Crítica de Then It Fell Apart, de Moby (Faber and Faber Ltd)
Nos habíamos quedado en un primer arco perfectamente cerrado. Pero con la puerta abierta de par en par a una continuación. Una suerte de Episodio I en el que un personaje humilde escalaba hasta llegar a una gloria lo suficientemente conocida por todos como para poder omitirla: Moby se hizo realmente famoso con Play, y esa primera autobiografía, Porcelain, concluye cuando el disco está siendo concebido. Digo Episodio I con toda la intención, pues como buen Anakin, conforme la vida del músico sube escalones, se acompaña de una sombra creciente que no le pasa desapercibida al lector precisamente; un coqueteo cada vez más evidente con la cara menos amable del éxito. Y Then It Fell Apart ahonda de manera implacable en todo ello.
En la segunda parte de su autobiografía, Moby ya ha publicado Play. El éxito no ha sido de la noche a la mañana, pero al cabo de unos meses, la cosa ya cuaja. Ese es el punto de partida, y en seguida, un problema: un 11 de septiembre en el que está de resaca infinita tras una celebración por todo lo alto de su cumpleaños, el mundo se congela. Como decía cuando hablaba del anterior libro, la vida de Moby es la de una ciudad entera, la de los habitantes que dieron a Nueva York la personalidad que se le atribuyó cuando fue la capital de la movida artística antes del cambio de siglo. Suena, de hecho, incluso a capricho del destino que el cumpleaños de Moby coincida con ese día. Y tiene sentido del mundo arrancar el Episodio II, este Then It Fell Apart, con tamaño punto de giro de los acontecimientos. El ataque a las torres gemelas tiñó de oscuridad el alma de los neoyorquinos. Como de oscuridad esta teñido este nuevo compendio de vivencias.
Si Porcelain tenía una línea temporal claramente definida, en Then It Fell Apart el propio Moby dice inspirarse en Matadero 5 para saltar adelante y atrás en el tiempo mientras va recorriendo una curva descendiente, la que se dibuja desde que una persona llega al punto álgido de su carrera. Ya vimos cómo trazaba la primera mitad de dicha curva, fuimos conscientes de la escalada tanto como de la oscuridad incipiente que antes o después daría paso a la caída. Caída que aquí se confirma con el retrato de un tipo inestable, que descubrió los placeres prosaicos de la vida demasiado tarde y corrió para ponerse al día, dando como resultado adicciones de todo tipo que buscan ocultar una personalidad turbia, siempre insatisfecha, siempre capaz de dar una vuelta de tuerca más cuando parecería haber llegado al límite. «No soy un alcohólico, sólo soy un entusiasta del alcohol» es el leitmotif del cantante conforme pone en jaque su carrera y su vida. Y como sobrevivió (al menos, de momento), tiene la posibilidad de contarlo con pelos y señales y, de nuevo, sin buscar benevolencia ni empatía. Es un ser bastante dañino, y así se reconoce, por mucho que esos saltos adelante y atrás en el tiempo, en ocasiones al menos, busquen causas en el pasado. Causas, que no necesariamente justificaciones.
Tras haber leído un primer mamotreto de 500 páginas sobre la vida de Moby, esta segunda parte de experiencias personales puede antojarse un sacrificio excesivo. Cierto es que a la que se da una concatenación de datos que o bien ya sabemos, o bien no aportan nada nuevo, se hace un poco cuesta arriba. Sin embargo, Then It Fell Apart consigue distanciarse lo suficiente de Porcelain como para convertirse en un su contrapunto ideal, otorgando al cuento de hadas que se nos vende sobre la tierra de las oportunidades, un implacable brochazo de oscuridad que en el primer libro no llegaba a cuajar. Aquí las anécdotas son más épicas porque incluyen a más famosos (la que tiene que ver con Natalie Portman está levantando ya alguna ampollita), pero también porque caen en lo más bajo del ser humano. Y que Moby no se haya cortado un pelo a la hora de describirlas con semejante lucidez, le honra. Más madera, en definitiva, para reflexionar sobre el bien y el mal cuando ambos conceptos se agrandan exponencialmente, hasta el punto de perder de vista su línea divisoria. En un libro acaso pelín inferior que el anterior en cuanto a frescura si acaso, pero de igual o más contundencia.
Then It Fell Apart: el crepúsculo de los dioses
Por qué leer Then It Fell Apart, de Moby
La segunda parte de la biografía de Moby se torna en un documento mucho más oscuro que el anterior, en el que un hombre que lo tiene todo lo pierde por su propia obra y gracia. Nuevo compendio de batallitas la mar de entretenidas que aunque acusen algo de desgaste siguen obligando a la reflexión post consumo.