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Crítica de Sisu

El paso de Sisu por el festival de cine fantástico y de terror de Sitges 2022 se ha saldado con uno de los mayores éxitos jamás vividos en el certamen. No sólo ha arrasado con los premios (mejor película, actor, banda sonora y fotografía), sino que por primera vez en 55 años, se premia por partida doble a un director. Aunque, curiosamente, justamente el galardón a mejor director le fuera arrebatado por Ti West y su trabajo en Pearl. Ojito derecho del festival, pues, un Jalmari Helander que regresa tras la cuestionada Rare Exports, ahora con una película mucho más madura y robusta, aunque igualmente idiota y juguetona en esencia. Esta vez, el de Finlandia nos habla de un tipo (Jorma Tommila) que, en plena Segunda Guerra Mundial, vive solo con su caballo y su perro, buscando oro. Y mientras nadie le moleste, todo bien, pero el encuentro con un batallón de nazis lo lleva a convertirse en un inesperado pero implacable justiciero de las SS.

Al toque y directa al pie. Así de sencilla es la premisa de Sisu, como sencilla era la premisa de un Mad Max: Fury Road con la que guarda más de un parecido. Y es que al igual que la propuesta de George Miller, Helander convierte esta suerte de crepuscular western nórdico en nervio puro, limitando el argumento a su mínima expresión que no es sino la explotación hasta el paroxismo del significado de su título: «sisu» es un concepto finés intraducible, que vendría a ser algo así como una resiliencia infinita, próxima a la inmortalidad, para conseguir un fin. Pues nada, a correr a matar nazis, esquivando el mayor número de balazos que sea posible, y de paso ayudando a damiselas judías en apuros. Y «a la George Miller», insisto: impregnándolo todo de un ritmo endiablado.

Hay, por eso, varias diferencias entre Sisu y Fury Road. Por un lado, la primera palidece por cuestiones de limitaciones técnicas y, en general, de carencia de la brillantez del cuento apocalíptico australiano. Pero por su parte, la propuesta nórdica tarda poco en sacar a relucir, además de la velocidad, una bienvenidísima vena humorística. Por encima de todo, Sisu invita a la risotada constante a base de muertes hilarantes y supervivencias imposibles. El objetivo deja de ser la plausibilidad desde las primeras de cambio, y entra en juego un uso muy… original, del gore y el splatter. Lo cual debería estar haciendo salivar a yodo fanático de Sitges, comprendiendo al instante los motivos de su triunfo. Y es que efectivamente, es de aquellas películas que, vistas con el público correcto, generan ovaciones constantes. Lo que puede ser considerado como un arma de doble filo, ya que también le imposibilita ser considerada con algo más de seriedad.

Y es que a poco que se le quiera echar un ojo algo más estricto, resulta que en verdad Sisu es una película de acción ochentera. Su héroe bien podría haber sido el Schwarzenegger o Stallone de entonces: un hombre, blanco y forzudo y muy macho, repartiendo hostias como panes con una fuerza prácticamente sobrehumana, que le permite además realizar hazañas que cuestionan toda lógica, no hablemos ya de gravedad o física. Como tal, tan honesta es como falta de chicha está: a Sisu se la recordará, y mucho, por su infinidad de gags y set pieces. O por su vistosidad y lo bien parida que está. Pero nada más. Avisados quedan quienes vayan buscando aquí un cine arriesgado, elevado, duradero, o coherente: esto no es Lamb, esto no es una producción de A24, ni mucho menos un hito en la historia del cine. Es un divertimento que no se esconde de su condición de Serie B y, de hecho, como tal funciona perfectamente a nivel técnico y narrativo, pero ya está. Cero lecturas, cero matices, cero rigor.

¿Premio excesivo el de Sitges? Probablemente. Ahora bien, la gozadera total y absoluta no nos la quita nadie: Sisu es un flipe, y menudo flipe, de película.

Sisu: vamos a matar nazis
  • Carlos Giacomelli
3.5

Por qué ver Sisu

La película que más ha triunfado en la historia del festival de Sitges 2022 es una gozada de principio a fin, un espectáculo delirante sorprendentemente bien hecho y mejor contado… que sin embargo no esconde su condición de película de serie B. Si se espera algo mínimamente elevado, toca pasar de largo; aquí se viene a celebrar las muertes ultraviolentas de nazis a manos de un héroe salido del cine de los ochenta, con todo lo bueno y lo malo que ello supone.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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