Crítica de Sólo es el principio

Crítica de Sólo es el principioÚltimamente se está instaurando como género per se el análisis, ya sea en clave documental o ficticia, de la sociedad francesa más joven. Hoy empieza todo, La clase y Ser y tener son tres buenos ejemplos de ello, a los que se apunta ahora Sólo es el principio, documental dirigido por Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier que sigue, durante un curso entero, a un grupo de niños apuntados a clases de filosofía. Personitas de entre tres y cuatro años, y de las más diversas proveniencias, que entablan diálogos sobre temas como la muerte, la libertad o el reparto de poderes de la sociedad. Todo gracias a una maestra francamente avispada que promueve los debates atajando (casi) todo atisbo de dispersión propia de los retoños. Objetivo de todo ello, claro, sembrar la semilla del pensamiento crítico y saber cómo razonan las generaciones que vienen desde sus inicios; y de paso ver cómo les afectan los estímulos que reciben cuando no están en el colegio. O sea, la tele. O sea, el Internet. O sea, padres y entorno adulto en general.

Buen planteamiento, sin duda, que sobre el papel quiere ir incluso un poco más allá de la fundamental película de Nicolas Philibert (Ser y tener). Y aunque claro está que las comparaciones son odiosas, Sólo es el principio también consigue su objetivo de añadir una pincelada más, de aportar otro granito de arena a ese gran retrato de los niños franceses que se ha dibujado en los últimos años. Que por algo será, obviamente: un pueblo tan cosmopolita como el galo difícilmente esconde sus tensiones sociales (y el séptimo arte así lo ha reflejado en infinidad de ocasiones), por lo que se antoja más que necesario cambiar la dinámica desde, precisamente, el próximo principio.

Dicho lo cual, es un error detenerse tan sólo en este punto, tratado con peso igual (¡o menor!) que muchos otros gracias a la naturalidad con que los críos aceptan otras pigmentaciones. Más estimulante es verles razonar sobre el resto de temas, ordenados por capítulos (con el primer plano de una pizarra con el sujeto a debatir escrito sobre ella, como separador de unos y otros). Charlas desiguales, con unos interlocutores que a veces no pueden evitar irse por las ramas y tirar de imaginación. Pero que de golpe y porrazo se sacan de la chistera pensamientos sorprendentes, discursos intensísimos que lo mismo divierten por su inusitada lucidez, como hielan la sangre en un santiamén (ojo al amigo del padre de uno de ellos).

Ciertamente, se echa en falta una realización algo más elevada que compense aquellos puntos en que el ritmo se encalla, ya sea por temas de conversación de menor trascendencia o por una sucesión de respuestas entrañables, pero que poco tienen que aportar. La sonrisa embabiada permanece en el rostro del espectador en todo momento, claro, pero aquí Pozzi y Barougier juegan con ventaja por lo jovencísimo de sus protagonistas. Son pequeños borrones que colocan a Sólo es el principio un peldaño por debajo de sus hermanas mayores, lo que no quita que sea un documental sólido, de gran interés y gran capacidad para sorprender al respetable. A más de uno le convendría echarle un vistazo…
7/10

Por Carlos Giacomelli
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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Uuh esta debería verla, no creo que haya tanta diferencia entre los niños franceses y los alemanes. Gracias!

  2. Pues no está mal. Vale que antes deberías ver La clase, Ser y tener u Hoy empieza todo. Pero que qué más dará 8 que 80, no? je

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