Crítica de Sputnik
Allá por el 2003, a Mark Millar le dio por idear un What if de aúpa: en su cómic Superman Rojo se planteaba qué hubiera pasado si Karl-El hubiese caído en la Unión Soviética en lugar de haberlo hecho en los EEUU, que es donde van a petar todos los aliens del universo, a tenor de lo que el cine nos cuenta. Si no es en terreno norteamericano, es en todo el mundo sin excepción… pero claro, les corresponde igualmente a ellos salvarnos de la invasión. Bien, pues Sputnik es la respuesta rusa al cine de marcianos hollywoodiense. Responde a qué pasaría si Rusia (y la de principios de los 80 para mayor inri) fuese esta vez el marco de la típica trama de entes del espacio exterior que llegan a la tierra, son aislados en unas instalaciones super secretas para ser estudiados por el gobierno (con fines de todo menos nobles) y… se lía. Respuesta: pues tampoco es que fuese muy distinta la cantinela, la verdad.
Ojo, que virtudes, al debut tras las cámaras de Egor Abramenko, no le faltan. Estamos ante un sólido scifi-horror que opta por un estilo sobrio, gélido (muy asociable a los tonos del cine ruso que nos llega, con independencia del género). Generoso en momentos genuinos de bichos, sangre, tiros, y demás lindezas propias del universo por el que flota el film, pero a su vez apostando por cuidar la atmósfera, por cocinar a fuego lento evitando así precipitaciones. También merece una palmada en la espalda a nivel técnico: fotografía lúgubre, aciertos visuales (esa primera escena chunga a través de una cámara de vigilancia, por ejemplo), y sobre todo, un bicho que aunque recuerde a los de Independence Day, Alien o Monstruoso, tiene su gracia. Pero ahí está el problema: que recuerda a los de otras películas yanquis. Como todo lo demás.
Y es que si algo pone en evidencia Sputnik, es que la industria cinematográfica rusa tiene las mismas capacidades de hacer una película de ciencia ficción con bicho viscoso, que Hollywood. Y vale, pero eso también implica una vulgarización del cotarro. Al final, poco hay que la diferencie de cualquier otra propuesta que ya hayamos visto. Ni siquiera esa crítica a la Unión Soviética, plasmada en los lúgubres decorados y la oscuridad anímica general, pero sobre todo en el mandamás que anda detrás del proyecto. Un proyecto supuestamente montado para salvar la vida de un astronauta (héroe para la patria, no olvidemos que estamos en Rusia a principios de los 80), pero en verdad de intenciones militares… Pues como siempre que hay un gerifalte de unos 50 años con aspecto rudo y vinculado con el ejército, sea ruso o americano, vaya.
Y claro, sin haber nada nuevo bajo el sol, lo que queda es una propuesta entretenida, pero vulgar y corriente. Sputnik no tiene nada, es una serie B y como tal resulta vistosa y distraída (acaso un pelín aburrida, por ese tempo que se autoimpone). Tanto como podría serlo cualquier otra, viniera de donde viniese. Y ni siquiera es el mejor ejemplo. Lícito, faltaría más… pero… ¿soy el único que esperaba un poquitín más?
Trailer de Sputnik
Reseña de Sputnik
En pocas palabras
Película de ciencia ficción en la que un alien llega a la tierra, lo meten en un área cincuenta y tantos, y empieza la casquería. Que venga de Rusia no evita que no sea el mismo producto que hemos visto ya mil veces, lo cual convierte a Sputnik en una más: ideal para fans, entretenida y vistosa, pero de aportación nula.