Crítica de Vampire Academy
La fiebre de los vampiros con colmillos tímidos y resistentes a la luz del sol ataca de nuevo, y aunque en esta ocasión no brillan como Robert Pattinson, sí van a clase, se enamoran, y tienen las hormonas alborotadas (bueno eso Pattinson en Crepúsculo no). En fin, que la culpa de todo la tiene Mark Waters (Chicas malas, Ponte en mi lugar) por haber adaptado el best-seller adolescente de Vampire Academy, que relata la historia de Rose, una Dhampir (mitad vampiro, mitad humano) que debe proteger a su amiga Lissa, una Moroi (vampiros que viven tranquilamente entre nosotros), de los malvados Strigoi que intentan acabar con la paz reinante. Sí, todo suena muy igual y lioso, por ello una voz en off te explica esto durante los 20 primeros minutos de la cinta. Y si a eso se le suma que todo tiene lugar en una academia de vampiros que parece un copia y pega de Hogwarts pero en versión barata, mal empezamos. Cuidado, cuando decimos best-seller adolescente, que a nadie se le pasen por la cabeza títulos como Los juegos del hambre y Divergente, porque Vampire Academy se aprovecha de la sombra de Harry Potter y Crepúsculo, pero se acaba pareciendo más a un revoltillo de Chicas malas e Híncame el diente, con ese tufo de auto-parodia que desprende de sus efectos especiales de chiste y diálogos dignos de Física o Química. No nos equivoquemos, la cinta que nos ocupa tiene todo lo que suele funcionar normalmente en taquilla: acción, romance, vampiros y demás, pero eso no es suficiente si se descuidan las formas; su guion es tan pueril como algunas de las actuaciones del elenco que la protagonizan, del que lo más destacable es una Olga Kurylenko con una sobreactuación digna de Premio Razzie.
Puede que la única que logre salvarse sea su protagonista, Rose (Zoey Deutch), que logra sacar alguna sonrisa al espectador a lo largo de los eternos 100 minutos de metraje, minutos que se hacen peor llevaderos a causa de un montaje ridículo, el abuso de voz en off para narrar cosas bastante obvias, y unas escenas de acción tan mal rodadas que más de uno querrá clavarse una estaca en los ojos. Desde luego hay pocas cosas que logren salvar a esta mezcla esperpéntica de géneros en el intento de llevar a los más jóvenes a las salas. Al igual que ocurrió en su día con la adaptación de Cazadores de sombras, Vampire Academy se limita a intentar satisfacer a adolescentes con las hormonas por las nubes (o lo intenta con topicazos como el romance entre la protagonista y uno de sus profesores), y no se molesta en esconder su verdadero propósito; convertirse en una saga más, de esas que queman la taquilla y tienen que tener su última entrega dividida en dos partes. Aunque la cinta tiene un humor muy poco atinado (no se sabe muy bien si intenta hacer gracia, o si hace gracia por su ridiculez argumental) se tira piedras sobre su propio tejado haciendo chistes a costa de Crepúsculo, y de esto tiene la culpa su guionista Daniel Waters (hermano de Mark Waters), a quien alguien debería haberle avisado de que no se muerde la mano que te da de comer; y es que si bien el discurso que seguía Crepúsculo era cuanto menos ultra-conservador, se aprovechaba descaradamente de los actores masculinos para que se quitaran la camiseta en cuanto corriera un poco de aire por así decirlo, Vampire Academy tampoco se queda corta recurriendo a otro tipo de escenas gratuitas en las que parece que haya más tensión sexual (con gemidos incluidos) entre las dos amigas protagonistas, que entre su protagonista y el supuesto chico-de-la-película. Todo esto, claro está, sin arriesgarse lo más mínimo en subir un poco de tono las escenas más apasionadas (si así se pueden definir) o enseñar siquiera una gota de sangre, por el hecho de que son vampiros y demás, por si a alguien se le olvida mientras ve la película.
Por desgracia para Mark Waters, y por suerte para los espectadores que tengan un mínimo de exigencia a la hora de entrar a una sala de cine, los penosos resultados en la taquilla americana y la cancelación de su estreno en algunos países como Brasil, van a poner muy difícil que el proyecto de la secuela de Vampire Academy salga a la luz. Si con los carteles cualquiera puede pensar que va a ver otra Chicas malas a propósito de vampiros, con lo poco que logra aportar la cinta, su popurrí de géneros, y clichés continuos, casi se preferiría que así hubiese sido.
2/10
Por un momento he flipado muchísimo pensando que Carlos o Xavi habían visto esto.
Es una mamarrachada mala, mala… pero me lo pasé bien. Es tan ridícula e imposible que hasta me gustó.
En cuanto a la secuela… se oyen rumores de crowfunding. POR FAVOR.
SavemeBarry es guilty, pero que muy guilty pleasure, como he puesto la peli hace gracia de lo ridícula que es, y la prota es de lo más salá jajajajaja y ojo, que yo los libros no me los he leído, pero se dice por ahí que es una "buena" adaptación.
iros a un hoteeeeel
Bueno acabo de leer los libros (TODOS) y me parece interesante tanto el drama como la trama de la historia… nose es algo que te llega a conectar con algunos sentimientos internos…. y ciertamente hay diferencias entre el libro y la película….por la película leí los libros…. y SON SUPER GENIALES…!!! ♥♥♥♥♥
Jejeje, bueno, pues apuntado queda! al final, uno de los objetivos de una adaptación cinematográfica debería ser despertar la curiosidad del espectador por los libros, así que ésta lo consiguió :)7
¡Saludos!