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Crítica de Twin Peaks (temporadas 1 y 2)

Todo en esta vida es cíclico. Todo sube y baja, todo nace, todo muere, y todo renace. Y por lo tanto, siempre hay patrones y elementos punteros que señalan el camino a recorrer a la siguiente generación. Vamos, que antes de Twin Peaks había (mucha) vida, un buen puñado de series tan o más revolucionarias como la que estrenaran David Lynch y Mark Frost en el año 1990; y que a su vez sirvieron de pilares para la misma, tanto como ésta ha servido para marcar la siguiente oleada de programas televisivos. Porque difícil sería imaginar siquiera la existencia de Rick Castle o Patrick Jane, sin el Dale Cooper de las ensoñaciones y las apariciones extrañas a quien diera vida Kyle MacLachan. Imposible pensar no tanto en los interrogantes fantacientíficos de Perdidos (afectados también por Expediente X, por The Twilight Zone, y tantos otros referentes) como en el desarrollo de los mismos, sin los guiones, twists y cliffhangers de Lynch y Frost. E impensable sería la existencia de series de tan impecable calidad cinematográfica como Los Soprano, sin el revolucionario empaque de gran producción encasquetada en los 4:3 del televisor que le otorgó el de Mulholland Drive a su serie desde el glorioso piloto. No, Twin Peaks ni es la primera serie, ni la más influyente de la historia, y quizá cierta desmitificación le siente bien cuando de recuperarla se trate. Y es que conviene recuperarla, porque aun rebajando fogosidades y otorgándole la justa relevancia (ojo, altísima en todo caso), sí sirve de referente evidente para las series que la han sucedido, y en realidad para la historia televisiva en general.

El punto de partida, ya se sabe: en un pueblo tranquilo y amigable aparece el cadáver de una de sus jóvenes habitantes, Laura Palmer. A partir de ahí, toca investigar su muerte, ayuda de un peculiar agente del FBI mediante, para dar con una trama que se va rizando exponencialmente a cada capítulo, incluyendo prostíbulos surrealistas, serrerías, líos de faldas y pesadillas sobrenaturales. Todo, en una serie de episodios de poco menos de una hora (salvo en contadas ocasiones) que destilan conciencia absoluta, ante todo, de lo canónico de su premisa y estructura detectivescas, motivo por el que brilla una primera temporada plagada de humor entre negro y paródico, y twists delirantes, virajes hacia lo surrealista y lo onírico; batiburrillo de géneros, en realidad, dentro de un planteamiento formal estrictamente enmarcado en el whodunit que da como resultado una serie tan anclada en el pasado como sumamente rompedora. Y sobre todo, con un entramado absorbente que va girando una y otra vez a velocidad de crucero, en una espiral de misterios y pistas (las míticas letras bajo las uñas, la ficha del casino, el icónico sueño del enano…). Al menos, claro, hasta que todo se tuerce.

Y es que si Twin Peaks es un referente para la actualidad televisiva, lo es tanto para lo bueno, como para lo malo: como muestra inesperada de lo avanzado de su tiempo, le tocó sufrir los calvarios por lo que muchas propuestas pasan hoy en día, como son los vaivenes de las exigencias de los de arriba, que primero pidieron un alargo de la serie para estirar al máximo el chicle y luego, en vista de los resultados alarmantes de la estrategia, decidieron cortar por lo sano a medio hacer. El resultado es un producto ecléctico en todos los sentidos: compuesto por una primera temporada redonda de apenas ocho episodios, una segunda que rebasa la veintena y un anexo en forma de largometraje (para el que retomaba las riendas el propio Lynch); con un argumento enrevesado pero perfectamente identificable al principio (la resolución del asesinato de una joven), cuyo principal entramado acaba sin embargo desvaneciéndose hasta desaparecer hacia el principio de la segunda temporada en pos de subtramas de todo tipo (el asesino se descubre mucho antes del final de la serie y a partir de ahí, entran a escena cuestiones de interés descendiente); peor aún: una personalidad cambiante que olvida la acertada alternancia de estilos del primer gran bloque para, literalmente, flirtear con la pérdida del norte. Fruto, quizá, del desgaste y el desencanto. Igual, en definitiva, que las series que hoy en día corren la misma suerte con cada vez mayor asiduidad.

