Crítica de Tokio Blues
Dale al pause en tu ipod, deja de escuchar a Animal Collective y cítame un par de autores literarios japoneses que hayan marcado recientemente tus días más allá de los clásicos populares (Dazai, Oé y Mishima). Respuesta fácil: Murakami e Ishiguro. Respuesta difícil: Murakami e Ishiguro. Porque ambos han logrado, mediante carrera mullida rica en fibra, pero especialmente gracias a «Tokio Blues» y «Nunca me abandones» (respectivamente), esa ansiada y difícil conciliación crítica-público pasada por el tamiz generacionalista. Las dos han marcado juventudes. Las dos lo han hecho a golpe de genio y de confrontar grandes ítems (amor, maduración, muerte) en sendos textos en estado de gracia.
Aquí viene lo curioso. En el plazo de pocos meses, se han adaptado ambas al cine. Y con resultados en absoluto desdeñables.
Pero vayamos a por «Tokio Blues», que «Nunca me abandones» ya tuvo su momento.
Podríamos darnos manga ancha sociológica y decidir que todos los movimientos sociales que han ido haciendo avanzar a trancas o a barrancas la humanidad reciente pueden funcionar como metáforas de las explosiones de fervor juvenil. La contradicción inherente en el ser humano y la necesaria dialéctica para que todo cambie encuentran su terreno abonado en las aspiraciones excitables de jóvenes de toda clase. Con especial cariño por la juventud de la década de los 60. En 10 años brotaban revueltas estudiantiles, preocupación por Bahía Cochinos, manifestaciones para detener las atrocidades de Vietnam, la Primavera de Praga, Woodstock; que podían ser identificadas con una nueva juventud que se entregaba al rock de los Beatles y descubría al mismo tiempo, como cualquier juventud de cualquier época en cualquier parte, sus primeros picores sociales (política, revolución), culturales (música, poesía, cine) y fisiológicos (amor y sexo).
Haruki Murakami estaba allí y lo reflejaba décadas más tarde en un texto que, además de tener el poder de captación de cualquier tipo de lector, se presentía muy autobiográfico. Tran Anh Hung no estuvo ahí, pero recoge ahora el testigo y lo lleva a su terreno hasta traspasar su propio umbral de la autobiografía. De nuevo, el mensaje transgrede su contexto y se mezcla con el ADN del emisor: «Tokio Blues» la película podría dar solución de continuidad, ofreciendo una cara muy distinta, a la muy brillante «Cyclo». Por ejemplo.
Y si la novela era rica en sensaciones, en imágenes volátiles, en sentimientos contrastados, la traslación del director vietnamita -antes que nada un obcecado esteta- es preciosista, generosa en sonidos, texturas y colores. Con tendencia al apabullamiento visual (paradójicamente) silencioso o en voz baja, algo parecido a lo que hacía Naomi Kawase en algunos puntos calientes de su «El bosque del luto».
Pero volvamos atrás un momento. Al cogollo de todo esto. Tran Anh Hung pretende, intenta y casi consigue trasladar la obra de Murakami en todo su esplendor. Ahí está, no sólo la carcasa (ese Japón años 60, ese triángulo amoroso con un cuarto vértice fantasma, la música rebozándolo todo como luz matutina) sino también el entramado sentimental, la inquietud filosófica y la riqueza emotiva.
Combinando momentos de simple introspección y -aparente- frialdad interpretativa casi bergmaniana con otros de abrasiva intensidad emocional en un juego de condensación-dilatación narrativa, el director apela a todos los sabores y sinsabores del amor juvenil planeando en círculos sobre las mismas dos relaciones (vaiviniendo más que avanzando, echando la vista atrás con o sin ira y oteando el futuro para vislumbrar el fin) en un fluido movimiento de basculación no exento de cierta incomodidad, de permanente ida y vuelta, de entrega y aceptación. Personajes que viven intensamente y de repente les sobreviene la ligereza. O el vértigo de la muerte, que tanto puede ser la losa final como la liberación ansiada.
Un choque brutal de vida y muerte que termina por invocar lo sublime (en el sentido más schopenhaueriano del término) y hasta logra escapar de las firmes manos de su experimentado realizador por la vía barroca y ceremoniosa. Por el sobrecargo emocional de la perenne música a través de esa efectiva banda sonora que pivota entre los éxitos de la época (el obvio clásico de los Beatles del que el original toma título, pero también Can y los Doors) y una música incidental en clave de melancolía extrema que guiña a Samuel Barber hasta casi desbordar(se).
«Tokio Blues» es la anti rom-com y casi hasta el anti-drama romántico. Es enemiga de la ligereza pero afín al héroe de Salinger y en algunos momentos excesivamente apesadumbrada y autoconsciente, al borde del ahogo de su propia espontaneidad. Pero qué duda cabe que hace honor a una obra que ya de por sí es enorme, totémica; y, con esas, Anh Hung tenía todas las de ganar.
8/10
Preciosa y sugerente crítica. Ganas de verla. No he leído la novela pero me apetece la narrativa preciosista y el anti-romanticismo. A ver.
Thanx babe!
¿No has leído el Murakami original? Pues serás la única, oyes… En mi peluquería lo han leído todas, y en el club de música experimental, techno minimal y pop deconstruido al que voy es de culto. Aquemesperas, leñe, tan lectora que me eres!
Pues no sé, a mi me pasa con Murakami como a Capi con la Rowling, que como lo ee to el mundo como bien explicas me salió la tontería rebelde, y eso que me lo han vendido por infinitos flancos pero mira…. veré la peli y si me enamoro lo suficiente potser m'hi poso… Ya sé que es tontería pero tengo unas cuantas y me las permito ;)
No, si te comprendo. Algo que le gusta a todo el mundo, por definición snob es mierda. Yo aplico el mismo criterio, es lo que tenemos los indiguays…
Pero a veces alcesarloqueesdelcesar, y hay que reconocerlo. Murakami es bueno.
Así que sí, en cuanto puedas, te lo agencias y te lees "El nombre del viento" de cabo a rabo y luego nos dices qué tal.
Em… hablábamos de "El nombre del viento", ¿verdad?
Me encanta este blog(o la pagina entera),no solo por la manera en la que se explican las peliculas(un 10),sino porque la mayoria de las opiniones coinciden con mi criterio,por lo esta pagina esta en mis favoritos y aveces cuando tengo dudas sobre alguna pelicula consulto rapidamente aqui,en este caso vere tokyo blues ahora mismo(espero no llorar),ya os contare mis sensaciones e inquietudes sobre ella,UN saludo a todos
Oye, pues gracias por tus palabras. Ya veremos cuando toquemos algún tema delicado (¿eres fanfatal de algo?) y no coincidamos en las opiniones, jejeje… ;)
Nah, pero en serio, muy amable por las palabras y por el simple hecho de pasarte y opinar. ¡Y a ver qué nos dices de "Tokio Blues"!
Saludos! :D