encima le dan con el follón del tema X.
Mmm… sí, yo fui a verla al cine por toda la polémica que se armó allá en España.
Con excepción de las dos primeras víctimas, no me pareció que fuera más gore o brutal que las anteriores, todo lo contrario. Para mí fue una de las más light de la saga. Igual, el gore de Saw nunca me provocó nada, es todo tan mecánico,pensado y rápido que pierde la gracia. No hay comparación con, por ejemplo, la nueva ola de cine de terror francés.
También me pareció que ésta fue la más predecible de todas. Las cosas que pasan las podemos oler mucho tiempo antes de que sucedan. Y eso que ni me acuerdo de lo que pasó en las pelis anteriores y me tuvieron que comentar antes de entrar a la sala :P.
A favor puedo decir que las actuaciones no me parecieron tan malas como acostumbran ser en la saga y que la peli no fue demasiado larga :P.
Lo que menos me cierra de la saga de Saw es el asesino. Alguien que para matar tiene que escudarse en una falsa moralidad no me cae bien. Prefiero uno sin conciencia, sin humanidad. Pero bueno, ésa es una cuestión de gustos.
Chacal, bueno, pero al menos con esta saga ya sabes a lo que vas. Quien la sigue creo que ya es consciente de lo que hay, y de lo que da, y el hecho de que no esconda sus carencias no deja de ser apreciable ;)
Eternal Outsider, el gore de Saw, más que todo lo que dices, es que en realidad es inofensivo, y eso es lo que no entienden los que la han censurado pro aquí. Se trata de escenas "visuales", "explícitas"… pero risibles, demenciales, descerebradas y casi cómicas!!
Sobre la previsibilidad o no… bueh, ya te digo, estuve tanto tiempo pensando en las anteriores entregas que ni me paré a pensar en qué estaba pasando en pantalla (y tampoco me importó, la verdad). Sí me fijé en las actuaciones… y qué quieres que te diga, para mí son tan malas como siempre, jeje!
Por lo demás… lo dicho, más de lo mismo, quizás más divertido que antes, pero siempre muuuuuy mediocre y sólo válido para fans.
Ah, eso sí, a mí sí me cae bien el asesino por sus ideas, jje!