Crítica de What Keeps You Alive
Por Carlos Giacomelli
Una película con potencial. Y ya está, creo que es lo único que puede decirse de What Keeps You Alive. Y la verdad es que jode, porque la misma navega entre la añorada Alta tensión, Defensa y Funny Games, más o menos. ¡Ahí es nada! Y es la enésima intentona de Colin Minihan, quien escribe y dirige una vez más, buscando dar en la diana tras varios intentos frustrados (Grave Encounters). Un cineasta joven, con ganas de hacer cosas. Vamos, que jode, y especialmente al constatar que es él mismo el principal enemigo de esta pesadilla campestre que empieza como una escapada romántica para sus dos protagonistas, y tarda poco en convertirse en un survival agónico.
No hay demasiada novedad en su primer acto: todo recorre una senda más o menos conocida, mientras establece con atino las pistas de lo que probablemente nos espera. Presentación de marco, de personajes, de tono en general, bien. Luego, un primer twist inesperado parece avisar de que la propuesta va a poder dejarnos picuetos en el momento en que quiera. Nada más lejos, pero al menos, su condición de entretenimiento de género se lo gana de calle. O debería, ya que entonces a Minihan se le va la cabeza.
La más inesperada, y no en el buen sentido, de las sorpresas, tiene lugar cuando a cada momento climático, el director decide dar un paso al frente e imponer su figura como protagonista absoluto de la función. Se esfuerza tanto por hacer de cada plano una obra de arte, por aprovechar al máximo (ejem) las posibilidades de los zooms, los encuadres, la expresión no verbal y el montaje, en definitiva, que desvía toda atención de lo que realmente importa: pasarlo tan condenadamente mal como quienes están al otro lado de la pantalla. Todo lo demás se mantiene en la senda correcta: What Keeps You Alive trabaja a la perfección los momentos previos, conduce las emociones del espectador por dónde quiere… para sacarlo de repente de la función y abonarlo a una anodina contemplación de los esfuerzos del director por sobresalir. A lo que se suma la música, exagerada donde las haya.
Sólo tenía que dar un paso al margen, dejar que la tensión fluyera con la total naturalidad con que lo estaba haciendo en sus primeros compases, o en los impasses varios. Pero el desconcierto que genera Colin Minihan es tal que, al final, ya ni cae bien quien las pasa canutas. Al contrario, uno empieza a tomarse por el pito del sereno las decisiones que se toman en pos de la supervivencia (no subas esas escaleras, no te muevas, no vayas por ahí…) y entonces, lo que tenía que haber sido un gran ejemplo de survival, que luego podía haber quedado en el habitual, idiota quizá, divertimento, acaba cayendo en rechazo. Curiosamente, Minihan ha titulado a su película lo que te mantiene con vida, pero ha sido incapaz de entender lo que la misma necesitaba para sobrevivir. Y eso que lo tenía todo de cara. Jode.
Por Mario Parra
What keeps you alive, cruda y realista, pero de bellas imágenes y con un toque onírico que le sienta fetén, es la nueva cinta del componente de los Vicious Brothers, Colin Minihan, tras las dos entregas de Grave Encounters, la divertidísima Extraterrestrial y la floja, pese a su estupenda idea inicial, Rastro de sangre.
En esta, dos mujeres que se acaban de casar van a pasar unos días a la casa de campo de la infancia de una de ellas. Lo que se presentaba como un fin de semana alejadas de la ciudad y descansando, se torna en una historia de violencia y caza, con gran tensión y mal rollo. Tampoco quiero desvelar mucho de su argumento, pero ha sido otra sorpresa del certamen, pese a un final alargado en exceso que puso en jaque los nervios de la platea.
El tour de force de las protagonistas y la belleza de las imágenes logran introducirte en esos parajes campestres y convertirte en víctima y/o verdugo, según la ocasión. Una buena sorpresa que sigue cimentando la carrera de Minihan dentro del género.
Trailer de What Keeps You Alive sin censura
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Hay lío. Para parte de La casa, película destrozada por el mismo que le da la vida: un director que se coloca muy por encima de su producto. Para la otra mitad casera, una buena sorpresa de género que debería verse en salas comerciales.