Crítica de En el valle de Elah

Tres años después de estrenar con tantísimo éxito la oscarizada «Crash» (se llevó el galardón a mejor película, sorprendiendo a propios y extraños), Paul Haggis vuelve a ponerse tras las cámaras para dirigir un atípico drama sobre las consecuencias de la guerra.Tras la repatriación de un pelotón que había estado batallando Iraq, Hank Deerfield (Tommy Lee Jones) comienza a preocuparse al no recibir ninguna noticia de su hijo Mike, quien debería estar entre los soldados.
En vista de la escasa ayuda que le ofrecen las diversas organizaciones públicas, decide comenzar la investigación sobre su misteriosa desaparición por su cuenta, contando únicamente con la ayuda de la detective Sanders (Charlize Theron). Lo que poco a poco irá descubriendo Hank le hará plantearse incluso su propia carrera militar…

Partiendo de un acontecimiento tan actual como anticuado (y es que ya casi nadie habla de la guerra de Iraq, por muchas películas que se estrenen), la gran baza con la que cuenta «En el Valle de Elah» es precisamente su habilidad para esquivar el tema del conflicto en sí. Lo que Haggis propone es más bien una historia pequeña, sobre lo que una guerra (cualquiera de ellas) causa en el individuo, ya sea el propio soldado o los que le rodean. De este modo, la película se transforma en un mensaje mundial y atemporal, que busca como receptor a todo tipo de persona, al plantear la historia desde el punto de vista de un ciudadano, de un padre cualquiera que simplemente se preocupa por su hijo desaparecido, como (salvando las distancias) podría ocurrirle a cualquiera.
Evidentemente, ayuda de sobremanera a la credibilidad del relato la soberbia actuación de Tommy Lee Jones y Charlize Theron, así como de Susan Sarandon, que interpreta el papel de mujer de Hank. Todos ellos crean personajes compungidos, apesadumbrados, condenados a vivir una historia que les ha sido impuesta y se han visto obligados a aceptar. Y es que a fín de cuentas, «En el Valle de Elah» no es más que una película sobre personajes, en la que conforme pasa el tiempo vamos descubriendo una pieza más del puzzle de cada uno de ellos.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y muchos son los errores que empañan la película.
Para empezar, la exquisita labor de Lee Jones se ve en gran parte manchada por su personaje en sí: Hank es un auténtico héroe, un hacha capaz de dejar en entredicho la labor de todo un escuadrón de policía. Él solo es capaz de descubrir pistas imposibles, deducir sucesos, y contradecir a los detectives profesionales, con una superioridad que en más de una ocasión resulta no solo completamente increíble si no además molesta.
Peor aún, en ningún momento la película consigue afectar emocionalmente al espectador, que si bien es cierto que se puede sentir incómodo y plantearse una serie de dudas conforme avanza, nunca llega a emocionarse de verdad. Tal vez este problema venga causado por el empeño de Haggis en criticar absolutamente todo lo que aparezca en pantalla. Si «Juno» es una película hecha para gustar a todo el mundo, esta lo es aún más, aunque por motivos radicalmente opuestos. Todo soldado que aparece en pantalla es una auténtica máquina de sexo, drogas, y mentiras. Pero tampoco hay un solo policía que no resulte un auténtico animal machista y déspota, y ni el mismo Hank es un angelito (por mucho que se puedan llegar a entender sus actos en determinadas ocasiones, inevitablemente provocan sobre el espectador una sensación de rechazo). Así pues, todo el que odie alguna institución pública o persona en general y acuda a ver «En el Valle de Elah» obtendrá su trozo de pastel, aunque ello suponga no simpatizar con ninguno de los personajes que aparecen en pantalla.

Si este no es el motivo de la desconexión entre público y película, tal vez haya que buscarlo en la excesiva lentitud con la que suceden los acontecimientos, teniendo bajadas de ritmo constantes en las que parece que no suceda nada, y repitiendo situaciones una y otra vez hasta la extenuación (los videos del hijo en el PC de Hank acaban resultando de lo más aburridos). Es cierto que se agradece la frialdad con la que Haggis rueda la película, evitando caer en el típico thriller de descubrir el cotarro en el último cuarto de hora mediante giros imposibles, pero aún así dos horas de metraje resultan excesivas para la historia que se nos cuenta.

