Crítica de Synchronic
Hay que celebrar que existan Justin Benson y Aaron Moorhead. Y lo dice alguien que no es excesivamente fan. De hecho, la anterior propuesta que nos trajeron (El infinito) se me hizo bola. Y a la que ahora nos ocupa, Synchronic, le he encontrado muchos fallos y lo he ido haciendo a medida que avanzaba la película. Vamos, que a juicio de quien esto escribe, estamos ante una de esas propuestas que van de más a menos. Pero no menos cierto es que estos dos cineastas son una bendición para el cine reciente. Y es que cada nueva película con su firma es una investigación audiovisual y argumental. Un nuevo capricho de ciencia ficción con ideas potentes traducidas en retos de aúpa cuando deben ser plasmadas a celuloide. ¿Miedo? Ninguno. Siempre se sacan de la chistera recursos que, al maren del cómputo global, consiguen que los recuerdos de sus películas perduren en el tiempo. ¿No cuela? Pues haced caso al infalible método para saber a quién seguir en materia cinematográfica: acaban de ser fichados por la Marvel para las próximas aventuras de uno de sus héroes (Caballero Luna). Y donde la Marvel pone el ojo…
Hablaba de virguerías scifi, y es que Synchronic plantea una serie de muertes de lo más inexplicables, investigadas por una pareja de paramédicos con las caras de Jamie Dornan y Anthony Mackie. Tales muertes, absurdas y grotescas, parecen tener un denominador común: una droga que, según sus vendedores, te hace viajar hacia atrás en el tiempo. Esta es la premisa, y el modo en que Benson y Moorhead afrontan tales flipes temporales, ya en los compases iniciales, es embriagador, un viaje en toda regla. Así que ahí estaba el reto, y ahí la respuesta técnica: Synchronic es un producto cinematográfico de sumo gusto, llevado a cabo por cineastas enterados de lo que vale un plano, de la importancia de los tempos y movimientos de cámara. Un thriller de género elegante, y un lanzamiento de estímulos audiovisuales constante.
También decía que Synchronic va de más a menos. Y es que una idea poderosa y pensada al detalle, no se acompaña del mismo mimo a la hora de desarrollar la trama más… humana. Conforme la película avanza, se adentra con cierta torpeza en un desarrollo dramático que no acaba de encajar. Por mucho que los conflictos se definan a la perfección, estos acaban descompensando la película por sus resoluciones, más cercanas al melodrama que al riguroso y arriesgado cuento fantacientífico (y con algún toque de gótico que haría las delicias de Lovecraft, por cierto) que se gastaba hasta el momento. Algo que, de hecho, ya ocurría en El infinito.
Prima más lo positivo, a juicio de quien esto escribe. Por más que Synchronic probablemente sea la más accesible de las propuestas de Benson y Moorhead, en especial por su degradación hacia un drama más vulgar y corriente, sigue siendo un riesgo. Sigue suponiendo una loable exhibición de ideas que obligan al espectador, durante buena parte del metraje, a estar alerta con todos los sentidos no por riesgo a perderse en su argumento, sino a perderse la miríada de detalles que hacen que la película crezca y crezca. Hasta el punto de que, por más que su último acto la condene a no dejar demasiada huella en el universo sci-fi indie, el viaje haya merecido la pena (y por algo más que por contemplar a unos muy acertados Jamie Dornan y Anthony Mackie). Lo dicho: hay que celebrar que a estos dos cineastas se les siga dando comba. Que siga.
Trailer de Synchronic
Crítica de Synchronic
Por qué recomendamos Synchronic
Otro tour de force fantacientífico Justin Benson y Aaron Moorhead que quizá se antoje más accesible que sus anteriores trabajos, y vaya de más a menos… pero que en todo caso sigue sacando al espectador de su zona de confort durante buena parte del metraje.