Crítica de Smile
Parece que en los últimos años, los estrenos comerciales en cine de terror se pueden contar solo en base a producciones de Blumhouse, cintas dirigidas-producidas por Sam Raimi y James Wan, largometrajes de horror elevado (odioso término que prometo no volver a usar) de A24, y pocos casos más. No obstante, de vez en cuando llega alguna nueva y fresca propuesta, que no pertenece a ninguna de esas categorías. Aunque en este caso venga con un estudio potente detrás, como es Universal.
Smile es un soplo de aire fresco, aunque nos encontremos en ella con multitud de lugares comunes del género, y nos pueda recordar tanto a filmes previos como The Ring o It Follows. Sin embargo, es imposible no rendirse ante ella ni salir de la sala con una contractura como un piano en la espalda.
La película de Parker Finn, que ya sorprendía con sus cortos previos, cuenta la historia de una terapeuta que presencia ante sus ojos el suicidio de una joven estudiante, la cual afirma que a su alrededor ve a gente que le sonríe de una forma no precisamente graciosa, motivando que sucedan desgracias a su alrededor. A partir de ese momento, la vida de la protagonista se convierte en un infierno, Dios mío.
Smile se guarda en el bolsillo un puñado de sustos efectivos y algunas escenas que recordaremos mucho tiempo tras su visionado. No obstante, hay que indicar que abusa en algún punto de los jumpscares o de las subidas de volumen para epatar a la platea. Pero como decía en líneas anteriores, es una propuesta muy entretenida y carismática, te mantiene en vilo, la planificación de sus escenas de miedo es muy buena, así como el empleo de la cámara, y esconde una fina línea de humor negro que se agradece. Muchas ganas de disfrutar los próximos proyectos de su director.
Trailer de Smile
Smile: firme candidata a mejor película de terror de 2022
Por qué ver Smile
Una propuesta de terror de gran carisma, que emplea lugares comunes dentro del género y que recuerda a títulos previos, pero que deja un buen sabor de boca y unos cuantos sustos de acabar con la gallina de piel, que diría Cruyff.