Crítica de Warrior
Los americanos se reservan un momento de condescendencia/humillación para todos los tipos duros en fases de bajuna: all the best cowboys have daddy issues, dice el dicho. Hasta el más pintiparado puede tener un enganche serio con su padre. Pero con los luchadores bestiajos de venas palpitantes y epidermis tan tensa que transparenta el fibramen muscular, supongo que la cosa se violenta y la cuestión se hace extensiva hasta hermanos: pensad lo que ocurriría con el «¿por qué te pegas? ¿por qué te pegas? ¿por qué te pegas?» de ser protagonizado por sendos camiones oruga humanos. Sí, que la sangre llega al río.
Con el salto temporal de por medio, ese pasado en común que incluye malas hostias, enfermedades y muerte de madre, papá etílico y final separación fraternal, la cosa se agudiza: uno (Joel Edgerton) ha construido una vida a partir de una esposa y dos hijas. El otro se ha ido a Irak y ha vuelto más desquiciado que nunca. Dispuesto a reventar calaveras en un torneo definitivo de lucha: la concentración más salvaje de locos del MMA, nombre de familia para las llamadas Mixed Martial Arts. Lo que es lo mismo, un tudo vale sobre el ring que engloba coreografías marciales, contundencia boxeadora y filosofía del mamporro orientalista donde no falta código samurái (al autocontrol por Beethoven -sic). Una vía de escape económica a la que también se alista el primer hermano, el formal. Todo por la pasta.
Que hay deshaucio en el horizonte. Esto es, noble causa que conduce la historia del hermano bueno por la senda del drama social. Drama familiar si cruzamos su historia con la del padre, el veterano monomaníaco caído en desgracia embotellada. El tercer vértice de un triángulo, o el punto en desequilibrio entre los dos extremos. Así que sí, Warrior tira más hacia los caminos del realismo dentado que hacia las metas del drama pugilístico de sangre en la lona. Aunque no se puede negar que todo esto se adscribe y fomenta lo que podría ser (o podría no, yo qué sé) una nueva juventud para el género más dura será la caída que tan bien le sienta últimamente al actual panorama dramático de grandes gestas humanas marcadas por la tensión expectativa/realidad. Los personajes que pueblan The Wrestler, The Fighter, la estupenda (y ya muy cancelada) serie Lights Out, incluso Acero puro, son antiguas glorias caídas en desgracia que sin embargo pelean por ver su propio renacimiento. ¿Signo de los tiempos? Ni idea, como tampoco tengo muy claro si todo esto se debe a una medular decepción propiciada por la caída de los símbolos en una América post 11-S o si bien todo lo contrario: la fe en el renacimiento del Fénix.
Sea como sea, hay redención en los surcos del cuero que sirve como piel a Warrior. Y hay mugre, a pesar de los vatios rezumando libidinosamente de los focazos de los grandes estadios que acogen la competición. A pesar de salpicar poco, la sangre se coagula internamente, crea moratones bajo los capilares y derrames internos: esto tira más hacia Aronofsky que hacia O. Russell. Más hacia el realismo sucio y el tono semidocumental (slo-mo‘s muy limitadas, cámaras orgánicas, ausencia de efectos sonoros hiperbólicos) de una primera parte a la que seguirá la épica desaforada (ya se sabe, David se zumba a Goliat) de una segunda, puro carrusel de emociones gordas que se intentan colar en tropel por un agujero igual demasiado pequeño. Pero como Warrior sabe acallar su propia tendencia al tópico (de Rocky en adelante, pónganse a contar) con furia y un buen puñado de tachuelas bajo sus correosos guantes, como esto es más de labio partido, brecha en la ceja y nariz rota que de festival de la nandrolona, uno acaba la función satisfecho y con las gónadas en plena euforia paroxística. Es cierto que al final la sobredosis de épica luchadora se confunde con la auténtica emoción fraternal, y ahí ese tema de The National (About Today) tiene bastante parte de culpa; pero qué narices, que le quiten a uno lo bailado cuando ha presenciado un espectáculo tan tenso y bien conducido como este.
