Crítica de The Runaways

Feliz serendipia: si los hados de la distribución lo permiten, en breve van a coincidir en cartelera -por poco tiempo, eso seguro- un par de retratos cinematográficos de dos momentos claves de la música popular del siglo XX, cada uno en su estilo y cada uno interesante. De modo que al retrato de «Gainsbourg» que ha elaborado Joann Sfar ahora se va a añadir esta «The Runaways», crónica de la formación y la disolución del (ejem) seminal grupo que sirvió como campo de pruebas y primeras batallas ganadas y perdidas para la gran Joan Jett.
Acompañada de Cherie Currie, Sandy West, Micki Steele y Lita Ford, y bajo el amparo del productor Kim Fowler, Jett fundó a mediados de los 70 la pionera banda de rock de mujeres adolescente, un grupo de bitches que por unos años arrebataron a los hombres el sexo, el sudor y el poderío del punk y se lo apropiaron para entregar una colección de temas infalibles, ya clásicos de la escena rock americana y convertirse con ello en algo como las madres de toda riot grrrl que se preciara.
No se trata de una simple contextualización histórica, la película de Floria Sigismondi va por ahí. Se trata de un biopic infectado de punk, rock y rebeldía juvenil especialmente centrado en las dos cabezas visibles de The Runaways. Cherie Currie, actitud con cara bonita y Joan Jett, el genio en la sombra. No hace falta recordar cuál de las dos ha pasado a la historia.
El caso es que Currie y Jett capitalizan la atención (el resto de componentes, casi ni existen) para intentar convertir lo que sobre el papel parecería una simple biografía en un relato de «juventud en marcha», clásica historia de jóvenes desclasados que se encuentran mutuamente y se hacen un lugar en la sociedad (en «alguna» sociedad) a base de dar patadas. Y hay de lo que se espera: Jett y Currie parten de dos entornos distanciados (la primera, esnifa pegamento, se compra chupas de cuero y se rebela contra la formación musical clásica), la segunda tiene una educación más modosa pero se siente una marginada mientras escucha a Bowie y se maquilla a lo «Aladdin Sane». Las dos tienen un denominador común. Sus hogares están desintegrados, principalmente por culpa de una dirección, la de los adultos, desastrosa o directamente inexistente. De ello que en «The Runaways», esos adultos aparezcan desdibujados constantemente, ausentes y esquivos. A excepción, claro, de Fowler, ese agente más histriónico que Ari Gold pero con un ojo envidiable.
Currie y Jett protagonizan la historia de pasión universal del joven rockanrollero, con sus drogas, lujo, experimentación sexual y malos viajes, todo incluido. En este sentido la película transpira la anarquía, el caos, la lava propia de la rebeldía adolescente, y especialmente marcada por unos años musicalmente agitados. Gustazo para fans y delirio nerdoso que hará las delicias de todo alternakid. Kristen Stewart y Dakota Fanning se pasean, todo rabia, guitarra, pantalones de cuero y camisetas raídas por una película inflamada de Sex Pistols, de MC5, de Iggy Pop (con y sin los Stooges), hasta de Suzi Quatro, de Bowie y de glam. Y, claro de mucho, mucho Runaways y Blackhearts. Retrato irresistible de una época, de una escena musical, de un estilo de vida y de un par de personalidades casi apasionantes.
Y brillando, como decía, esas brutales Stewart y Fanning. La primera, cultivando una carrera que pivota con acierto entre películas más generacionales («Adventureland«) y otras más «generacionales» (la crepuscular saga vampírica con vampiros -no es redundancia-). La segunda demostrando que lo suyo no era para tomárselo en broma (es más, asusta) y que puede llegar a ser algo más que una niña prodigio. Ambas bordando sus papeles y atreviéndose hasta a cantar, logrando unas perfectas suplantaciones de sus referentes.
Ay, lástima que no sea todo tan bonito, porque a juzgar por la primera mitad de la película, podríamos encontrarnos ante un gran ejemplo de lo que tiene que ser una película de rock, peligrosa y afilada.
El problema es que «The Runaways» aspira a convertirse no tanto en una película de rock como en una película biográfica. Por eso, poco a poco todo se va encauzando hacia unas aguas más tranquilas donde la sensación de diversión, de cierta anarquía y de emoción juvenil va dejando lugar a las reglas más estereotipadas del puro y duro biopic. Con lo que todo se hace pesado, rutinario y poco estimulante. Y aquí la cosa se deshincha, porque lo que antes habíamos ido permitiendo (esa meteórica ascensión no está demasiado bien contada; cómo esas cinco chicas se convierten en ídolos de masas en Japón, empiezan a copar portadas y a llenar estadios, no queda excesivamente claro) ahora parece torpe, burdo y anodino. Decide poco a poco ir perdiendo carácter para inscribirse en esa otra corriente, más trillada y reconocible. Y que encima sacrifica para ello gran parte de su atractivo y su pasión inicial.
No sé si el hecho de que el guión parta de una autobiografía de la propia Currie, ni que la película esté rodada bajo la producción ejecutiva de Jett tendrá algo que ver en todo ello, en esta especie de boba conciliación comercial para con el espectador más convencional. Pero ciertamente «The Runaways» termina convertida en una oportunidad perdida, especialmente dolorosa teniendo en cuenta las maneras que es capaz de demostrar la película en su primer tramo. Maldita sea.
6/10
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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Tenía muchas ganas de ver esta película porque me encantaba el grupo, pero no le vi la gracia en ningún momento.

  2. Bueno, inquiline, entre que yo no la he visto y que Bluto se ha ido de vacaciones…. tendrás que esperar tu respuesta! (aunque bueno, por lo que dice la crítica, a él tampoco es que le haya fascinado precisamente…)

  3. No tenia ni idea de que habian sido un grupo tan fugaz…y tan jovenes. Chchchch Cherry Bomb!!!

  4. Bueno, sí, el grupo fue fugaz, pero el legado de Joan Jett pervive. La tipa fue lo más durante mucho, mucho tiempo

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