Crítica de Scar 3D
Han tenido que pasar tres años e incontables películas en formato estereoscópico, para que por fin se estrene la primera de terror rodada específicamente con tecnología 3D. Y es que antes de que viésemos «Un San Valentín sangriento» y «El destino final», ambas del 2009 (y por supuesto antes de que James Cameron lo revolucionara todo) ya existía este primerizo «Scar 3D» de aspecto que seguramente ahora ya sepa a poco (nadie duda del precipitado progreso tecnológico que está viviendo el formato), hasta el punto de poner en evidencia profundas limitaciones formales fruto de su tempranera concepción. Con éstas, ¿qué justifica el esfuerzo de ir a ver esta producción estrenada en 2007 y técnicamente desfasada? Sencillamente, que acaba resultando una nada despreciable muesca del género, y que los fans que salieran horrorizados (en sentido peyorativo) de los dos ejemplos antes citados, pueden hallar aquí cierta remisión.
Ahora bien, antes de generar excesivas expectativas es necesario apuntar que ni estamos ante «Amanecer de los muertos», ni ante «Los renegados del diablo» o «Las colinas tienen ojos». A su lado, la que ahora nos ocupa palidece e incluso merece toda clase de improperios, pues no son precisamente pocas las veces en que «Scar 3D» roza (o directamente abraza) lo ridículo.
El espectador debe saber que si acude a ver esta película se encontrará con un entramado muy manido y más cercano a los thrillers de intriga que a la horror-movie. El subgénero en el que cae es el del asesino en serie -sus víctimas van cayendo una a una-, pero lejos del slasher, «Scar 3D» busca sus referentes en los mismos recovecos en que lo hacía la saga de «Scream». Aquí directamente, Jed Weintrob opta por ocultar completamente la figura del asesino en cuestión, pretendiendo por tanto que el espectador se plantee diversas alternativas de cara a la resolución final, forzándolo a olvidar el factor terror en favor del espíritu investigador de cada uno.
El problema, además de la decepción que supone no sentir miedo, es que el guión no tarda en simplificar la intriga hacia dos direcciones, siendo solamente una de las dos la única resolución posible. Juego que a estas alturas ya conocemos de memoria, y que le resta prácticamente todo el interés habida cuenta de su previsibilidad y cierta indolencia que desprende una película más bien parca en sentimientos.
Sin embargo, todo ello tiene su contrapeso, un contraste que no salva a “Scar 3D” de la mediocridad, pero si la coloca, a juicio de un servidor, por encima de otras muestras comerciales del género. Entre medio del apático entramado policíaco, se intercalan flashes de una turbulenta experiencia vivida por la protagonista del film, -por cierto, la entrañable Angela Bettis a quien muchos descubrimos en “May”-. Un episodio de de tortura moral y física que hace palidecer al asesino del puzzle de “Saw”, y que de manera gradual acaba convirtiéndose en uno de los espectáculos gore más intensos desde los escarceos de Alexandre Aja, Rob Zombie o Lars Von Trier con el género. No digamos ya en formato tridimensional.
Cierto es que aún podría haber mayor cantidad de chorretones de hemoglobina, y que para llegar a cada uno de estos flashbacks se tiene que pasar por varios minutos que, hablando en plata, no le interesan a nadie, pero la espera vale la pena. En especial cuando, lejos de rebajar los niveles de aprensión, se le da una y otra vuelta de tuerca al macabro juego de vejación que se nos propone (algo a lo que desde luego ayuda ese estilo sucio, casi amateur, de la producción).
Con esta montaña rusa como estructura básica, “Scar 3D” encara su tramo final confirmando esa dualidad de interés a la que venimos haciendo referencia: una resolución tan pobre a nivel argumental como enriquecedora a nivel visual (alguna de sus escenas puede quedarse instalada en la memoria durante más tiempo de lo esperado).
Es así, entre la gloria y el mayor de los desaguisados, como transcurren los poco más de ochenta minutos de esta película, que ni pasará a la historia ni convencerá a la mayoría de espectadores, pero que puede vanagloriarse de ofrecer lo que muchos aficionados al ketchup exigimos.
5/10
Totalmente de acuerdo con que la película más que de terror en la mayoría del tiempo un trhiller.
Lo mejor:
Los flashes al pasado con la tortura que hace bishop a sus víctimas.
Lo peor:
Las incongruencias en algunas partes del film:
¿Qué sucede con el padre del asesino? que parece un loco psicópata o solo lo pusieron para hacer pensar que ese era el asesino.
La protagonista se corta la mano para escapar de las esposas pero después se ve que la tiene vendada.
Porqué el asesino dejó viva a la china (Sandra) si a los demás había asesinado casi de inmediato.
Creo que la película es cumplidora pero que los 80 minutos que dura sólo unos 10 ó 15 son de terror.
recuerdo demasiado poco de ella como para contestarte como Dios manda, pero de lo que sí me acuerdo es de la sensación general que me dejó, que es precisamente esa de thriller que comentas. Así que aun desde el olvido, de acuerdo contigo. Gracias por el comentario!