Crítica de Terminator – Génesis (Terminator. Genisys)

Terminator: Génesis

Tres blockbusters de marcada voluntad revisionista coinciden en las carteleras veraniegas de 2015: Jurassic World, San Andrés y Terminator: Génesis. Ya debería ponernos sobre aviso la cosa: este nuevo Hollywood, tan pendiente de la nostalgia como valor seguro y del reciclado como moneda de cambio ha encontrado en esta generación de treintañeros/cuarentones un buen filón económico sin la necesidad de estrujar demasiadas neuronas. Porque viendo los resultados que arroja semejante trío en particular, el tema es un tanto preocupante. A saber: Jurassic World resulta aplicada y respetuosa como homenaje, pero se olvida de contar algo nuevo (o por lo menos hacerlo con la misma maestría que aplicaba hace viente años Steven Spielberg) y termina anteponiendo la emoción primaria a un sistema de buenos personajes y planteamientos argumentales sólidos, todo ello bastante ausente. San Andrés resulta más bastarda y petarda, y funciona razonablemente bien como espectáculo subnormal, reflejo de los catastrofistas de los 70, siempre que uno se entregue a su inherente y consciente absurdidad. Tampoco inventa absolutamente nada. Y por su parte la que nos ocupa, esta quinta película en una hipotética saga (de cuyas tercera y cuarta parte ya ha renegado alegremente el ideólogo e impulsor de la franquicia, James Cameron) aparece igualmente capada de frescura, desprovista de una sola idea novedosa. De paso, acumula todos los vicios y faltas de las dos anteriores mencionadas y para postre resulta más estúpida que ambas juntas. ¿El peor de sus pecados? No parecer consciente de ello.

Los responsables de Terminator: Génesis han decidido disfrazar sus propias carencias y aparentemente han decidido autoconvencerse de que una presunta trascendencia embadurna toda la historia. Su propuesta es un retorno simple, desaborido y terriblemente al ¿universo? planteado en las dos primeras entregas. Una nueva versión camuflada en (algo así como un) reboot que, sin embargo, se resiste a pasar como el subproducto que es. De modo que en lugar de un megaespectáculo de acción sin frenos lo que encontramos es poco más que un simple matarratos de serie B al que se le han añadido un par de toneladas de autoconsciencia un tanto pagada de si misma. Un insensato galimatías argumental que confunde complejidad con despiste, giros absurdos y explicaciones espesas. Y que quiere partir de la timorata y absurda paradoja temporal que siempre ha funcionado como centro de la franquicia para añadir nuevas posibilidades. Y cagada, porque si hasta ahora siempre nos habíamos zampado dicha paradoja sin demasiadas quejas, con esta dosis de falsa trascendencia y discursivismo vacío basado en la presunta coexistencia de distintos timelines, la cosa se nos desmorona, se hunde en un mar de teorías idiotas y argumentaciones muy poco sólidas. Dejando de lado la nefasta cuarta parte, ¿no habíamos hecho ya un contrato implícito con la saga? En su tercera (y estupenda) entrega la cosa ya había quedado clara y bien empaquetada. Retornar ahora a las dos primeras sólo para liar gratuitamente la madeja sin aportar vías alternativas es poco menos que una impertinencia.

Terminator: Génesis

Pero dejando todo eso de lado, cabe preguntarse si por lo demás la película funciona. La respuesta es «no mucho». Como actioner resulta plano y aburrido, carente de secuencias especialmente excitantes y desde luego lejos del imprudente pero siempre satisfactorio “lo nunca visto”, recurso fácil pero efectivo del blockbuster veraniego del siglo XXI. Como drama humano es fofo, está lejos del fatalismo que impregnaba el espíritu de Terminator 2: El juicio final y el climax de Terminator 3: La rebelión de las máquinas, y no tiene pizca del alma y el corazón que tiraban para adelante a golpe de hostia a la primera. Su ligera subtrama romántica -entre Sarah Connor y, sí, de nuevo él, Kyle Reese- está castrada de cualquier tipo de química, en parte por la incurable falta de personalidad de Jai Courtney. Su elenco de personajes, en general, anda falto de carisma y ni siquiera la recuperación de Arnie, de nuevo en un papel de protagonismo preeminente, termina de cuajar del todo: el hombre, ya renqueante, está fuera de tono y de tiempo. Los villanos son mero reciclaje, a pesar del marcado giro argumental que representa uno de ellos. Los diálogos son atroces, el humor es pueril e ineficaz –facepalm cósmico para el momento «Bad Boys»- y las interpretaciones están desaprovechadas, especialmente la de una Emilia Clarke que intuimos capaz de mucho más y mejor y de un J.K. Simmons que se merecía un producto mejor. Last but not least, la realización de Alan Taylor es plana y no dedica ningún momento de mimo y cariño en la construcción de la escena, siempre caracterizada por una monótona impersonalidad y un aburrido mecanicismo. En resumidas cuentas, un festival de la repetición, el hastío y la redundancia. Un carrusel de guiños sin emoción para un espectáculo que sin ser una hecatombe cinematográfica resulta irritante, bastante pobre y en todo momento prescindible.

4/10

 

Y en el Blu-ray…
Excelente trabajo el de la Paramount a la hora de editar esta película en alta definición para su formato doméstico. Ante todo, por una calidad de la imagen que respeta a la perfección lo visto en la gran pantalla: altísima definición, contraste e iluminación perfectos, contornos definidos y naturales, y ni un sólo déficit que hayamos sido capaces de detectar.

Por su parte, el audio en versión original se presenta en un potente master Dolby Atmos que queda varios puntos por encima de su doblaje al castellano, en un en todo caso notabilísimo Dolby Digital 5.1.

Finalmente, los extras: tres vídeos satisfactorios, muy informativos, pero quizá algo cortos tratándose de la teórica envergadura del film. Es de esperar que en breve se edite un pack con toda la saga Terminator que incluya más documentales y demás. Por ahora, toca contentarse con Dinámica de familia (de poco más de 15 minutos), Infiltración y conclusión (de algo menos de media hora) y Actualizaciones: efectos especiales de Terminator Génesis (de un cuarto de hora).

Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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