Crítica de El viaje del director de Recursos Humanos

El director hebreo Eran Riklis no se olvida jamás de la tensión social que se palpa en Israel, país de residencia que hace unos años ya asistió a la buena acogida internacional de «Los limoneros», anterior trabajo del cineasta que en 2008 se alzó con el premio del público en el Festival de Berlín. Si en aquella dichos árboles se convertían en principal quebradero de cabeza de una viuda palestina y el ministro de defensa israelí, en su siguiente película, ésta, un atentado terrorista sirve como punto de partida para hilar una road movie que navega entre el drama y la comedia, la moraleja y arenga socio-emocional. Cuando un terrorista se inmola provocando la muerte de una extranjera cuyo cuerpo nadie reclama, la panadería en que trabajaba es acusada de inhumanidad por la indiferencia con que maneja la situación, por lo que su director de Recursos Humanos se ve obligado a emprender un viaje a Rumanía con tal de devolver el cuerpo a su país natal. Viaje que comparte con el reportero que más ha insistido sobre el tema, con el rebelde hijo de la fallecida y con un par de rumanos, y que por supuesto les hará crecer como personas, tanto a él como a sus acompañante. Algo así como un «Pequeña Miss Sunshine» en plan Oriente Medio/Europa del este.
De hecho, salvando las distancias, el grueso de ambas cintas es similar, y eso le pasa factura a la que ahora nos ocupa. Arranca estupendamente, con una inesperada pero siempre bienvenida acidez que baña los minutos iniciales en que se nos presenta la nada agraciada vida del protagonista. Separado, con un trabajo lejos de ser de ensueño y rodeado por un clima social denso, el personaje interpretado de Mark Ivanir (excelente interpretación la suya) se muestra envuelto en un halo de implícita pero apremiante necesidad de cambio, de oxígeno, máxime cuando llega a tocar hondo ante las repentinas acusaciones hacia la empresa en general y su persona en particular. De golpe y porrazo todo se le desmorona, y Riklis lo muestra casi como regodeándose, con socarrón humor subterráneo. Un descenso en picado casi esperpéntico, del que lamentablemente, después toca levantarse.
Y es en ese ejercicio de reconstrucción cimentado a base de buenas intenciones, mejores emociones y calidad humana inapelable, y coincidente con el arranque del viaje en furgoneta (cadáver a cuestas), que la cinta empieza a flaquear. Siguen habiendo escapadas acertadas, desvíos hacia lo negro y puntos sazonados con pimienta, pero la moralina exhalada desde ahí en adelante acaba haciéndose indigesta, y muy especialmente la que proviene de la relación entre el niño y el protagonista. La más que previsible evolución de cada uno de sus personajes va mermando paulatinamente el interés de propios y extraños, y eso casi condena a una producción de cadencia ya de por sí tirando a relajada.
Una situación extravagante, un medio de transporte inesperado y un giro final que retoma las encontradas (por punzantes y aliviadoras a la vez) sensaciones perdidas en pleno trayecto escurren el bulto, por lo que a fin de cuentas no es disparatado definir «El viaje del director de Recursos Humanos» como una película más que aceptable. De hecho, más de un espectador puede quedar ampliamente satisfecho ante lo que por encima de todo, es una buena producción cinematográfica. Pero el exceso de edulcorante, su innecesaria apariencia de indie made in USA1 (con la ñoñería que eso supone) y su falta de pegada hacen que suene más a desaprovechamiento que a otra cosa, por lo que aparte de un rato distraído, poco más ofrece el trabajo de Riklis. Lástima.
6/10

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1: En referencia a esas películas disfrazadas de cintas independientes pero 100% hollywoodienses (generalmente con grandes productoras a sus espaldas) que acaban haciendo de sus discursos lecciones sobre la vida, el amor y la buena gente en general. Seguro que sabéis a qué clase de cintas me refiero.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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