Y es que todo esto se ve sin problemas y sin serias rendiciones del intelecto, con contadas bajas en neuronas. Y así es principalmente gracias a la contención de un Gavin O’Connor que no alimenta el alma del espectador con su planificación pero tampoco mete la gamba, y muy especialmente gracias al dibujo y ejecución de sus tres principales protagonistas, bien delimitados y moderadamente atractivos Edgerton-Hardy-Nolte. Su tridimiensionalidad y sus líneas históricas poco explicadas pero lo suficientemente intuidas son el único billete para el éxito de una historia que no trata sino sobre gente que no sabe hacer casi nada; y ahí se incluye el «dirimir los problemas si no es a hostia limpia». Al final, es gracias al interés que despiertan esos tres tiparracos y su particular binomio amorodio que la fórmula de la catarsis funciona correctamente; que llega a buen puerto la confluencia de los destinos, esos que dictaminan que esos dos luchadores de la vida tendrán que decidir con jarabe de nudillo quién emprende el camino de la salvación y quién el de la redención por la autodestrucción.
Y sí, todos los luchadores tienen problemas de padre, de hermano, de familia. También de ego, de rencores, de envidias y de soledades. Pero, oíd, al final todo puede solucionarse con unas palmaditas en el hombro ¿no? Unas simples, demagógicas y melindrosas palmaditas en el hombro en ese momento preciso, justo, justo antes del colapso. ¿Pero quién no ha derramado alguna vez un mar de lágrimas por un gesto tan aparentemente sencillo?
7/10
Bastante de acuerdo con tu critica, me fallo y mucho el final, fue como si todo se calmara antes de la explosion final…las peleas con todo los sopapos que se dan (yo habria sacrificado algo mas la veracidad por un poco mas de espectaculo) falta algo mas de blood. Me atraia en principio el planteamiento de la doble vida y las consecuencias de una en la otra. Para terminar Tom Hardy e un montruo y Joel un cara pan.
A mi esta pelicula me encanto,no como las mariconadas estas de niños adolescentes en Rompiendo las Reglas…y ojo la segunda parte de Rompiendo las Reglas no esta nada mal, pero comparada con esta, estan a años luz…PELICULON..y por lo que tengo entendido a Nick Nolte le han nominado al Oscar
Pues yo soy fan de las mariconadas estas para adolescentes…y encima de la primera. Ea, ya lo he dicho. Rompiendo las Reglas mola y sale Amber Heard pa mas inri.
Pero qué mierdosidades de películas me véis, juventud…
¿"Rompiendo las reglas"?
WTF en toa la jeta pa los dos
jejeje, SavemeBarry si te ha gustado la primera, te recomiendo la segunda.
Y señor blutarsky nose pase con nosotros que somos jovenes y ya aprenderemos,jeje
Nada, nada, yo de joven leía a Platón en griego clásico*, no hay excusa
(*es mentira, pero refuerza mi tesis)
Completamente de acuerdo con la critica. La pelicula es muy buena, la historia no me parecio muy original (la idea de los hermanos enfrentados ya es algo clasico en el cine) pero esta muy bien contada, te mantiene engancahdo hasta el final a pesar de que a veces uno ya sabe como se daran las cosas y los personajes son estupendos, realemnte le tocan a uno el corazon y todo garcias a la brillante interpretacion de Tom Hardy (no puedo esperar a verlo en la piel de Bane en THE DARK NIGHT RISES, veremos si hace la gran Heath Ledger… me refiero en cuanto a su interpretacion como el joker, esepremos que ni Hardy ni ningun ptro actor siga el mismo tragico fin que el. Q.E.P.D.) por un lado y de Joel Edgerton, de quien la verdad no lo conzoco mucho pero no hay que perderle la pista. Nick Nolte tambien esta incrible en su papel de padre ex borracho en busca de redencion, muchas de las escenas en las que aparece me apretaron el alma. Estoy de acuerod con que el final no es lo mejor de la pelicula, demasiado predecible y conformista.
Jeh, pero es que Nick Nolte no estaba interpretando… ;)
JAJAJA pues parece que tenes razon, se veia demasiado convincente en su papel! XD