Crítica de Tú eres el siguiente (You’re Next)
¡Ah, que es una parodia! Menos mal que, pasada la primera media hora, queda disipado todo atisbo de duda al respecto, que si no nos hubiésemos tenido que quedar con el aura, medio buscada (en el primer arco del film) medio impuesta (por las exageradamente benevolentes críticas) no sólo de cine de terror, sino de mejor película de terror del año. Y entonces otro gallo habría cantado. Entonces, nos habría tocado tomarnos en serio esta enésima irrupción de un grupo de asesinos en el caserón de una familia adinerada tan trufada de lugares comunes, y escrita con los pies si no con cualquier otra parte del cuerpo, salvo las manos. Habríamos tenido que creer a pies juntillas la improbable evolución del personaje erigido como héroe de la función, los imposibles acontecimientos que suceden en pantalla, y los demenciales giros que emprende el libreto, de seguro causantes de más de un exabrupto en el interior de la tumba de Hitchcock. Y por si fuera poco, nos habríamos visto obligados a compararla con Expediente Warren, candidata real a película de terror del año. Mejor ni pensar en la escabechina resultante.
Pero es que resulta que por ahí no van los tiros. Porque entre otras cosas, la industria norteamericana se ha demostrado incapaz, en los últimos años, de crear pesadillas de este género como sí se hacen por aquí (Secuestrados) y por algo más allá (Funny Games, À l’Intérieur), y cualquier intentona falla estrepitosamente (Los extraños) o aprueba por los pelos y porque se cambian de género a la mínima de canto (The Purge: La noche de las bestias). Adam Wingard, director de la que nos ocupa y de un buen puñado de ejemplos menores del género, parece estar bien enterado de tales limitaciones y por eso, más que buscar el desasosiego del espectador, busca su complicidad. Complicidad mediante un arranque sin miramientos: una teta al viento, un par de asesinatos deprisa y corriendo y, de fondo, una música setentera que haría las delicias de Tarantino (suena el Lookin for the Magic de Dwight Twilley Band). Todo muy vulgar, pero directo al grano y con cierto buen gusto y mejor pulso narrativo. Después, habitual presentación de personajes, casi paródica, y algún que otro coqueteo con el terror; de la vulgaridad se pasa al desaliento, y casi al abandono de la sala cuando por fin arranca la ola de asesinatos por la que hemos venido. Porque es entonces cuando a la cámara parece darle un ataque de epilepsia, lo que sumado a la cantidad de ruido general confunde la incomodad emocional buscada con un verdadero martirio contra el que dan ganas de ponerse a gritar que dejen la imagen fija de una maldita vez.
Pero hay pistas que invitan a mantener la esperanza. Como por ejemplo, que en ese lapso intra-asesinatos se hayan visto más desnudos gratuitos, y se haya presentado a Ti West (amiguete del género, responsable de Cabin Fever 2 y La casa del diablo entre otras) como cameo más que significativo. Resulta que ese horrendo primer momento de confusión máxima, glosario de todo lo que se odia del cine de acción actual, no es sino el comienzo de una paulatina distorsión hacia terrenos más bienvenidos. A pasos agigantados, Tú eres el siguiente va desprendiéndose de la etiqueta de terror (actual, serio) que tan mal estaba ostentando, para ir a chapotear en los barros cinematográficos de los años 70/80, y más concretamente, de la serie B para abajo. Esta vez, la complicidad del espectador se busca a través de la sonrisa, cuando no risotada o aplauso directamente, mediante una acumulación irrefrenable de guiños y planos icónicos, conforme la imposible heroína se va bañando en sangre y convirtiendo en una scream queen de primera, y la banda sonora tira de organillos y demás instrumentos (y ritmos) desfasados. Todo ello sin olvidarse ni por un momento del género por el que se mueve, aunque más que terror lo que se busque sea tensión. Haciendo gala de un estilo impecable, Wingard rueda con pulso firme y hace de su propuesta un entretenimiento tremendamente adictivo y agotador, divertido e irreverente pero digno; y lo dota de mucha personalidad, hasta el punto de recurrir a (puntuales) cámaras lentas o hacer del tembleque insufrible un vaso conductor emocional, sin pestañear.
El resultado, pues, es una parodia de primera. Quien busque la mejor película de terror del año es mejor que cambie de opinión rápidamente, o el tortazo será de órdago. Tú eres el siguiente ofrece un acercamiento bien distinto al género (algunos dirán que posmoderno), tirando de comedia negra pasadísima de rosca y de sano gore-festivo, buscando deliberadamente twists imposibles de guion que no son más que una excusa para darle una vuelta de tuerca más a esa locura en la que se acaba enfrascando, y a la que arrastra sin remisión posible al espectador. El truco está en entrar en el juego, y no tener miedo de que las palomitas se salpiquen de chorretones de sangre, cachitos de cerebro, y demás lindezas.
Una gozada, aunque distinta a lo esperado.
7/10