Crítica de Spider-man: Un nuevo universo
Spiderman, uno de los personajes más interesantes, queridos y con mejor galería de villanos de la liga de los grandes de Marvel, parecía no encajar en ninguna de sus anteriores encarnaciones cinematográficas, pese a la buena intentona de Sam Raimi con sus dos primeros acercamientos al superhéroe arácnido, que quedó por los suelos con una demasiado cargada tercera parte, y un reboot con el peludo Andrew Garfield (en serio, ese chaval necesita un buen peluquero para esa mata que gasta), que no convenció a todo el mundo.
Después llegó otra versión del personaje, más joven y sin tener que explicar una vez más sus orígenes, la sempiterna muerte del tío Ben y el «un gran poder conlleva una gran responsabilidad», con Spider-man: Homecoming, que a ojos de quien esto escribe, más bien parecía un spin-off centrado en Iron Man, a quien no necesitaba ver salvar incontables veces al protagonista de la historia.
Y por fin nos encontramos un filme a la altura de este popular héroe, con una animación estupenda, grandes dosis de humor y autoparodia, tremendas secuencias de acción y aventura, y unos personajes que nos interesan. Spider-man: Un nuevo universo se va a convertir, sin lugar a dudas, en el estreno de esta Navidad, y encima sin llegar a las dos horas de duración en un filme de esta índole, lo cual siempre se agradece.
Es cierto que estamos ante una película más de orígenes de un héroe, en concreto de Miles Morales, un joven a quien pica la misma araña radiactiva que a Peter Parker, y a quien ve morir tras ser atacado por Kingpin, mientras intenta impedir que una máquina abra distintos universos alternos. Esto causa que distintos hombres y mujeres araña acaben en esa realidad, obligados a colaborar para acabar con la amenaza del villano y poder regresar a sus respectivos mundos, antes de que mueran.
Tenemos al citado Miles, a un mayor y panzudo Peter Parker, a Peni Parker, al divertido cerdo parlante Spider-Ham, a Spider-Woman y al genial Spiderman Noir, llegado directamente desde los años 30, en blanco y negro, y a quien Nicolas Cage aporta su mejor voz en un muy divertido trabajo de doblaje. Todos tienen su momento y verlos a todos en acción «mola cantidad», hablando en plata. Además, para cada personaje se ha empleado un tipo de animación diferente, acorde con su personalidad y su original en las viñetas, que hace la experiencia más gozosa aún.
También resulta interesante el drama paterno-filial y la selección de villanos, que no son pocos y dejo que lo descubra el espectador por sí mismo. Y por supuesto, hay que quedarse hasta el fin de los créditos, con varias aportaciones la mar de simpáticas, muy al estilo Deadpool. Tampoco podemos olvidar uno de los últimos cameos del simpático Stan Lee, que resulta emotivo.
En fin, esta versión de Spiderman sí nos representa, y habrá que ver si dicho universo se continúa expandiendo, ya que cuenta con muchísimas posibilidades a explotar.
Trailer de Spider-man: Un nuevo universo
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Por fin parece que el amigable vecino encuentra película acorde con su personalidad. Animación de aúpa, humor, y entretenimiento por bandera catapultan a este Spiderman a lo más alto.