Así pues, qué duda cabe, nos encontramos ante un film necesario que plantea una serie de conceptos de difícil digestión. Sin embargo, el guión se antoja un tanto irregular y frío, y se acaba alargando en demasía. Esto, el irritante sabelotodismo del protagonista, y em epeño de Haggis en no dejar títere con cabeza, sea del bando que sea, acaban convirtiendo «En el Valle de Elah» en una película correcta, sin más.
6/10

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Escribo ya tarde, a toro pasado, como quien dice, pues la película ya tiene dos años.

    Más que disfrutado, individualmente he saboreado diferentes sensaciones, son estas:

    1.- Sí, es cierto, la película está rodada con gran frialdad. El ambiente militar-profesional que rodea la película, es ése mismo en la realidad. No quiero que se me interprete mal, ni criticar a colectivo alguno, pero ése es el tipo de vida y entorno que en muchos casos se vive.
    2.- Me permito hablar como ex-miembro de las FFAA, clase de tropa: sí: sexo, putas, drogas, violencia, bebida, y otras barbaridades que mejor olvidar se pueden perfectamente encontrar en ése tipo de vida.

    He revivido un sabor muy "especial" sobre un tipo de vida, que es una realidad.

  2. Buenas!
    Por supuesto, tú mejor que nadie sabrás qué y cómo se vive "ahí dentro", pero qué quieres que te diga, yo me niego a pensar que siempre y sólo sean así las cosas. Evidentemente que hay frialdad y respeto (nada más faltaría) y evidentemente que hay "borrones". Pasa en las mejores familias. Pero me niego a pensar que no haya también una fuerte vertiente de humanidad que le dé algo de sentido a la condición humana. Por poco que sea… no?
    Es lo mismo que me pasa con, por ejemplo, "Biutiful" y su retrato de Barcelona. Claro que hay problemas de drogas, putas, traficantes e inmigrantes ilegales, pero también existe otra realidad bien distinta, que por poco que interese a los fines de la película, es lo suficientemente importante como para deber ser retratada en algún momento. De lo contrario, el discurso se banaliza, la cosa se hace maniquea y todo pierde realismos y/o apego por parte del espectador. Es lo que me pasó con esta película, y de hecho, ahora que la veo, esa nota me parece sumamente excesiva, jejeje!
    Un saludo y muchas gracias por participar. Esperamos verte más por aquí!

  3. Hola, Cap. Spaulding, no me habré expresado bien:

    No quiero decir que "siempre y sólo así" sean las cosas en ése entorno… ni muchísimo menos (subrayo esto último)!!

    Mi intención era deciros, que, efectivamente, quien sea: el guionista, o el director, sabe cual es el entorno perfectamente, y retrata bien algunas muestras de "pobreza humana", no sé cómo decirlo bien… la sordidez (interior), un vacío concreto, lo han reflejado muy bien… para mí, claro…

    Y la "frialdad" a la que me refiero es la que me transmite el nivel de interacción que presentan las personas, ése distanciamiento tan acentuado (para mi), pero en esa convivencia forzada de ésa profesión…

    Repito / insisto: teniendo claro que NO es la tónica general ni muchísimo menos, han reflejado muy bien determinados "entornos de relación".

    salud.

  4. claro, y de ahí mi queja: con esta clase de pelis, parece que sea siempre todo así. Las suelo encontrar demasiado exageradas, hasta el punto de desvirtuar esas virtudes (valga la redundancia) que apuntas con atino.
    Eso sí, no hay que confundir distanciamiento con apatía, que es lo que a mí me provocó. Imagino que con esta película influye mucho el background de cada espectador… yo como no he vivido nada de temática militar, no me siento identificado, y como la película (creo, ojo!) no se esfuerza por buscar empatía con quien es ajeno al tema, se queda en algo muy templadete. Por cierto, la última vez te dije que "esperamos verte más por aquí" y me reafirmo, pero leche, que no sea tan de uvas a peras!! ;)

    Saludos y gracias por seguir aportando!

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