Bajón, con todo, del que consigue medio reponerse hacia el final definitivo de la serie (aunque sin volver a alcanzar en ningún caso las cotas de brillantes de su principio), acabando de paliar males con una película a modo de precuela estrenada en cines, que si bien poco añadía al argumento, sí aclaraba muchas de las dudas que la segunda temporada no había sabido resolver; y por menos recuperaba la esencia del verdadero Twin Peaks, o sea, el del principio, el autoconsciente, el que sólo se interesaba por Laura Palmer, por el (macabro) simbolismo… y el de Lynch, alejado de obligaciones extra. Estrategia, por cierto, que si bien no fuese nueva, sí serviría de ejemplo para generaciones posteriores. Antes de Fuego camina conmigo ya estaban los Teleñecos o Dimensión desconocida; después del ruido de Lynch, llegarían Expediente X: La película, Serenity/Firefly, o incluso las recientes Veronica Mars, Entourage o la tv-movie de Prison Break. La historia se repite, sólo que los ejemplos se renuevan (y ahora que se ha anunciado el retorno de Twin Peaks a la tele con una nueva temporada, qué curioso que también lo hayan hecho Mulder y Scully, ¿no?).

 

Aquí una curiosa explicación de todo Twin Peaks en dos minutos

 

Y descubre la edición Blu-Ray de Twin Peaks – temporadas 1 y 2

Por se dispone de la mítica serie en un pack en condiciones, esto es, en Blu-Ray y recopilando todo lo que ha dado de sí desde su estreno hasta ahora. La Paramount edita en alta definición tan relevante serie con un atractivo (si bien no del todo cómodo) pack y una gran cantidad de extras. Todo, claro, pasado a una HD de la que destaca principalmente el audio: un espectacular Master 7.1 para la versión original que hace que la banda sonora de Badalamenti lo reviente, literalmente, sin por ello dejar de oír nítidamente las conversaciones o los efectos sonoros. Ahora bien, queda muy lejos un cuestionable doblaje al castellano en Dolby Digital 2.0 Mono… y pese a lo espectacular de su v.o., no se consiguen evitar puntuales desfases entre audio y vídeo, en algunas ocasiones más molestos de lo deseado. Por su parte, la imagen salta a los 1080p con gran detalle y respetando los peculiares colores de la serie, si bien el grano y los defectos propios de la edad no se han conseguido subsanar.

Como comentábamos, el apartado de material añadido es espectacular. Además de incluir la película Fuego camina conmigo y todas las introducciones de la mujer del tronco, entre sus varios discos, y un último CD sólo de extras, pueden encontrarse los siguientes bonus:

  • Dos versiones del capítulo piloto
  • Varios previously
  • Galerías de fotos
  • Promos
  • Notas de producción
  • Galerías de imágenes
  • Escenas eliminadas y/o alternativas (algunas de ellas, totalmente nuevas, tanto de la serie como de la película posterior)
  • Tomas falsas (inexistentes en las ediciones en DVD de la serie)
  • Varios featurettes: Regreso a Twin Peaks, Guía de localizaciones, Los archivos de Glastonbury , Diecisiete trozos de tarta: Rodando en el Mar T (alias RR) Diner, Aprendiendo a hablar en la habitación roja, Presentando a David Lynch, Cortinillas de Lucy, 1-900 Hotline, Secretos de otro lugar: Creando Twin , Northwest Passage: Creando el piloto, Los inicios: Creando la primera temporada, Entrada la noche: Creando la segunda temporada, Desde el corazón: Creando la música
  • Y otros cuatro clips que representan respecto a ediciones anteriores: Un trozo de Lynch, Entre dos mundos,A través del tiempo: Recuerdos de Fuego camina conmigo y Creando la atmósfera
  • Entrevistas con varios responsables de la serie, tanto del reparto como del equipo técnico
  • Reflexiones sobre el fenómeno de Twin Peaks
  • Trailers

En definitiva, y pese a alguna que otra sombra inesperada, una edición absolutamente imprescindible.

 

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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