Crítica de Surveillance

«Surveillance», segunda película de Jennifer Lynch tras «Boxing Helena», ha logrado alzarse como sorprendente (por injusta) ganadora del Festival Internacional de Cine de Sitges 2008.

Con un reparto encabezado por Bill Pullman y Julia Ormond (a quienes acompañan Pell James, Ryan Simpkins y Kent Harper entre otros), la película trata sobre dos policías que intentan detener a un asesino en serie, para lo que cuentan con las declaraciones de varios testigos cuyas versiones difieren a la hora de explicar su encuentro con el psicópata.

No se puede negar la intachable calidad del film de la hijísima, que llega quince años después de su desafortunado debut tras las cámaras. Con «Surveillance», Lynch se sube al tren de los thrillers policíacos, al que se aproxima alejada de grandilocuencias efectistas y más bien centrándose en la evolución de los personajes que pululan por el film, todos ellos peones de un juego de rompecabezas en el que nada es lo que parece y nadie merece lanzar la primera piedra.

Con un ritmo necesariamente sosegado, los Lynch (pues el padre aparece como productor ejecutivo) logran crear una atmósfera opresiva, sudorosa y malsana, en la que la aparentemente llana investigación policial poco a poco se va desvirtuando hasta convertirse en un minucioso análisis de los actos y personalidades de unos personajes sacados de la América profunda y más bien propios del American Gothic (no por nada os asesinos llevan unas máscaras para tapar sus rostros muy similares a la de Leatherface).
Así, el espectador comienza a incomodarse paulatinamente al no poder congeniar con ninguna de las víctimas, pues mientras relatan sus versiones de los hechos, la directora muestra la realidad de los mismos, que dista mucho de lo narrado y demuestra que, al margen de la brutalidad a la que son sometidos (injusta se mire por donde se mire, claro está), bien merecían alguna clase de escarmiento.
La sensación de inseguridad se ve acrecentada además con la relativa (o total) previsibilidad del argumento, que contrariamente a lo normal, logra un efecto más que negativo en el espectador (y por tanto, positivo), que en el fondo desea un final menos incómodo.
Aun sin atreverme a poner mi mano en el fuego, me atrevería a decir que ni a la propia directora (que es también la guionista, junto al ya mencionado Kent Harper) le importa demasiado que se sepa el final antes de tiempo, pues se trata de un elemento secundario, situado muy por debajo de la verdadera alma de «Surveillance», el ya citado desglose en clave cínica y crítica de los protagonistas.

Sin embargo, lógicamente, el hecho de que en apenas diez minutos se logre aventurar la conclusión del film le resta parte del encanto a una película técnicamente perfecta, pero carente de la suficiente fuerza, garra o sorpresa para desmarcarse como obra maestra.
Y es que a ello cabe sumarle un estilo sumamente deudor tanto de las obras maestras de David Lynch, con «Carretera Perdida» a la cabeza (actor principal incluido), como de las road movies y también, por qué no, de la nueva hornada de películas en clave american survival horror, como «Los Renegados del Diablo» o el remake de, precisamente, «La Matanza de Texas».

Por lo tanto, «Surveillance» es un film notable y hasta excelente en alguno de sus apartados, entre los que cabe incluir las sensacionales interpretaciones de los actores principales, Ormond y Pullman, un tándem estudiado y cuidadísimo que hiela la sangre. Sin embargo, su excesiva monotonía provoca una ligera sensación de estancamiento convertida en algún bajón rítmico debido a la repetición de alguno de pasajes (artísticos, que no argumentales) sin aportar elemento sorpresivo alguno.
Así y todo, se trata de un film interesante, atractivo, absorbente y demoledor, que confirma el (re)naciemiento de una directora con potencial, y que supone un chorro de agua helada para el espectador, lo cual nunca viene mal de vez en cuando.
7/10

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Efectivamente, la trama se adivina al cabo de no diez, sino 5 minutos después de empezar la película, pero a pesar de este detalle, la historia se sucede misteriosa, silenciosa y sobrecogedora. Hay momentos espeluznantes y realmente terroríficos tan inesperados, que sorprenden al más incrédulo.
    Y el recurso de los niños, en este caso una dulce y rubita niña, tan sobreexplotado, en esta ocasión, es la pieza clave para darle más incomodidad al espectador.
    Una de las pelis que menos me disgustó del festival, pero que no la daría como ganadora en un certámen de cine fantástico.
    Como siempre, coincido contigo en las opiniones, capitán…

  2. jajaja, que «menos me disgustó» dice…pero si había que verte la cara a la salida del cine para darse cuenta de lo mal que lo habías pasado!! (jojojo, ya sé a que te refieres, pero por aquello de chinchar).

    Ya te digo, para mí no es la ganadora ni mucho menos, y es que si hubieras visto Vinyan… es aexplosión de sensaciones de todo tipo, esa maestría tras las cámaras, esas interpretaciones….

    aunque bueno, viste la de los vampiros, que también le pega alguna que otra patada!

    salud (y esas cositas)

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