La casa de los horrores
  • Plataformas online
  • Series
  • Cartelera
  • Festivales
  • Blog
  • Podcast
  • Crítica de Judy
  • Buscar
  • Menú

Crítica de Upstream Color

12 octubre, 2013/2 Comentarios/en Críticas /por Xavi Roldan
upstream color

Está al alcance de pocos lograr ese cine que se explica a sí mismo y se valida automáticamente sin necesidad de justificaciones ulteriores. Ese cine que puede aparentar, en sus objetivos narrativos, voluntariamente embotado y sin embargo no parece deber nada a nadie porque, con un poco de suerte, nadie tampoco le pedirá explicaciones. Esto es, resulta condenadamente difícil hacer una película que cuente mucho diciendo poco, o mejor, que se entienda sólo a sí misma y sin embargo pueda ser disfrutada igual por quien quiera entregarse a ella. Ese cine hermético, enigmático, críptico y, sin embargo, magnético. Nadie pretendió nunca descifrar Inland Empire y a pesar de ello, le pese a quien le pese, es una cumbre del cine contemporáneo. Y en un nivel menos simbólico, el noventa por ciento del público abandonó la esperanza de entender todos los vericuetos argumentales de Primer y ahí está la película: intachable e impecable nuevo clásico de la ciencia ficción de bolsillo.

Nueve años después de aquel magistral y abrasivo debut, vuelve su ideólogo, Shane Carruth, y las cosas en cierto modo parecen estar como antes. Por el motivo que sea, con un único título a sus espaldas, todo el mundo tiene que tener asumido ya que esta nueva película se presentará tan impenetrable e indescifrable como aquella, si no más. Que obedecerá a las inquietudes genéricas del creador (seguimos algo así como en los terrenos de la ciencia ficción). Y que deberá ganarse a su público con un nuevo tratado de narrativa esquiva, aunque aquí se presente mucho más etérea, más abierta a sugerencias y más volátil en conclusiones literales. Porque intentar decodificarla es, como decimos, una tarea fútil: de ella sólo podemos decir con certeza que va de una joven a quien un extraño sociópata somete a un proceso para eliminar temporalmente su voluntad. Y que una vez destruida su vida se topará con otro joven aparentemente víctima del mismo tipo, con quien establecerá una relación.

Lo demás son elementos que van apareciendo milimétricamente -de caos nada, amigos- y que van estrechando círculos alegóricos entorno a la trama vertebral mediante elementos aparentemente desligados entre si: un misterioso técnico de sonido, una granja de cerdos, el Walden de Henry David Thoreau, flores determinadas de colores muy concretos. Capas de (aparente) significación que van sumándose a un discurso complejo, cada vez más enigmático y misterioso que no se explica a sí mismo sino que se muestra sutilmente mediante la sugerencia más que la narración, mediante la sensación más que la claridad expositiva. Mediante diálogos que se repiten o cuelgan incompletos, o mediante frases parcas que deben fijar estados de ánimo. Upstream Color, en palabras rimbombantes, no es prosa, es poesía. Es ciencia ficción metafísica y drama existencialista como debería ser ambas cosas en el siglo XXI y en la cinematografía indie que ha superado con creces el síndrome Sundance.

upstream color

Porque esto tiene la cantidad de locura suficiente para trascender todo el resto de compañeras de promoción -pongamos como ejemplo aquella muy mediana Sound of My Voice con la que comparte algunos temas troncales- en tanto que Carruth es un tipo totalmente despreocupado por parecerse a nadie. Un cineasta cuya opción gustará más o menos, pero a quien no se le puede negar una personalidad que, si bien aún está a medio determinar, se intuye única, sólida y, para los que compramos su propuesta, adulta y genial. Sus planteamientos formales conectan con los nuevos artistas digitales -a ratos la película parece más una videoinstalación que una ficción convencional- y en su aturdidora precisión logra planos y encuadres que son impolutas maravillas compositivas y cromáticas. En cierto modo, en Upstream Color Carruth sublima al Gus Van Sant más arty y al Terrence Malick más planeador, pero al final es su poderosa capacidad por la ebullición emotiva lo que termina haciendo de la propuesta del realizador algo intransferible -al fin y al cabo esta es la manera más nerdie de presentar un romance por parte de un tipo que parecería vengarse de su propia sequía sexual adolescente a golpe de inteligencia artística-.

