Crítica de The Beast (2019)
Desde que se hicieran con el interés del público occidental, los thrillers surcoreanos se estrenan con la regularidad de un martillo pilón. The Beast es un ejemplo más de que la maquinaria funciona a todo ritmo. El debut tras las cámaras de Lee Jung-Ho lleva ahora la francesa Asuntos pendiente a tales terrenos, añadiendo los ingredientes habituales a la fórmula: aire viciado, dramas personales de aúpa y aumento de tuerca en lo que a aprensión se refiere, dando como resultado el esperado, ni más ni menos. Que esta no sea la mejor de las noticias, es algo de lo que vamos a tener que hablar…
Y es que si cierto es que llegan a nuestras carteleras muchos de ellos, y que la mayoría gozan de unos mínimos artísticos y técnicos que más de un blockbuster quisieran para sí, también es verdad que sólo despuntan unos pocos. El grueso se queda en una nube de homogéneos títulos cortados por el mismo patrón hasta el punto de ser confundibles entre sí, y mucho me temo que The Beast no se escapa. A lo largo de sus dos horas y diez minutos, la película es tan impecable en su factura como desaparecida en combate en cuanto a originalidad. Lee Jung-Ho compone un batiburrillo entre Seven y Millennium, mezclando dos tramas de interés dispar para narrar la carrera de dos policías enfrentados que tratan de resolver un caso estremecedor. El de una niña cuyo cadáver aparece de lo más maltrecho, días después de su desaparición.
Nada que objetar a su planteamiento parduzco, claustrofóbico: el espectador es sumido en un mundo turbio y asfixiante en el que la sonrisa está prohibida. ¡Jesús, qué película más vívidamente negativa! Algo a lo que ayuda esa falta de tapujos surcoreana que muestra horripilantes crímenes allá donde industrias occidentales disimularían un poquito. The Beast tira de brocha gruesa en un par de ocasiones para que el corazón quede en un puño, y respiración se antoje difícil durante la mayor parte del metraje.
El problema reside en su incapacidad para mantener las revoluciones tan altas. Más allá de un par de pasajes atinados (unos planos aéreos por aquí, un montaje interesante por allá), la propuesta de Lee Jung-Ho no tiene nada especialmente reseñable, lo cual pone muy cuesta arriba la introducción de una segunda trama que tenía que haber sido resuelta con un flashback, y que en cambio se alarga hasta el paroxismo diluyendo el impacto del hilo principal. No, el espectador no sale nunca a respirar a la superficie, pero tampoco es que se preocupe demasiado por ello. Durante un buen rato, parece que The Beast pierda el norte, y lo nota, pues no por nada pide ayuda a la desesperada a una banda sonora (a cargo de Mowg) que parece ir por su cuenta.
No queda una mala película, ni mucho menos. A juicio de quien esto escribe, nos encontramos ante otro de esos thrillers surcoreanos que siempre justifican su visionado por su factura, una narrativa que está en las antípodas de cines más cercanos, y niveles de maldad que dichas latitudes ni se atreven a rozar. Pero no menos cierto es que The Beast se queda en las ligas inferiores, sin ofrecer más que un (correcto pero irregular) entretenimiento que ni pasará a la historia, ni quedará en el recuerdo más allá de por la interpretación de Lee Sung-min, lo único que se mantiene por encima de la media en todo momento.
Trailer de The Beast
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Correcto pero impersonal thriller que se acaba disparando en un pie al introducir demasiadas subtramas sin demasiada chicha, complicando sin necesidad un mucho más potente hilo central.