Crítica de Vaya par de polis

Una cosa sí hay que reconocer a Kevin Smith, dudoso honor: ya abandonada cualquier posible ínfula de «enfant terrible de Hollywood», o de «salvador del indie americano», o de lo que fuera, finalmente el hombre ha logrado aceptar sus limitaciones. Se ha adaptado a su propia incapacidad para hacer un producto tan aparentemente rompedor como en su momento fue la seminal «Clerks» y se ha rendido a la evidencia: él es un fiera en referencias a la cultura popular, destaca como autor en algún que otro campo creativo, pero definitivamente lo suyo es el cine más bien ligero.
Hay quien defiende a capa y espada láser «Mallrats» o «Persiguiendo a Amy» (probablemente influidos aún por unas expectativas que quedaron muy altas tras la ópera prima del director). No es mi caso. Pero en lo que estamos casi todos de acuerdo es que Smith lleva ya varios bodrietes seguidos. Pero como decía, él parece haberse dado cuenta.
Con lo cuál ha decidido dejarse de tonterías indiesentimentales e ir directamente a lo que le importa: es muy divertido referenciar nuestros intocables pop, especialmente teniendo en cuenta que la gran mayoría provienen de los años 80, así que dejémonos de paridas, semi-dianas (vale, «¿Hacemos una porno?» tampoco era de crucifixión) y hagamos un homenaje (pelado; nada nuevo a añadir) de cien minutos a alguno de esos (in)nobles referentes. Y ese día, por lo que fuera, tocaban las buddy movies.
En «Vaya par de polis» los dos buddies son Bruce Willis y Tracy Jordan, extrañísima pareja de insospechada química que parecen conocerse el género al dedillo. Especialmente el primero, especialista ya en meterse en fregados acompañándose del primer incauto que se le ha asignado para la inminente lluvia de guarrazos, explosiones, puñetazos y destrucciones.
El caso es que se trata de dos policías que van tras un cromo de béisbol de incalculable valor (puro macguffin) y terminan envueltos en una trama de narcotraficantes con chicana atractiva incluida. Algo así como «Dos policías rebeldes», pero pasado por el tamiz de «Superdetective en Hollywood». Que de eso es de lo que hablaba. «Vaya par de polis» rememora con nostalgia y muchísimo conocimiento de causa las aventuras de los Axel Foley de los ochenta, sinte barato en la banda sonora, chiste fácil como bandera, pareja de arquetipos como conductor de la gracia.
No se trata de defender algo indefendible, ojo: «Vaya par de polis» es un ñordo de grandes dimensiones. Pero sí es cierto que no pretende nada más que divertir abrazando el tópico. No, no divierte mucho, pero la parte del tópico sí la cumple: los diálogos son de plástico, las situaciones previsibles y los personajes de un manual con páginas ya amarillentas: Tracy Morgan es el poli gracioso negro. Willis el blanco, duro y sarcástico. El primero hace de Tracy Jordan haciendo de Tracy Morgan haciendo de Tracy Jordan, y el segundo sintetiza (otra vez) sus John McClanes y sus Jimmy Tudeskis («Falsas apariencias») en una pirueta autoirónica que, de puro desgaste, ha perdido ya la ironía y la pirueta.
Y ya está. La desvergonzada cinefagia (y cineregurgitación) de Kevin Smith reivindica los géneros más populares y sospecho que hasta reivindica el mal cine. La motivación me resulta un misterio, pero parece que el hombre haya renunciado a cualquier oportunidad de «buen cine» teniendo como consigna hacer un producto lo más petardo posible.  Como si hubiera rodado rechazando voluntariamente en todo momento cualquier valor añadido al pestiñaco que nos está colando. Por eso no se le puede reprochar que se ciña a las convenciones sólo para parodiar, nunca para transgredir. Lo malo es que el primer requisito de la parodia cómica es precisamente ese, que resulte graciosa. Y el humor chusco de «Vaya par de polis» no es divertido ni de lejos, conformándose sólo en guiñar el ojo al sector más nostálgico de la platea (la esperada referencia a «Jungla de cristal» no tarda: el personaje de Willis dice no tener ni idea de «qué coño es eso»).
Al final, «Vaya par de polis» termina reducida a un simple catálogo de chascarrillos de la cultura pop (referencias a cómics a porrillo y a multitud de películas-derribo, especialmente de los 80) y la filosofía Youtube (¿os acordáis del «All your base are belong to us»? pues él sí), perfilándose Kevin Smith como un alumno más bien torpe en la escuela del profesor Tarantino: aquí tampoco faltan los largos diálogos de carácter iconoclasta (o así) en el interior de coches, ni la profusión de tacos e improperios sin ton ni son.
Tras «Clerks» la carrera de Kevin Smith ha tenido sus menos y sus mucho menos. Esta «Vaya par de polis» forma parte de la segunda categoría. Es un horror bastante tremebundo, con una vertiente cómica necesitada de viagra, unas ratoniles dosis de acción y un argumento de los de «me importa aproximadamente un pimiento». Y encima sale Seann William Scott.
Pero, pero, su absoluta falta de pretensiones y su vocación de pasatiempo subnormal pueden terminar (qué cosas) proporcionando un rato más o menos simpático.
Misterio.

4/10

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Yo soy de los que defiende Mallrats, aunque me pareció más divertida Dogma.
    Chasing Amy teniendo en cuenta la poca imaginación que tienen los guinistas de comedia romántica, me parece de lo mejor de este género que se ha hecho, el tema es juzgarla en su contexto, esto es, el de las comedias románticas.
    Yo creo que este hombre ya se ha cansado de comerse la cabeza con el cine y prefiere centrarse en el tema de los guiones, los comics y series animadas que parece ser que es lo que realmente le gusta.

  2. jajaja, puede ser, que por fin se haya sentido valorado en otras cosas, y ahora se dedica a ella.
    De todos modos, ayer vi esta película, y vale, sí, es mala, y el trabajo de Kevin Smith (que no escribe el guión) bastante peor… pero me reí a gusto en más de una ocasión!

  3. entretenimiento puro y duro, si buscas mas te estrellas, si buscas menos estas loco… pero yo la e visto en el curro y se me han pasao los 100 minutos volaos y sin tener que usar el cerebro ni un minuto, por lo tanto, la veo necesaria y ojala saquen una peli asi cada dia hasta mi jubilación. Lo que no entiendo es como un cinefilo culturogafaspasta del monton se asoma a ver esto, que esperaba?

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