Crítica de Star Trek: Más allá (Star Trek: Beyond)
Se pierde la baza de la sorpresa, que esa se la llevó la primera entrega. Y de la enormidad, que esa es la carta de la excelente continuación. ¿Qué queda? De entrada una patata caliente, que además le ha ido a caer a Justin Lin en vista del desentendimiento de JJ Abrams (aquí solamente ejerciendo de productor). Era muy fácil que Star Trek: Más allá se fuese al traste, si Lin hubiese tratado de emular al lostie, o si Simon Pegg y Doug Jung (guionistas) hubiesen querido repetir fórmulas pasadas. Pero no. A la pregunta de antes, ¿qué queda?, han respondido de la única manera en que se podía salvar la situación: queda el entretenimiento, el disfrute. De manera que manos a la obra desde el minuto 1. Ya conocéis a los personajes, ya sabéis qué es la Enterprise, así que algo de intro y al lío, en concreto mediante una set pièce acojonante, delirantes (y generosos) minutos de épica galáctica que pasan en un suspiro como, a la postre, la totalidad de los 122 minutos del film. ¿Por qué? Porque lo que quedaba era ésto. Bienvenidos a otra nueva reinvención del homenaje a la mítica saga: ahora tocan las aventuras menores.
Es hacia ahí, hacia esas aventuras menores que han parido las sagas previas, tanto televisivas como cinematográficas, que mira ahora su remake moderno. Y por tercera vez consecutiva, da en la diana; en primer lugar por el respeto que se le tiene al universo trekkie: si en algo se equipara de tú a tú esta nueva entrega a las dos anteriores, es por el amor que se desprende a la hora de rendir homenaje. Bueno, y en la banda sonora a cargo de un Giacchino tan atinado como de costumbre. Pero además, por haber depositado todos los esfuerzos en hacer de ella una aventura total. Quizá Justin Lin no sea Steven Spielberg, pero como ya había demostrado anteriormente (en las entregas 5 y 6 de Fast and Furious, sin ir más lejos), sabe colocar la cámara sitio y lugares adecuados, convirtiéndose en un narrador más que eficiente para esta clase de proyectos. Y a sus esfuerzos detrás de la cámara se añade un libreto que concatena una escena de acción tras otra, dejando apenas hueco para nada más, porque en realidad, qué más da.
Sí importaba mantener intacta la otra gran baza de esta nueva trilogía trekkie: un concepto de camaradería que trascendiera rápidamente del grupo protagónico para establecerse con igual fuerza entre pantalla y platea. Y de nuevo, este Star Trek: Más allá lo consigue por el mimo con que se cuida a cada personaje desde todos sus frentes: guión, dirección, e interpretación. Más allá no es una gran película, lo sabe y asume, y tampoco busca serlo. Se conforma con ser una aventura de acción como las de antes: apostando por la espectacularidad y por la ligereza, y alimentando al espectador tan sólo a base de fuegos artificiales de primera. Bueno, es lícito, y si sale bien es del todo irreprochable. De una manera u otra, el objetivo final debía ser el de seguir enganchando a sus feligreses de cara a la próxima entrega, y ha sido plenamente logrado. Oh, y esa aparición sorpresa-ish final…
Trailer de Star Trek: Más allá
https://www.youtube.com/watch?v=OVrWytV8mos
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Plenamente consciente de sus limitaciones, la tercera entrega de Star Trek se convierte en un divertimento sin pretensiones, y cumple a las mil maravillas.