Crítica de El sentido de la vida (The Meaning of Life)
Si se menciona el nombre de los Monty Python en alguna conversación, la asociación de conceptos es prácticamente inmediata: La vida de Brian. La gran mayoría ve en esa película el identificador por antonomasia del grupo cómico británico, que sin embargo iniciaba su andadura profesional con una serie (Flying Circus; antes hubo algún que otro proyecto, principalmente en teatro, pero el origen de los Python oficial es el que arranca en 1969 con ella) igualmente trascendental. Y que a juicio de un servidor cuenta con una película, la última antes de su disolución, que además de ser más pythoniana, es mejor. Me refiero a El sentido de la vida, recopilatorio de sketches que cumple 30 años y por eso, argucias de la mercadotecnia, se recupera en Blu-Ray y se distribuye por aquí de la mano de la Universal. Más hilarante, más incómoda y con mayor mordiente que la parodia sobre la vida de Cristo, la película marca el final del grupo por las grandes divergencias creativas que tuvieron sus componentes. Y quizá ya fueran conscientes de su final (a partir de ahí, tan sólo se irían reuniendo algunos para colaboraciones de diversa índole, como La bestia del reino, Brazil o Un pez llamado Wanda); de ahí esas sensaciones de despedida y cierre, tan evidentes como para concluir la película con una tele alejándose mientras proyecta los primeros instantes del cyrcus y su inolvidable melodía. Pero no queramos correr demasiado, que la ocasión es para disfrutarla.
La teoría es la siguiente: todos los sketches de esta película están relacionados, salvo quizás el glorioso cortometraje inicial sobre los trabajadores, ancianos, de una empresa que levan anclas de su edificio para zarpar hacia una zona de grandes edificaciones e ir al abordaje de empresas más modernas. Los une, decíamos, la voluntad de explicar el sentido de la vida (ta-dah) mediante diversas fases de la misma en un ser humano. A saber: nacimiento, educación, contingencia, edad madura, enfermedad y muerte. Todo desde un punto de vista mordaz e hiriente, haciendo gala de un humor corrosivo, en ocasiones tanto que reírle las gracias duele. Y plagado de la hilaridad acostumbrada, a la que en La vida de Brian se le reservaba un espacio algo más pequeño en comparación. El sentido de la vida recurre a ella para poder colar mejor sus discursos anti-católicos, anti-sociales y anti-todo, en una película que lo mismo pretende ser lo más políticamente incorrecto jamás hecho, como festeja haber llegado a la mitad exacta del metraje deteniendo un corto a medias para dicha celebración. Tan sólo el hecho de que cuál sea el sentido de la vida se lo pregunte un grupo de peces con caras humanas en el interior de una pecera es un buen medidor de la desfachatez surrealista con que juegan Jones, Gilliam y compañía.
Tan sólo queda elegir un corto favorito, tarea harto complicada. Cómo elegir entre el musical sobre la importancia del esperma según la religión, y la clase teórica y práctica sobre las relaciones sexuales; entre el ejército británico y el gordo que no puede comer una última galletita con sabor a menta; o entre la pena de muerte y el episodio de dibujos animados sobre las hojas de un árbol caduco. El sentido de la vida es una antología antológica de los Monty Python en estado puro, una obra maestra imprescindible que supone la mejor muestra de su arte, además de un título capital para el género humorístico. Arriesgada y descacharrante a partes iguales, nos devuelve a un tipo de comedia cada vez más difícil de ver hoy en día. Esa en la que por encima de todo, pretendía decirse algo entre risotada y risotada.
Y en el Blu-Ray…
Si bien a priori se antoje de lo más suculenta, la edición en Blu-Ray de El sentido de la vida tiene truco: todos los extras que incluye, salvo uno, ya aparecían en la edición especial en DVD editada unos años atrás, que es la misma de la que se extrae la película en sí de cara a la alta defición. Dicho trasvase se traduce en una imagen francamente pobre, en la que el grano en no pocas ocasiones complica el visionado del film, haciendo que uno se pregunte qué sentido tiene el nuevo formato. Literalmente: el DVD se ve mejor. Otra cosa es el audio, más que correcto DTS-HD Master Audio 5.1 para la versión original en inglés y DTS 5.1 para el doblaje. Pero en general, las sensaciones son francamente agrias.
Eso no quita, que, claro, los extras sigan valiendo la pena si no se habían visto hasta ahora, máxime el imprescindible nuevo invitado, que encabeza el siguiente listado:
- El significado de Monty Phyton: Reunión en su 30º aniversario: el plato fuerte, sin duda. Una hora imprescindible en la que todos los miembros del grupo (salvo Graham Chapman, claro) se reúnen para hablar de lo que les va viniendo a la cabeza. Siguen siendo brillantes.
- Prólogo de Eric Idle en 2003: Dicen que esto fue lo único que le dieron los productores a la Universal para vender la película. Eric idle, brilliant.
- Los tijeretazos: Casi 6 minutos de escenas eliminadas presentadas por Terry Jones.
- La escuela de la vida: Cuatro clips. El primero, El sentido de hacer El sentido de la vida, son 49 min de cómo se hizo; Consejos educativos, son, en cambio 6 minutos de eh… de un documental sobre la educación. Le sigue Una película de John Cleese, un minuto y medio de trailer remontado por el actor. Finalmente, La remasterización de una obra de arte son otros ocho minutos sobre la remasterización… del DVD, hace 10 años.
- El mundo del espectáculo: Se divide en las carpetas Canto y Baile. Hay un documental sobre las canciones de la película (11 minutos), varias canciones que no sonaron en la película, y finalmente un recopilatorio de trailers, spots, y demás material promocional.
- Lo que piensan los peces: Dos capítulos. De peces. Hablando. Genial.
Por si fuera poco, la edición se completa con los audiocomentarios de Terry Jones y Terry Gilliam, así como otra pista de audio dedicada a la gente que esté sola, con comentarios deprimentes, llamadas telefónicas… un delirio. La opción Canta con nosotros incluye subtítulos en las canciones, para hacer de ella una suerte de karaoke.
Los extras de esta edición son especialmente suculentos, los buscaré, ñam ñam
Gran peli, como todas, gags míticos y que forman parte de mi universo cultural (no puedo ver un after eight sin que me venga a la cabeza, asociado para siempre jamás).
Ahora al leerte recordaba la especial penita con que la vimos cuando la estrenaron sabiendo que se separaban, nosostr@s que esperábamos cada estreno con ansia a la ene… Un montón de genios juntos pasándoselo teta y enseñándonos el sentido de la vida, no sólo con esta peli, si no con todas. That's Monty Pithon.
Juas, es que la galletita de las narices es muy "entrañable"…
La verdad es que yo en su día me quedé más flipado con el gag de la enseñanza sexual y con el del condenado a muerte. Pero ahora, revisionada con dos dedos de frente… es que es muy gloriosa toda ella!