Crítica de Sunshine Cleaning

Un poco de jeta sí hay que tener para, siendo uno de los productores de «Pequeña Miss Sunshine» empaquetar una nueva comedia dramática semiindie a lo «Pequeña Miss Sunshine», endosarle algunos actores de «Pequeña Miss Sunshine» y titularla… «Sunshine Cleaning».
Que sí, que se vio que la fórmula funcionaba, que se cocía a premios (o a candidaturas, en fin) y que encandilaba al público flequillero all around the world amasando pasta a espuertas. Y eso es lo que tienen las fórmulas, que están escritas en un libraco y que pueden revisarse una y otra vez.
Que es justo lo que se hace en esta «Sunshine Cleaning». Los ingredientes son «familia atípica (barra) freak«, «comedia en punto de cadeneta con drama», «visión ácida del american way» y «personajes entrañables con un lado agrio». Los resultados, bastante más discretos que aquella otra, faltaría más.
Y no es que «Sunshine Cleaning» sea mala película. Es sólo que le falta cocción. Alguien ha querido apagar el fuego demasiado rápido y la cosa ha salido como escaldada pero no hervida. Tiene saborcillo pero no consistencia. Uno ve qué se quiere decir, pero debe ponerle imaginación, porque ni el guionista ni el director ponen toda la carne en el asador.

Dejando de lado el simbolismo culinario, que siempre me ha resultado de lo más estomagante (¡ja!), a lo que me refiero es que un guión tan poco elaborado como el de «Sunshine Cleaning» necesita de algo más. Algo más como pudiera ser «negrura» en sus pliegues cómicos o densidad en sus dramáticos. Por lo menos su argumento así debería demandar: Rose y Norah, dos hermanas insatisfechas con sus trabajos, deciden poner en marcha una empresa de limpieza de escenas del crimen. Por lo visto, el fregoteo de manchurrones sangriosos y charcos de «fluido corporal» se paga la mar de bien. Y ellas, que tienen unos cojeos vitales de caballo ven en todo esto una oportunidad de ponerse un poco en orden.

Como en «Asesina que nosotras limpiamos la sangre», pero en legal y bastante más kumbayá, vaya.
Mera excusa barata para trazar un retrato de las jovenes de clase media americanas de tendencia desclasada, sus relaciones con un entorno que les es ajeno y el descubrimiento de nuevos estratos sociales más afines a, bueno, al sentido común. Qué majete es ese manco chicano. Qué brillante el viejo loco. Qué adorable el niño outsider.
En distintas palabras, «Sunshine Cleaning» es, con esa fauna moderadamente freak que la puebla, una película sobre gente imperfecta y desacompasada, con vidas a medio hacer y que deben ir improvisando. Un retrato familiar (o algo así) de una tropa algo extraña, con sus reglas afectivas propias pero que se quieren y se necesitan al fin y al cabo. Este… ¿he hablado ya de «Pequeña Miss Sunshine»?
Por eso la película satisfará a los que busquen un rato entretenido, fácil de ver y bien hecho. Que no complique la vida demasiado a nadie y tenga algo de sustancia que llevarse al estómago. Y que esté bien interpretada. 
Que eso sí hay que reconocérselo a la película. Emiliy Blunt y Amy Adams están de notable alto, pervirtiendo registros y brincando de la comedia al drama con relativa facilidad y bastante gracia. Mary Lynn Rajskub y Steve Zahn han conseguido curtir en televisión sus carreras, aumentando su cantidad de registros a uno y medio pero sabiendo salir del paso con bastante clase. Y Alan Arkin está muy Alan Arkin.

A parte de esto, a destacar una conclusión tirando a lo logrado. Abandonado en cierto punto todo el trajín post-crimen para centrar el interés en las gaiteces afectivas y personales de las dos hermanas, se agradece que la historia se consiga llevar a buen puerto. Al final, «Sunshine Cleaning» termina estando rematada por «un» final feliz, pero no «el» final feliz. En este, cada uno de los personajes encuentra un lugar en su propia vida, aunque no sea el definitivo. Da igual, la película cuenta lo que quiere contar y no se debe a concesiones a ese respecto. Por eso no se ve obligada a dejarlo todo explicado ni a ligar todos sus flecos, optando por un «lo tomáis o lo dejáis».
Que cada uno decida.

6/10

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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