Crítica de Welcome
Porque este parece ser el principal objetivo de «Welcome», polinominada y gran perdedora en la última entrega de los César de la Academia francesa. Tranquilizar conciencias más o menos izquierdosas (ojo, no hablo de auténticas tendencias políticas), aun a costa de una simplificación de una problemática social mucho más compleja de lo que la película se molesta en transmitir.
La consecuencia de todo esto es que, en cuanto el conflicto dramático ha quedado definido, por obra y gracia de una música afectada y un tono general sombrío sólo va a quedar descubrir si el argumento se decantará hacia la resolución «trágica» o hacia la «muy trágica». [SPOILER] Aun sin demasiados aspavientos melodramáticos, la cosa tira hacia las dos: la novia de Bilal termina casándose con otro y además Bilal muere ahogado en las aguas [fin del SPOILER].
Pero no le neguemos a la película ciertas cualidades. «Welcome» es un producto formal y dramáticamente correcto, competente en su adscripción a una corriente de cine europeo reciente, más concretamente galo (sí, es una peli muy francesa) tocado por una sensibilidad social (léase «La vida soñada de los ángeles»), vertiente «inmigración» (en la línea del «Lejos» de Techiné, solo que más superflua). De poco riesgo, pero bien ejecutado, y con unas interpretaciones convincentes, entre las que destaca la de Vincent Lindon, absolutamente creíble y hasta arrollador en su aparente hastío vital, como Simon.
El problema es que este tipo de películas (y nosotros tampoco nos salvamos de esta tendencia) llena un hueco, el de «cine con contenido revulsivo», que en cambio deberían ocupar propuestas mucho más arriesgadas, inquietas y revolucionarias. Menos boquilla y más acción. Utopía, mucho me temo.
En fin, obviando todos los «peros» y que el hábitat natural de «Welcome» es probablemente los irritantes y algo hipócritas «Festivales de la Diversidad Cultural», la verdad es que estamos ante una película, cuanto menos, agradable.
Y habrá que con eso se conforme.
6/10