Y es que si hay algún proyecto actual que resulte de un trabajo profundo de exposición personal, ese es el que nos ocupa. Shane Carruth dirige, pero también actúa, se encarga de la fotografía y compone la banda sonora logrando una compenetración única de todos los elementos, que operan hacia una misma dirección: la fotografía retrata de manera viva y orgánica ambientes asépticos, procedimientos quirúrgicos en planos extrañamente simétricos o chocantemente descompensados. La música planea en una extraña sinfonía electrónica que hiela los huesos pero activa los órganos. Las interpretaciones dejan todo el espacio necesario a la magia y a la sugerencia, especialmente la de una Amy Seimetz soberbia que se dispara desde aquí como nuevo talento.

Sí, Upstream Color sigue siendo hermética, pero de un modo distinto a como lo era Primer. Si aquella era insondable en los recodos de una historia basada en la paradoja y en los peligros del viaje temporal, esta expulsa a quien pretenda, simplemente, extraer conclusiones claras a partir de mensajes diáfanos. No, esto se mueve a partir de sus propias reglas, no de las nuestras, y se dirige a aquellos que sean capaces de aprehender el caos confiando en un plan superior que no necesitan conocer. A los que no necesiten entender para sentir y a los que prefieran sentir antes que radiografiar. A aquellos que puedan asumir que la vida a veces es embriagadora, subyugante sin que uno se dé cuenta hasta demasiado tarde, radicalmente insondable. En fin, a los que acepten que precisamente todo eso puede ser una película. Y sí, así es Upstream Color.

8’5/10

Sending
User Review
0 (0 votes)
Etiquetas: Sitges 2013

Acerca de Xavi Roldan

Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar.

Quizás te interese
Crítica de La jungla (The Jungle)
Crítica de Magic Magic
Crítica de The Rambler
Crítica de Mindscape
Crítica de Insidious: Capítulo 2 (Insidious: Chapter 2)
Crítica de 009 Re:Cyborg
Crítica de Blackfish
Crítica de Blind Detective
2 comentarios
  1. Churitza Dice:
    9 noviembre, 2013 en 0:03

    Me ha parecido un preciosista y genial rompecabezas donde cada detalle cuenta y donde el enigma es el principal objetivo del director. Por cierto, gran critica la suya!

  2. Xavi Roldan Dice:
    9 noviembre, 2013 en 18:14

    Y gran comentario! Breve pero sintético y cargado de contenido

    Gracias por él!

    ;)

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja un comentario Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Secciones especiales

Las mejores series geek
Series Geek

 

Cine Gruesome
Cine Gruesome

 

Festivales de cine
Festivales de cine

 

Clásicos del fantaterror español
Fantaterror español

 

Creepy 30's
Creepy 30's

 

Cine de los 80
Cine y Bollycao

Instagram de La casa

Instagram post 2180752637389318087_1510174083 Vamos a echar la mirada atrás. Y es que poco a poco vamos recuperando entradas que no son solamente críticas de cine de estreno. Hace algún tiempo, nuestro compañero @bracero666 se curró un análisis maravilloso de Paris, Texas. Si queréis saber todo detalle sobre la sensacional película de Wim Wenders, tan sólo debéis entrar en casahorrores.com/paris-texas. ¡Os dejamos el link en la bio!
Instagram post 2177601647928622670_1510174083 Hace la friolera de 20 años, se estrenaba la que quizá sea la última gran revolución que el cine ha visto. Una película que marcó un punto de inflexión en la historia del séptimo arte y en cómo se hacen las películas: Matrix. Aunque cuando salió, no fueron pocos los que le vieron cierto parecido con Dark City, de Alex Proyas. Y tenían razón: los hermanos Wachowski reutilizaron sus decorados en diversas escenas, y sin ir más lejos, la escapada de Trinity de los agentes tiene lugar en el mismo set que aquella. Fue un buen reciclaje, desde luego.
Instagram post 2176422333728129440_1510174083 El pasado finde se estrenó, al fin, Estafadoras de Wall Street. Una película que de entrada pinta a copia barata de Striptease, pero que en verdad es un acertado retrato de la sociedad heteropatriarcal cargado de mordiente, y más cercano a Erin Brokovich que a la citada película con Demi Moore. Y sobre todo, supone un vehículo para lucimiento de Jennifer López, que regresa a la gran pantalla por la puerta grande y llamando con fuerza a los Oscars. Tenéis la crítica en casahorrores.com desde hace tiempo. Os la recordamos con un link en la bio!
Síguenos
This error message is only visible to WordPress admins

Error: API requests are being delayed for this account. New posts will not be retrieved.

There may be an issue with the Instagram access token that you are using. Your server might also be unable to connect to Instagram at this time.

Sobre nosotros


Críticas por categorías

Críticas de acción
Críticas de animación
Críticas de ciencia ficción
Críticas de documentales
Críticas de series
Críticas de superhéroes

DMCA.com Protection Status

Paperblog
Desplazarse hacia arriba