Crítica de Siempre feliz

Crítica de Siempre feliz

A sus treinta y largos, Anne Sewitsky debutaba en la dirección de largometrajes con Siempre feliz, adaptación de una obra teatral a cargo de Mette M. Bølstad que se alzaba con el Gran Premio del Jurado a su paso por el último festival de Sundance. Buena carta de presentación para esta suerte de comedia romántica (si es que se puede adscribir a este género, que ya se verá que no) sobre una pareja que llega a un pueblo alejado de grandes urbanizaciones, yendo a parar junto a la casa de otra pareja que acoge a los nuevos vecinos con efusividad. Quizás demasiada: una relación inusitada y forzadamente cálida no tarda en torcerse hacia un inevitable tablero de tentaciones y pruebas de fuego en el que los cuatro personajes (y los dos hijos de las respectivas parejas, uno de ellos adoptado) son meros peones sujetos a la voluntad de sus tórridos deseos, sus turbulentos pasados o la voluntad pulsante de sus verdaderos seres por desprenderse del yugo de falsedad y saber estar por el que se rigen sus vidas, maldita sociedad. Un tablero que, además, tiene forma de diana; en el centro de todos los objetivos se sitúa Kaja, algo así como una Bree Van De Kamp noruega y campechana, cuya eterna sonrisa en la boca no hace sino evidenciar su condición de pararrayos de la tormenta que la rodea.
Claro que el origen de dicha tempestad emocional bien podría descubrirse en esa sonrisa. Una obligación por aparentar que todo va bien (o una creencia de que todo va bien), que en realidad no es sino una caja de pandora de la que el film no duda en hacer uso para posicionar al espectador a un lado y otro de la estampa: cuando todo se desmorona, ¿se está de parte de ella o de la contraria? Difícil respuesta (porque la película nos lo pone difícil), y uno de los puntos más interesantes de una propuesta que no se contenta con ello, sino que alarga ese juego hasta impregnar cada fotograma de él: desde la dualidad moral del resto de personajes (ninguno de ellos es un santo precisamente, salvo quizás el único que no dice ni mu), a lo que explican de la sociedad en general con ella; hasta la mera imposibilidad de catalogarla tan sólo de comedia o drama hacen de Siempre feliz un hábil y sumamente interesante intercambio de golpes entre pantalla y espectador, con alternancia de mando y miríada de posibilidades.

Crítica de Siempre feliz

Es una pena que todo el tinglado se tambalee con una parte central algo más intrascendente. Cierta falta de ritmo y, sobre todo, de mordiente enturbian ligeramente la lucidez general que se desprende del visionado, impidiendo que alcance esas cotas de excelencia a las que apunta. No habría estado de más una mayor contundencia. Pero aun así, Siempre feliz vale la pena. Y vale la pena, además de por sus personajes y su interacción, por la sensación de frescura que desprende. Realización ágil, elegante y eficiente (cámara al hombro principalmente), con puntuales destellos de originalidad impregnados de la habitual frialdad nórdica por un lado, y excelentes interpretaciones por el otro infieren un empaque embriagador para los sentidos. Que para separar los diversos capítulos de la trama aparezca un grupo vocal le da un plus socarrón a un espíritu ya de por sí bastante punki. Y el hecho de que la propia historia, si bien previsible, no busque en ningún momento el foco de luz políticamente correcto, la moraleja final ni nada por el estilo, acaba de confirmarlo: quizás no sea redondo, pero el debut de la Sewitsky tras las cámaras descubre a una cineasta a la que seguir muy de cerca de ahora en adelante.

Crítica de Siempre feliz

Siempre feliz es una comedia agria o un drama alegre, que entretiene, sacia y sorprende, pese a no ir demasiado de nada, ni tener un mensaje claro que entregar; estimula lo suficiente para que cada cual se lleve sus propias conclusiones.
7,5/10

Por Carlos Giacomelli
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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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