Crítica de Sin identidad

Dios me libre de meterme en los zapatos de Jaume Collet-Serra e intentar descodificar sus intenciones más internas respecto hacia dónde está dirigiendo su carrera. Pero me da a mí que lo suyo es un cierto ejercicio de deslocalización, o de globalización autoral, o como se quiera, de su propia voluntad creadora: si probablemente su ideario esté marcado por una colección de referentes puramente norteamericanos ¿qué debería tener de raro cultivar una carrera que parece propia de un orfebre más de la industria hollywoodiense? Hipotetizo. No conozco al señor Collet-Serra y no sé hasta qué punto la oportunidad, la casualidad y el abanico de posibilidades de cada momento han influido en sus decisiones creativas.
Pero a estas alturas, que Collet-Serra sea catalán es irrelevante, porque lo cierto es que el director de «La huérfana» es intercambiable por otros tantos realizadores que operan dentro de la industria americana. Lo cual no tiene por qué ser malo, cuidado. Parece que la cualidad de ser original, único, incorruptible, está reservada a unos pocos, y la verdad es que aquí por estas nuestras tierras el grado de intercambiabilidad es parecido, solo que los nombres y las intenciones son distintos. Así que si a mí me preguntan, yo prefiero ser intercambiable por un Neil Burger que por un Antonio Hernández, con todos mis respetos hacia este último.
«Sin identidad» es, voy, una película puramente americana. Mejor, un espectáculo puramente americano. Rodaje internacional, estrellas ídem; trama bubblegum que se estira, resulta pegajosa y fresquita durante unos diez minutos. Que se pega a todo lo que puede y no alimenta nada. ¿Pero a quién amarga un dulce?
Planteado como un thriller de espionaje más o menos hi tech, «Sin identidad» resulta en un serie B poco acomplejado de sí mismo, desvergonzado en la asimilación de sus referentes, que los vuelve a poner a la venta, con uso pero más baratetes, frente al porche trasero. Sin forzar la hernia cerebral que causaría el ahondamiento en los ítems a los que guiña ojo (la dislocación de la personalidad, lo kafkiano de un «sistema» que lo manchurrea todo, etc), «Sin identidad» parte de una premisa tipo «The Twilight Zone», vista punto por punto en «Nowhere Man» (o, como se tradujo por aquí… «Sin identidad» -!-). Turistea por los monumentos más transitados de Polanski («Frenético») y Hitchcock («Con la muerte en los talones», «Vertigo») y se toma unas cañitas al son de «El fugitivo» y a la salud de Sydney Bristow y Jason Bourne. Esto son unas vacaciones relámpago de medio verano, agradables, divertidas, pero cuyas postales se perderán en septiembre.
Todo orquestado por nuestro simpático guía Collet-Serra. Sobrado de oficio, el director demuestra algunas buenas ideas de planificación y otras un poco más cuestionables, más o menos a cucharadas iguales. Se agencia un montaje que asesta un par de patadas a la continuidad espacial y que trampea un poco más de lo justo para con el desprevenido espectador. Y plantea un carrusel tirando a solvente de secuencias de acción bien resueltas, eléctricas y hasta moderadamente imaginativas. O copiadas y meramente bien resueltas. También puede ser.
Pero eso de cultivar el espionaje de serie B con un punto de thriller de los años 70 no da carta blanca para el despliegue de tópicos, ojo. Y aquí los hay hasta el hartazgo: el aliado inestimable, el implacable pez gordo (estupendo el encuentro entre Bruno Ganz y Frank Langella, eso sí), la secuencia misteriosa de números a resolver, el componente conspiranoico, el incansable sabueso rastreador y, por supuesto, la acumulación indiscriminada de wows gratuitos, giros varios y revelaciones ojopláticas (aun sobreexplicados).
Así las cosas, uno se siente conminado a suspender su propio sentido de la credibilidad para apuntarse a lo descacharrado de un argumento que se las da de serio sólo en apariencia. Montados en lo absurdo y en el dislate que crece minuto a minuto, hay que reconocer que el ritmo no decae, y que Collet-Serra dirige con esa convicción y aplomo de los que hablaba. Lo que le acerca a esos tantos nombres intercambiables y lo que lo convierte en uno de esos directores americanos que se vienen a la vieja Europa a refrendar con un poco de clase sus thrillers palomiteros cien por cien yankis. Solo que aquí la pirueta es doble: de Europa a América, y de ahí a Europa. Curioso.

6/10

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Me gustó mucho esta película. La vi de preestreno. Me encanta este director y L. Neeson!.

  2. A mí me pareció demasiado descabellada, pero en sentido peyorativo eh?? Y el director no me gusta, no… de momento, al menos, lleva 0 de 3. A ver si la próxima me gusta más :S

  3. La primera parte de la película, algo más de hora y cuarto mantiene una tensión y un interés muy alto, manteniendo al espectador en el desconcierto más absoluto.
    Al conocerse los detalles de la trama, y la resolución de la misma, la película se convierte en una peli ya vista varias veces, aunque acabada con corrección.

  4. Bueno, jeje, en realidad estoy de acuerdo a medias. Mantiene la tensión y el interés, sí, pero en mi opinión incluso la primera hora y cuarto (desde el minuto 1, vamos) forma parte de algo ya visto mil veces.

    Saludos y gracias por comentar!!

  5. Liam Neeson no es de mis actores favoritos, ademas de que creo que esta encasillado a peliculas de un estilo no me transmite nada. Aun asi la historia no parece mala y habra que darle una oportunidad.

  6. No, si la historia es bastante mala. Pero precisamente esa es la gracia. Que parte de una idea potente, aunque ya gastada, y luego empieza a buscear por las aguas de lo increíble y casi absurdo. Y ya digo, mirándoselo desde ese punto de vista es hasta divertida

    Un saludo!

  7. Una pelicula entretenida, aunque personalmente el actor Liam Neeson no es santo de mi devocion, esta vez ha conseguido que no me levante del asiento.

  8. Pues creo que han conseguido justo lo que se proponían
    (bueno, primero que te sentaras -y pagaras- y luego que te quedaras)

    jeje…

    Salud!

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