Crítica de Superpoli de centro comercial
Bajo el título de «Superpoli de Centro Comercial» se esconde «Paul Blart: Mall Cop», uno de los mayores éxitos de taquilla de la presente temporada que protagoniza el semiconocido (por decir algo) Kevin James («Hitch: Especialista en Ligues»), dirige el temible Steve Carr («Doctor Dolittle 2»), y produce el no menos inefable Adam Sandler. ¿El resultado? Una comedia muy en la línea de este último, 100% olvidable, aunque no necesariamente despreciable.
Paul Blart es un padre soltero del extrarradio que trata de ganarse la vida como guardia de seguridad en un gran centro comercial de Nueva Jersey. A pesar de que nadie toma su trabajo en serio, Paul considera que está al frente de la seguridad del recinto. Cuando un atraco cierra las puertas del centro comercial, el oficial de seguridad más extraordinario de Jersey tendrá que convertirse en un policía de verdad para poder salvar la situación.
Sin querer arriesgar lo más mínimo, la cinta que nos ocupa es la enésima versión del cuento de tipo feo y torpe pero encantador y soñador que un buen día se ve obligado a enfrentarse a una situación extraordinaria aprovechando sus capacidades escondidas, tratando de vencer a la adversidad y salvar a la doncella en apuros, amor de siempre nunca confesado.
Estructuralmente hablando, por tanto, «Paul Blart» no esconde nada mínimamente innovador, convirtiéndose en una sucesión de clichés predecible e incluso molesta en algunas ocasiones debido a su obviedad.
Tan previsible como ellos resulta la caracterización de todos y cada uno de los personajes que deambulan por la pantalla, más planos que una mesa de ping-pong, con algún que otro especialmente hostiable, como la hija del protagonista, por poner un ejemplo.
Aunque en este apartado, mención especial merecen los atracadores del banco, enésimos yamakasi que con tanto saltito alocado, bicicletas y patines acaban hartando tanto como ya lo hicieron la primera vez que aparecieran de manera oficial en el cine, allá por el año 2001 de la mano de Luc Besson. Desde que el galo hiciera posible esa propaganda de hora y media sobre los saltarines delincuentes, estos han ido apareciendo en forma de agrupaciones enemigas en numerosas películas de acción, agotando al respetable y sirviendo para evidenciar una y otra vez la alarmante falta de recursos de la industria.
Así las cosas, «Superpoli de Centro Comercial» transcurre con más pena que gloria, y todo parecería llevar a una huida general de las salas de no ser por el propio Kevin James, tan inútil tras la pantalla (co-escribe el guión) como acertado en ella.
Porque él solito es capaz de generar momentos la mar de graciosos (aunque sin echar cohetes) gracias a sus inusitadas dotes para la comedia, ya presentes en sus anteriores apariciones.
La facilidad con que Blart se hace entrañable a la vez que desternillante en su desgracia es posible gracias a un actor que quizás sea el que, entre otras cosas, mejores mamporros recibe en pantalla. Siempre sin perder la dignidad de su noble puesto de trabajo, el segurata del supermercado cumple con su deber como buenamente puede, aunque ello suponga acabar a puñetazo limpio con una señora por una disputa en Victoria’s Secret, o un intento fallido de multar a un inválido anciano.
Así, cuando las cosas se ponen feas no duda en respetar el juramento (consigo mismo) de proteger el lugar, y si debe enfrentarse a una banda de esquizofrénicos atletas desde sus limitadas cualidades físicas, pues eso que le toca.
A estas alturas es justo abrir un paréntesis para reconocer, además, que algunas de las técnicas con las que el protagonista se va deshaciendo de sus enemigos (homenaje a John Rambo incluido) resultan bastante logradas por su (relativa) originalidad y consiguiente gracia.
Así las cosas, «Superpoli de Centro Comercial» no pasará a la historia de las comedias al tratarse de un mero exprimido más de la fórmula (ya de por sí de lo más agotada). Pese a ello, por su simpleza y honestidad, no resulta en exceso desagradable, llegando a despertar alguna que otra risa (de número y amplitud variable en función de la predisposición de cada uno ante esta clase de comedias) en gran parte debido a los golpazos que recibe su protagonista, que remiten vagamente a épocas doradas de la comedia del coscorrón.
Ahora bien, ni por toda la leña del mundo se merece tanto éxito y, de hecho, su visionado en pantalla grande resulta difícilmente justificable.
4,5/10
No, va, en serio… ¿4,5?
Mira tú y yo tenemos que hablar sobre nuestra relación…
Por cierto, intenta rescatar Ben X de estreno esta misma semana que te va a gustar. Y baja la puntuación a esta o juro que seré tu troll de por vida :P
jajaja, sé mi troll, n pienso bajar esa nota porque en dos (dos contadas) ocasiones me partí la caja de lo lindo, y eso ya es más de lo que merecen las ….Movie varias. Además cuenta con lavirtud de no hacer daño a nadie, no sé, no hay ni un taco y eso…
y Ben X la tenía en mi HDD, pero la acabé borrando por palísimo que me daba, oyes… aunque quizás me lo replantee, sí
TIO BAJA ESA PUNTUACION……
ENRRIQUEZ